Cuando hablamos por separado, cada uno de ustedes se refiere al otro como "un hermano”. Los dos dejaron el campo juntos, ¿qué significó para ustedes?
Hemos jugado juntos mucho tiempo, por ende hemos compartido muchas cosas. Juntos hemos sufrido y hemos tenido muchas alegrías, y la verdad es que eso nos unió de una manera muy especial. Además de ser un compañero dentro de la cancha es un amigo, un hermano de la vida y eso lo seguimos sosteniendo fuera del rugby. Sabía que se estaba terminando mi carrera y lo estaba haciendo en el primer nivel, y encima me estaba despidiendo con mi amigo. Más no podía pedir. (Fradua)
Para mí es realmente muy especial porque Alejo fue siempre un referente. Es apenas dos años más grande que yo, sin embargo cuando subí a primera lo adopté como si fuera mi hermano mayor. Cuando debuté a primera, jugué con él (ya lo había hecho en un Sub 21 de Rosario) y esos cinco primeros años me marcaron mucho, no sólo porque el club consiguió alguno de sus títulos, sino porque sembraron en mí esas raíces por la que tiempo después tomé la decisión de volver. Uno cuando está afuera idealiza un montón, pero cuando a mí me tocó volver en 2014 una de las cosas por las que lo hacía era el Jockey. Y Alejo, es parte del Jockey, como lo es Federico Amelong, el Toro Manavella o Lucas Vignau, con quienes ya había jugado. Poder hoy retirarme en mi club, en mi cancha, con un hermano es increíble. Si lo hubiera querido dibujar no me hubiese salido tan perfecto como salió. (Di Bernardo)
¿Cuáles son los momentos que más recuerdan en el club?
Para otras cosas soy un desastre, pero para el rugby tengo una muy buena memoria. El rugby a mí me marcó mucho y por eso me acuerdo de todo. Los comienzos fueron muy fuertes, en pre pre-mosquitos con la 80, una división muy unida que hoy en día los sigo teniendo muy cerca mío. Las juveniles, con Jorge Trevisán a la cabeza, realmente me marcaron mucho como el inicio en primera. El debut, siempre es especial. Yo lo hice en la gira por Australia en el 2000 y cuando volvimos ya jugué el Litoral y después el Torneo del Interior. Todas esas cosas las tengo grabadas a fuego y si bien estuve diez años afuera fue como que nunca pude desarraigarme de mi club, porque viví cosas muy fuertes, muy lindas, cosas de las que estoy muy orgulloso y que me hicieron crecer no solamente como jugador, sino también como persona. El club me moldeó. Toda esa gente que van pasando, entrenadores, preparadores físicos, padres, creo que todos hicieron lo que soy hoy en día y pude haber conseguido con este deporte tan lindo como lo es el rugby. (Di Bernardo)
Fueron muchas cosas... Es que son muchos años, ¡Veintidós!. Pero un poco como decía Alberto, me marcó la etapa de infantiles y juveniles, con hombres que han dejado en una marca en mi vida, tanto en el rugby como en lo personal, cosas que fueron fundamentales para seguir ligado de la manera tan fuerte como la que estamos en el Jockey. Maestro que nos inculcaron la importancia del club y la vida dentro de él. Querer al club. Tipos como el Negro D’Angelo, Daniel Di Bernardo, el Mono Lotti, Omar Tallo, Ricardo Paganini, el Muppet Minoldo que fueron nuestros maestros. Tuve la suerte de subir a la primera de chico y todos ellos dejaron su impronta, como muchos jugadores de ese momento como Peto Crexell o Darda, por ejemplo, que con sólo mirarte te marcaban hacía donde ir, ese sentido de pertenencia que te identifica a simple vista. De los torneos o años en los que nos fue bien, recuerdo mucho los Torneos del Interior que ganamos o el primera Nacional de Clubes que, obviamente, fue muy importante. (Fradua)
¿Cuál fue la mayor satisfacción que tuvieron en el club? Si tendrían que poner en un cuadro un momento vivido en el club, ¿cuál eligen?
