Antes, mucho antes que Matías Rossi clavara la primera referencia del Turismo Carretera en el nuevo Fangio, en 1m 41,305s en el primer ensayo del viernes (ayer clavó la pole en 1m 36,792s), la categoría que atrae multitudes fierreras en el país ya había dejado su marca en la región. Sí, el TC ya estuvo en Rosario hace 51 años, pero para ser más justos, en el departamento Rosario. Nunca había corrido por la geografía ciudadana. Fue la primera vez, el 15 de octubre de 1967. Y la única, porque todo terminó en tragedia y ya no volvería a correrse.
Organizada por la Asociación de Automovilistas, ese domingo a las 9.30 se largó la "Vuelta Ciudad de Rosario", aunque en realidad el circuito de casi 55 kilómetros, mitad pavimentado y mitad de tierra, no pasó tan cerca de su geografía. Fue muy particular ese 1967. Nunca en la historia se correrían tantas carreras, 32 en total. Nunca nadie ganaría tantas veces en un año y ese fue Eduardo Copello, con 11 triunfos. Y aquella temporada cambiaría el TC para siempre con la irrupción de los Torino y sus famosas "Liebres", que sepultarían la era dorada de las cupecitas. Además, el ganador de esa histórica referencia automovilística, el también rosarino Ricardo José María Bonanno, obtendría su primera y única victoria con el Ford F-100.
Fue tan apretado el calendario, que el TC hacía una semana venía de inaugurar el mítico El Zonda de San Juan, con la victoria del local Copello, cuyo nombre recibiría año más tarde el autódromo enclavado en las montañas. A Rosario llegaron nada menos que 45 corredores que directamente largaron por ránking, cada 10 segundos, sin pruebas de clasificación porque había llovido la semana previa y no se pudo probar el extenso trazado, que por otra parte, como la mayoría de la época, se recorría por rutas nacionales y provinciales.
De hecho, la largada estaba sobre la ex ruta 178 (hoy RN 18), la salida por Ovidio Lagos en donde estaba Cremería de Cotar, unos kilómetros más adelante del cruce de la 16 (hoy AO12). De ahí se tomaba hasta Cuatro Esquinas, se iba por el camino de tierra que llevaba de Carmen del Sauce hasta Acebal y se volvía por la ruta provincial 20 hasta pasando Piñero, para tomar la 16 de nuevo hasta la 178. Iban a ser 10 vueltas, 548,5 kilómetros de recorrido, pero la tragedia la hizo finalizar en 8 con la victoria de Bonanno, tras 2 horas y 10 minutos de carrera, a un increíble promedio de velocidad de 201,505 kph. Si se considera que Rossi hizo la pole a 148,773 kph, es fácil entender que aquellos autos no iban tan lentos como se presume, si bien todo era en tramo recto.
Hubo un par de vuelcos antes del desenlace fatal. Los primeros 7 competidores habían cumplido las 7 vueltas cuando se inició una lluvia torrencial. "En esos momentos, a 150 metros del control marchaba rezagado el piloto del coche 32, Marcelo «Róspide» Ocampo, por su mano de circulación mientras que más atrás lo hacía el 4 de Carlos Menditeguy, que se aprestó a pasarlo. En un instante determinado la máquina de Menditeguy se desplazó en forma lateral y rozó a la otra, que fue hacia la banquina, pero nuevamente enderezó hacia el centro de la calzada. Así Menditeguy nuevamente se desplazó y volvió a tocar la máquina de Róspide haciendo que una rueda tocara la banquina, perdiendo el dominio su conductor, embistiendo a un miembro de la comisión organizadora, para luego dar contra la arcada de hierro tubular existente y seguir su trágico camino contra espectadores y palcos, ubicados a una prudente distancia de la ruta".
Así relataba La Capital la tragedia del TC, que terminó con tres hombres muertos (dos de ellos periodistas) y numerosos heridos, aunque el piloto de seudónimo Róspide se salvó. Héctor Gradassi y Rodolfo de Alzaga completarían el podio que no fue de la única carrera con sello de Rosario, que se corrió en realidad fuera de la ciudad y en el área del departamento provincial. La que se correrá hoy sí es bien ciudadana e histórica, la primera en un autódromo que ahora sí se vistió para recibirlo con toda la pompa, 51 años después.