La ausencia de Diego Rodríguez fue una de las noticias que causó sorpresa en la previa del encuentro, más específicamente cuando Jeremías Ledesma era exigido por el Rifle Castellano mientras el Ruso miraba las acciones de su compañero de equipo a un costado sin siquiera tener los guantes puestos. Fue en ese instante en el que trascendió que Rodríguez había sufrido una "contractura en el cuadro lumbar (lumbalgia)" y que la sintió ayer en la concentración. Sólo de ese modo puede entenderse que no hayan llamado a ningún otro arquero para que viaje y se sume al plantel.
Ese fue el momento en el que el partido ya comenzaba a tener un ingrediente más al que prestarle atención: la actuación de Ledesma, sobre todo por el contexto de las últimas semanas, en las que el Ruso había sido muy cuestionado por los hinchas (en especial ante Banfield y Argentinos Juniors, aunque después respondió por Copa Argentina) y Ledesma solicitado a los gritos en aquel encuentro frente a Atlético de Rafaela, en la final de la Copa Santa Fe, en la que tuvo una gran actuación.
Y Ledesma vivió en carne propia eso de lo que muchas veces fue víctima el Ruso Rodríguez en relación con que cada pelota que va al arco termina en gol. Es que el primer remate franco de Tigre terminó adentro. El zapatazo de Menossi desde el borde del área fue inatajable. Cero responsabilidad de Jeremías, quien antes de eso sólo tuvo que intervenir para frenar un cabezazo de Luna que le fue al cuerpo. Y después tuvo una buena salida, en la que controló en dos tiempos. Algo más de puntería de parte de Tigre lo hubiera expuesto aún más, incluso sin haber estado involucrado en esas jugadas.
Mucha más soltura y confianza mostró en el complemento. Es que en los primeros minutos tuvo algunas intervenciones más que oportunas. Le ahogó el grito a Janson a los 52, achicó muy bien los espacios antes de que el Chino Luna recibiera en soledad (56) y controló con seguridad tras la media vuelta de Passerini.
Después de eso fue
Central el que empezó a manejar un poco más los hilos del partido, por lo que Ledesma no tuvo demasiadas chances de entrar en acción. Sí dejó en claro que es de tomar decisiones, aun corriendo el riesgo de equivocarse. Como en la última jugada de la final por la Copa Santa Fe (aquella vez erró el puñetazo), anoche salió y despejó cuando el partido se moría el córner que había cedido Tobio. Esa fue la última participación en un partido en el que sufrió con el primer tiro franco que le patearon, pero que respondió todas las veces que lo llamaron al juego.
Ortiz fue titular y cumplió
En el primer partido como titular con la camiseta de Central, Marcelo Ortiz tuvo un rendimiento apenas correcto, aunque estuvo un escalón por encima de su compañero de zaga. Los mayores sobresaltos los pasó en el primer tiempo, cuando el equipo sufría en defensa la falta de contención en el mediocampo. En ese lapso no tuvo intervenciones destacadas pero tampoco errores groseros.
Mucha más presencia logró marcar en el complemento pese al ida y vuelta que se generó en el juego, con dos equipos que decidieron cambiar golpe por golpe. Allí en más de una ocasión mostró un rendimiento algo más aplomado que el experimentado Fernando Tobio.
Anoche le tocó reemplazar al paraguayo Leguizamón, que se quedó descansando en el banco de suplentes para recuperar energías de cara al partido de la Copa Argentina ante los tucumanos. Algo que destinará a Ortiz a mirar ese nuevo partido clave para los canallas desde afuera.
Pero ya tuvo su chance y demostró que Paolo Montero puede echar mano a él, aunque hoy está en un segundo escalón.
Al pibe Pereyra le costó
El pibe Joaquín Pereyra había recibido la confirmación de Paolo Montero después de lo que fue su salida temprana contra Godoy Cruz, obligado por la circunstancia de la rápida expulsión de Tobio.
El DT le asignó en cancha de Tigre una función clara y precisa, ser la manija del equipo, intentando juntarse con los otros habilidosos del mediocampo como son Camacho y Carrizo.
Pero en esta ocasión al juvenil le quedó grande la responsabilidad porque tuvo demasiados altibajos. En realidad, nunca pudo hacer pesar su habilidad ni asistió con destacada precisión a los delanteros.
Además, tuvo una chance clara de convertir, pero de frente al arco y con su pierna más hábil, la zurda, falló la volea.
Lo de anoche fue sin dudas una apuesta fuerte de parte del entrenador auriazul hacia un jugador al que se le notó que le costó moverse en un terreno mucho más complejo como es la vertiginosidad con la que se juega en la primera división.
Ahora habrá que esperar si el técnico vuelve a respaldarlo para el partido del sábado por Superliga ante Atlético Tucumán.