El próximo sábado 14, en el Bankwest Stadium de Sídney, Los Pumas debutan en el Tres Naciones, pero más allá de la algarabía propia que genera esta presentación hay que tener en cuenta de que el seleccionado argentino está por disputar una competencia que será de las más desparejas que se hayan visto. Para colmo les toca medirse en el debut nada menos que con los All Blacks, el único equipo en la historia al cual nunca pudo vencer y al que apenas le sacó un empate. Será el primer partido oficial que jueguen Los Pumas después del Mundial de Japón en 2019, por eso más allá de que lo remarca el historial en los enfrentamientos sería un pecado si se observan los resultados desde un punto de vista “futbolístico”, porque el rugby no es fútbol y porque lo que hay que analizar pasa por otro lado, no por el tanteador. Hay que ver las cosas a futuro.
Hay que tener en cuenta de que Los Pumas llegan con apenas dos amistosos en el lomo y que neocelandeses y australianos lo hacen con cuatro test match disputados entre ellos, los dos primeros de ellos disputados en medio de la pandemia a estadio lleno en suelo kiwi.
Haciendo foco en el rival del próximo sábado, mientras que en casi todo el mundo la pandemia obligó al encierro y a un parate obligado, en Nueva Zelanda el rugby salió a la cancha antes que nadie. Con sus franquicias armó su propio Súper Rugby y mantuvo a sus jugadores de mejor nivel en competencia, mientras la mayoría de los argentinos lo miraban por TV.
Nadie pudo prever lo que pasó, pero para poder estar presentes en Australia para jugar este torneo, Los Pumas tuvieron que pasar por una verdadera odisea, que incluyó viajes, burbujas, aislamientos, concentraciones separadas, utilizando una logística que fue una verdadera obra de ingeniería y lo peor de todo, siempre muy lejos de casa.
Las dificultades fueron muchas, pero estas fueron atemperando el alma de los jugadores que, cuando mayor el desafío muestran mayor entrega, fiel al legado de cuando cualquiera se pone una camiseta con el yaguareté en el pecho.
Los dos partidos de prueba sirvieron para ajustar, para poner a punto a un equipo que hacía más de uno que no jugaba junto algo que no es un dato menor. El sábado ya no será un amistoso, será por los puntos y nada menos que ante Nueva Zelanda.
Después hay que observar que si bien en el plantel hay jugadores experimentados, el plantel de Los Pumas tiene una gran cantidad de jugadores que tendrán su primera experiencia en este, el más alto nivel.
En ese sentido, la experiencia que pueden aportar Matera, Kremer, Alemanno, Sánchez, Juan Imhoff o el propio Jerónimo de la Fuente será vital, porque más allá de lo que pase dentro del perímetro de juego ellos serán un soporte valioso para los inexpertos sobre todo fuera de él.
De acá a fin de año, Los Pumas tendrán cuatro partidos de máxima exigencia, donde la intensidad y la presión no son iguales a cualquier otro partido. Y en ese contexto habrá en cancha jugadores nuevos, como Santiago Chocobares por ejemplo, que habrá que seguir porque ellos son el futuro, los que posiblemente estén en cancha en el Mundial de Francia 2023.
El diagrama de trabajo
Tras gozar de un domingo de descanso, Los Pumas vuelven hoy al ruedo para comenzar la última etapa de preparación para el debut en el Tres Naciones. Según el diagrama de trabajo, hoy tendrán una práctica de intensidad media. Martes y jueves, como es habitual, serán días de alto voltaje y el miércoles el día que tendrán para recargar las pilas. Serán jornadas en las que Ledesma evaluará las mejores opciones y definirá la formación que enfrentará a los hombres de negro. El viernes será el último entrenamiento, el Captain’s Run, que ya tendrá el equipo definido.