No es un partido más ante Brasil, más allá de ser un amistoso. Se trata de un clásico y, en este caso, tiene un condimento extra. Hoy, a las 7.05 en Melbourne, es el debut de un nuevo técnico en la selección argentina. Y es de acá cerquita, de Casilda: el Zurdo Sampaoli. Pasó por Rosario, como DT en el Salaíto. Se fue a Perú, Chile, Ecuador, volvió tras la cordillera, cruzó el océano Atlántico para dirigir en España y los nuevos dirigentes de la AFA lo fueron a repatriar para conducir a la albiceleste rumbo al Mundial 2018 de Rusia. Claro, serán los jugadores los que la llevarán o no, y ni hablar si se trata de nombres como los de Messi, Di María y Banega (por citar a los rosarinos), Dybala, Otamendi, Mercado (para nombrar a parte del resto), pero con la importancia que tomaron los directores técnicos por sus tácticas, estrategias y elecciones de protagonistas, toma mayor relevancia referirse a los técnicos.
Ningún debut puede compararse a uno de selección, menos si es la propia. Porque Sampaoli ya dio el paso grande al frente de Chile, pero el partido de hoy es diferente. Sin dudas, el progreso personal le presentó desafíos cada vez más complicados. Aunque todos seguramente tuvieron las dificultades propias de sus momentos.
El primer gran registro del Zurdo a nivel profesional lo dio en la Primera B allá por 1996 como DT de Argentino. Y ganó. El 29 de junio en el José Martín Olaeta se presentó con un 3-0 sobre Laferrere. "Argentino usó la cabeza para ganar cómodo", fue el título de La Capital. Y sobre el juego que impuso el casildense el comentario marcó: "La presión constante en ofensiva le permitió tener la pelota, dominarla y llegar con gran presencia al área visitante. A esta táctica el equipo le sumó un arma muy importante, el trabajo con pelota parada, y gracias a ello sacó la diferencia con dos goles de cabeza".
Sin dudas una característica de juego que tomó de base y fue perfeccionando. Que lo hizo crecer. Volvió a las ligas de la región y tuvo un segundo paso por Argentino en el 2000 (el redebut fue con un 2-0 a Argentino de Quilmes, el 30 de septiembre). Hasta que se animó a salir en busca de nuevos horizontes y desafíos.No le fue sencillo. Y sus debuts lo marcan. Basta repasarlos.
En el 2002 asumió en Juan Aurich (Perú) y perdió 2-1.
Siguió en tierra incaica, el mismo año en Sport Boys y cayó 3-1.
En el 2004 tropezó 3-1 en el arranque en Coronel Bolognesi. Y en Sporting Cristal se presentó con una durísima goleada 0-5 ante América de México por la Copa Libertadores 2005.
En 2008 apareció por Chile, y al frente de O'Higgins empató 0-0.
En 2010 lo llamaron de Ecuador y dirigió a Emelec, y también por la Copa, debutó con un 0-0 frente a Newell's.
Hasta que el 2011 regresó a Chile y ahí empezó su historia grande. En Universidad de Chile se presentó con un 1-1 y su gran campaña (ganó tres torneos locales y la Copa Sudamericana) lo proyectó a La Roja.
El 2013 lo arrancó con una victoria por 2 a 1 sobre Senegal, en un amistoso.
Y su último debut fue en España, al frente de Sevilla y perdió apretadamente 3-2 frente a Real Madrid, por la Supercopa de Europa 2016.
Hoy bien temprano será su presentación con la selección argentina, nada menos que ante Brasil. Sería ideal una victoria. Un buen juego que genere expectativas e ilusión. Y que las pueda proyectar a las eliminatorias, a ese cotejo que se jugará el 31 de agosto en Montevideo, que será clave para ir al Mundial.