Son muchos, señalar uno sería injusto. Podría ser el Nacional de Clubes de 1997 o los Torneos del Interior, por la importancia que tienen, pero también hay que destacar esos años en los que no se ganó nada, por el hecho de que si bien el equipo no ganaba títulos se fortalecía. Es cierto que no ganaba campeonatos, pero siempre fue protagonista. Fueron momentos muy duros en lo que personalmente me fortaleció más y me dio más ganas de estar cerca del club y buscar algo para salir de esa situación. Todos los momentos fueron importantes. Tampoco quiero dejar de remarcar los torneos que ganamos con la 77, que fue la división con la que jugué en todo juveniles. (Fradua)
Para mí los torneos juveniles conseguido con la 80 quedaron muy marcados. Yo me quedo con el primero y con el último. El Interior del 2000 fue el primero del club, un torneo donde la semifinal ante el Jockey Club Córdoba y la final con Tala la jugamos de visitantes. Los cordobeses tenían dos equipos infernales, pero nosotros también teníamos lo nuestro. Y el último título, en el Regional, también fue muy especial, porque había pasado mucho tiempo y fue muy buscado. Durante muchos años nos tocó ser segundos porque hubo un Duendes que era el mejor del país. Hay que sacarse el sombrero por ellos, pero en realidad siempre fuimos protagonistas. Algunas finales la pelota podría haber picado para nuestro lado, pero no se dio. Hoy el club está en una muy buen posición. No solamente el plantel superior, sino también en infantiles y juveniles. Realmente es un lugar lindo donde el rugby se transpira y se vive de una manera muy especial. Hoy hay un movimiento muy lindo con los Classic, que se sumaron a empujar. Hay muchos ex jugadores que se acercaron y hoy están entrenando, algo que me parece fundamental en un club amateur. Puertas adentro puede haber diferencias, como las hay en todos lados, pero si al final de la conversación uno pone la camiseta del club por sobre todas las cosas el resultado es siempre positivo y eso es lo que tiene que prevalecer. (Di Bernardo)
¿Cuál fue la mayor frustración?
Perder una final te duele y nos ha dolido el alma, pero yo no lo pondría como una frustración. Nos tocó durante diez años un Duendes que era muy poderoso y estábamos jugando ante el mejor equipo del país. Hemos perdido y le hemos ganado, pero hoy mirando para atrás ese punto no lo veo como una frustración. Una frustración puede ser una lesión. (Fradua)
Yo tengo una frustración: siempre soñé con ganar el Nacional de Clubes. En el 2002 me fracturé en la final del Torneo del Interior y no pude jugar el Nacional de ese año. Como siempre digo el equipo está por encima de las individualidades y el equipo respondió como tenía que hacerlo y llegó a la final, pero la terminamos perdiendo con Alumni en los últimos minutos por un fallo mentiroso. Si hay algo que me dejó un sabor amargo puede haber sido ese Nacional, ya que estaba dentro de nuestras posibilidades. Después no tengo nada para reprocharme. Al revés, se me vienen agradecimientos todo el tiempo. (Di Bernardo)
Alberto, ¿por qué dejaste a mitad de año y no aguantaste hasta el final de la temporada?
