Martes, 7 de la mañana. Ezeiza se convierte en uno de los puntos neurálgicos del día, en el que pasan cosas importantes. El imponente avión que trasladó a la selección argentina hacia Rusia pegaba la vuelta, pero sin los futbolistas, que se desparramaron por el mundo directamente desde Moscú, a excepción de Enzo Pérez. Pero la presencia o no de futbolistas era lo de menos. Lo verdaderamente importante era que a bordo del Airbus A-340 venían Jorge Sampaoli y Claudio Tapia, entre otros. El casildense se retiró por otra puerta, esquivando al común de los mortales, mientras que el presidente de la AFA recibió un apoyo impensado. O no tanto. Menos de diez dirigentes de clubes de primera división (entre ellos Juan José Concina, en representación de Newell's) y un número muchísimo más importante de instituciones del ascenso. Todos rodearon a Tapia, a quien vivaron con un fuerte aplauso. Dicen que una imagen vale más que mil palabras. La de ayer fue fuerte, por cierto. En el momento en que la casa madre del fútbol argentino arde por la temprana eliminación argentina, lo que se buscó fue armar una coraza.
Hubo un largo rato de charla en las entrañas del aeropuerto internacional y algunos minutos más tarde el grupo se redujo considerablemente para continuar con un desayuno íntimo muy cerca de allí, en el predio de la AFA en Ezeiza.
Desde los distintos clubes dejaron en claro que no hubo una convocatoria formal, vía mail o algo por estilo, pero la cadena de llamados telefónicos y mensajes por WhatsApp que había empezado algunos días antes entregaron señales inequívocas de la organización de lo que a todas luces se transformó en un evento más mediático que otra cosa.
Operativo clamor
Por el momento, el apoyo no es ocurrente. A algunos se les cruzó por la cabeza que las especulaciones que comenzaron a dar vuelta tras la eliminación sobre que Tapia debía dar un paso al costado debían morir así, como simples rumores. No obstante, esta especie de operativo clamor que recibió ayer Tapia tuvo un sentido.
La dirigencia de la nueva AFA es relativamente joven y ante el temor de posibles críticas la intención fue mostrarse sólida como grupo. Lo que entienien los dirigentes que estuvieron ayer en Ezeiza, más otros que brindaron su apoyo a través de comunicados (Central fue uno de ellos), es que el fracaso de la selección afecta a Sampaoli, pero más directa que indirectamente salpica a la AFA y a quienes la conforman. Si hoy hay un problema por rescindirle el contrato al Zurdo debido al altísimo costo económico que ello implica es porque hubo claramente un error de parte de la dirigencia en rubricar un vínculo de esas características.
De esa imagen que se instaló rápidamente en todos los portales de noticias y recorrió como reguero de pólvora en las redes sociales seguramente tomó nota Sampaoli, con quien la AFA se tiene que juntar en los próximos días para definir de qué manera se le pondrá fin a su vinculación con el seleccionado argentino. Porque si hay algo que parece claro por estos días en la AFA es que el casildense está prácticamente con un pie afuera, más allá de sus pretensiones de continuar en el cargo. Con la puesta en escena de ayer lo que se hizo fue no sólo bancar al Chiqui Tapia y a quienes lo acompañaron en el Mundial, sino marcarle la cancha a Sampaoli, a quien trataron de hacerle entender que la decisión de eyectarlo del cargo no es sólo del presidente sino de todos y cada uno de los integrantes del comité ejecutivo.
El horario en el que el avión llegó a Ezeiza no fue impedimento para que un nutrido grupo de dirigentes diera el presente a modo de apoyo. Indudablemente las cosas en Rusia no funcionaron y aquellas palabras de Tapia en la conferencia de prensa después del partido contra Croacia respecto a que las desavenencias entre el plantel y el cuerpo técnico eran mentira, quedaron fuera de contexto. Con la llegada de Daniel Angelici (un verdadero peso pesado en la AFA) se pisará el acelerador para echar a Sampaoli o desgastarlo para que sea él quien dé un paso al costado. Por lo pronto, otros directivos, aun con menor peso y escaso poder de decisión, esperaron al mandamás afista, lo rodearon y lo aplaudieron. Teléfono, Zurdo.
