Podría decirse que este 1º de mayo el fútbol femenino de Rosario tendrá una oportunidad "histórica", pero mejor sacar los adjetivos grandilocuentes que ayudaron tanto a que este deporte se vea siempre como un acto heroico, una gesta, un combate, un ellos o nosotros, un "no existís", un desafío de paternidades, una compulsa sobre quién la tiene más grande y todo lo demás. Entonces mejor empezar de nuevo la idea y de paso ampliarla. Mañana 1º de mayo, el fútbol femenino de Rosario tendrá una buena oportunidad, nada menos que en el Día del Trabajador (y la trabajadora, ya que estamos), porque se jugará el primer clásico oficial de la ciudad en cancha de once entre Newell's Old Boys y Rosario Central. Las rojinegras serán locales, el encuentro irá a las 11, en Bella Vista, y se optó a último momento que sea a puertas abiertas. En un comienzo, copiando una medida de seguridad que se viene aplicando en los nada amigables clásicos de la rama masculina, se había pensado en cerrar el clásico a amigos, familiares y simpatizantes. La decisión hubiera sido desmedida frente a un encuentro amateur (si bien ya se adoptó en otros clásicos no profesionales de canallas y leprosos). Y es que el escenario no es para nada similar al del fútbol de primera entre varones y no hay por qué replicarlo. La redonda gira desde hace pocos años entre mujeres, hasta ahora imperó la poca visibilidad del juego y un débil sponsoreo. Además, aún ninguna jugadora vive del fútbol. Pero las muchachas siguen saliendo a la cancha y el fútbol femenino crece: en la ciudad, en el país y en el mundo. Y no lo hacen calladas: reclaman más espacio y derechos. Valga sólo como ejemplo el paro que hizo el año pasado la selección argentina de fútbol femenino por viáticos adeudados por parte de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Sí importará el resultado en este partido. Pero también será una oportunidad para demostrar que se puede hacer un fútbol mejor. Hay que aprovecharla. Durante mucho tiempo se les cantó a las mujeres "que sepa coser, que sepa bordar, que sepa abrir la puerta para ir a jugar".
Las cosas están cambiando y las muchachas del fútbol están haciendo valer, como nunca antes, el final de ese fragmento de la canción.