Este fue un año particular. No iba a arrancar, pero la llegada de Nicolás Vergallo me dio un empuje muy fuerte y me quería dar el gusto de jugar con él en el club. Mi retiro fue algo muy natural. Venía jugando en reserva y me rompo la mano en la semifinal. Me recupero de eso y después me desgarro antes de la final. Empezaron a pasarme cosas que antes no me habían pasado que las tomé como avisos que me estaban diciendo “retirate” y me estaban indicando la puerta. Fue algo que se dio. Recuerdo que la decisión la tomé el jueves antes de que den el plantel para la final del Regional ante Old Resian. No sabía si iba a estar en la lista de los convocados pero cuando entré al club sabía que ese sábado, entre o no a la cancha, iba a ser mi último partido. Y así fue. La realidad es que también a mi lado venían chicos, como el Poroto (Albertengo) o el Colorodo (Dogliani), pidiendo pista. Siempre dije que uno puede aportar siempre y cuando no moleste. Yo no te voy a decir que molestaba, pero sentía que podía dar una mano y ayudarlos desde otro lado y hacer crecer sus figuras. Me parece que fue una buena elección. También te tengo que decir que pensé que iba a ser más difícil vivirlo de afuera, pero lo viví muy feliz a través de los chicos y de los demás compañeros. Eso fortaleció mucho la decisión que había tomado. (Di Bernardo)
Colgaron los botines, pero esto no se termina. ¿Cómo sigue la historia?
Es difícil que para nosotros dos el rugby se termine. Terminó una etapa dentro de la cancha. Ahora seguramente descansaremos un poco, pero vamos a aportar en lo que el club necesite. En mi caso, le voy a dar un poco más de prioridad a mi familia y al trabajo, pero no me voy a alejar del club. Jockey es mi casa y la idea es darle algo al club. Ahora Alberto me está empujando para ver si entrenamos algo juntos... (Fradua)
Es el paso siguiente Seguramente. Ya entrenamos juntos con Mariano Crexell, con Martín Pujol, el Lolo Fermani y Juani Castro y la verdad es que nos gusta poder transmitir lo que a uno le enseñaron, está bueno. (Fradua)
Me parece que todo lo que uno pueda aportar, sea mucho o poco, en un club amateur es un montón. Lo único que tenés que hacer es acercarte y encontrar tu lugar. Aparte el corazón nos va a pedir de ir al club, de transmitir un poco lo que uno vivió y lo que pudo aprender de nuestros grandes maestros. Creo que por ahí pasa la historia de los clubes, de poder justamente, seguir esa línea que te marcan los que estuvieron antes que vos, seguir el legado y no perderlo, porque eso es lo que te hace distinto. (Di Bernardo)
¿Qué les dejó el rugby?
Enseñanzas que uno puede trasladar a la vida misma en donde situaciones muy complejas se resuelven apoyándote en la gente que tenés al lado, en que no hay imposibles. Creo que darte cuenta y valorar día a día que de lo que estás hecho depende mucho de la gente que te rodea. (Di Bernardo)
Muchos amigos. A través del rugby conocí mucha gente y generé vínculos muy fuertes. El rugby me enseñó a ir para adelante, a caerte y volverte a levantar, como pasa dentro de un campo de juego, pasa en la vida todo el tiempo. Creo que el rugby aporta algo distinto a los otros deportes, pero es uno de los pocos que te capacita para la vida en general. Es una forma de vida. Así me lo enseñaron y así lo aprendí. Me dio mucho y parte de lo que soy se lo debo a este hermoso deporte. (Fradua)
¿Qué es el Jockey Club para ustedes?
Mi casa, es el lugar donde entro y siento que pertenezco. Un lugar donde crecí y tengo la mayoría de mis afectos. Parte de mi vida la dejé ahí. El club me dio enseñanzas, aprendizajes y herramientas para desarrollarme. Me formó. Por eso hoy me siento un poco dependiente de ese club que amo y voy a amar toda mi vida. (Fradua)
Jockey es parte mía desde que tengo uso de razón. No me veo sin el Jockey, sin ese lugar donde puedo ser yo al ciento por ciento. Creo que también es un lugar donde uno puede transmitir y aprender todos los días, porque los maestros que hoy están (y los que no) dejaron un legado que está firme en el club. Para mí Jockey es una gran familia que sobrepasa la sangre y se hace parte mía. (Di Bernardo)