
Lunes 21 de Junio de 2010
El duelo Argentina-Grecia será un nuevo viaje al pasado para Diego Maradona. El
“Diez” marcó en 1994 el último de sus ocho goles mundialistas a la selección helénica,
el mismo rival con el que ahora deberá rendir el examen de madurez como técnico en busca de la
clasificación a octavos de final.
Tras un cruce de pases con Claudio Caniggia y Fernando Redondo, Maradona clavó la pelota en
el ángulo del arco helénico y se dirigió directo a las cámaras para dar un grito de felicidad y
desahogo que todavía hoy resuena. Aún hoy, a los 49 años, irradia esa satisfacción cada vez que con
esa zurda envidiable vuelve a estrellar la pelota una y otra vez en el rincón más difícil cuando
entrena a sus arqueros. Si Maradona pudiera, ingresaría él mismo al campo de juego el martes ante
Grecia para conquistar los octavos de final.
Aquel personaje que en el Mundial de Alemania 2006 bailaba y sonreía con sorna en la tribuna
VIP, se convirtió hoy un técnico que viste de traje. Al menos durante los 90 minutos y el descanso.
Pero Maradona aún lleva puesta la camiseta albiceleste. “Es un técnico que está
constantemente encima nuestro. Sabe a cada momento lo que nos está pasando. Es un entrenador que
nos da mucha confianza”, afirmó Lionel Messi, el mejor jugador del mundo. Su compañero en el
ataque albiceleste Carlos Tevez usó una sola palabra para definirlo: “Fenómeno”. Ya
hace cuatro años, cuando Maradona fue a alentar a los argentinos a su búnker en Herzogenaurach, el
“Apache” lo cubrió de elogios. “Es nuestro ídolo y un ídolo para la gente.
Cuando aparece nos hace reír, y cuando se va, nos hace sentir más fuertes de lo que en verdad
somos”. “Diego vive este Mundial mucho más intensivamente que nosotros”, aseguró
el marcador central Martín Demichelis, a quien la sinceridad del “Diez” tras su error
frente a Corea del Sur le hizo mucho bien. “Diego es así, lo demuestra todo el tiempo y a
nosotros nos parece perfecto”, señaló por su parte el capitán Javier Mascherano. Como
técnico, Maradona no se mueve en solitario como en el mejor gol del siglo que anotó en 1986 ante
Inglaterra. Conversa con sus jugadores y consulta con su cuerpo técnico, entre los que están
Alejandro Mancuso y Héctor Enrique, quien le dio el pase hace 24 años para anotar aquel glorioso
gol en México '86, cuando Argentina ganó su segunda y última Copa del Mundo. “Diego es único.
Es abierto, de consultar, de escuchar, pero la última palabra es de él”, reveló Enrique.