Se puede decir, casi sin temor a equivocarse o a exagerar, que sólo esta pandemia pudo ponerle un freno. Casi desde que empezó a caminar estuvo arriba de un vehículo con ruedas. Primero un cuatri a los 3 años con el que se pegó flor de piña y desde los 4, cuando volvió a intentarlo y tuvo su primer karting, ya nunca más dejó de correr. Y de ascender en el deporte motor, impresionando en cada lugar en el que llegó. Tanto que, con sólo 19 años cumplidos hace menos de un mes (28/5), hace 100 días que no pisa el pedal del acelerador y jamás de los jamases estuvo tanto tiempo quieto. Así es Esteban Agustín Cístola, el Rusito para sus amigos de Joaquín V. González donde se crió y de Salta capital donde vive desde hace un tiempo. Un pibe con un montón de experiencia acumulada, que adonde llegó hizo ruido y que espera ansioso volver a correr para llegar a cumplir el sueño de su bisabuelo, Amado Allovero, que corrió en Mecánica Argentina Fórmula 1 y llegó a hacerlo en el TC. En realidad, este salteño rosarino ya lo hizo en los 1.000 Kilómetros de Buenos Aires de 2018, donde quedó registrado como el más joven en correr en la octagenaria categoría con 17 años y ¡hasta lideró la competencia!. Pero la ilusión de Cístola es la de ser pronto piloto titular, ya que aquella vez lo hizo de invitado de Juan Pablo Gianini. Por eso espera la reanudación del TCP para dar el salto. Está 6º en dos carreras, las únicas con el Rus Med Team justamente de esta ciudad, y va por todo.
"Camino por las paredes. Nunca pasé tanto tiempo sin subirme a nada" “Camino por las paredes. Nunca pasé tanto tiempo sin subirme a nada”, dice Esteban desde Salta capital, donde ahora acompaña a su papá Luciano “en la concesionaria que estamos montando en Joaquín V. González, que fue donde viví siempre”. Precisamente, su papá y su bisabuelo eran de Barrancas y su mamá Gisela Staiger de San Cristóbal. Por eso, a la hora de dar a luz lo hizo en Rosario, “pero enseguida por cuestiones de trabajo nos fuimos al norte”. Allí nacieron también Santiago (18) y Milagros (8). Precisamente, con su hermano menor que también le gusta correr (“pero no pudo dar el salto aún por una cuestión presupuestaria”), el viernes empezaron un curso vía Zoom con Agustín Canapino y Guillermo Cruzzetti “sobre telemetría. Agustín es un genio, es el más avanzado entre los pilotos en cuestiones tecnológicas y lo que nos enseña sirve para simulador y sobre todo para autos de carrera”.
Con eso Cístola trata de no quedarse quieto y “seguir aprendiendo mientras dure este parate que espero pase pronto. Me crié en un taller y siempre me interesaron los fierros”. Por eso, cuando corre y hay una falla en el auto “de 10 veces en 8 acierto de qué se trata y siempre trato de ver lo que hacen los mecánicos”.
Claro, su papá no sólo se dedicó siempre a las maquinarias del campo en una ciudad de 45 mil habitantes que se nutrió “de gente de afuera como nosotros”, sino que fue un reconocido piloto zonal de las cafeteras, categoría en la que Cístola también corrió junto a los Fititos y 128 tras años en el karting y antes de desembarcar en los autódromos de pavimento y en el territorio nacional.
Así como ahora aprovecha el tiempo para estudiar la telemetría y para aprender todo de mecánica, Cístola se define “obsesivo para mirar las cámaras de TV. Me subo al auto con la idea de los lugares donde enfocarme bien y quizás por eso no me cuesta tanto adaptarme a los distintos circuitos”.
Eso mismo le pasó cuando tuvo el contacto soñado con el gran circo del automovilismo nacional, en agosto de 2018. Venía de debutar y ganar en la Clase 2 del Turismo Nacional en Termas de Río Hondo, ya venía dando qué hablar en su primer año en el TC Mouras (en su debut dominó el 1º entrenamiento) en la estructura de Juan Pablo Gianini y fue el experimentado piloto del TC el que lo invitó a subirse al Ford para los 1.000 Kilómetros de Buenos Aires.
"Fue lo máximo que me pasó en la vida. Corrí al lado de mis ídolos y tiré varias vueltas con el mayor de ellos, Ortelli" “Fue lo máximo que me pasó en la vida. Corrí al lado de mis ídolos y hasta tiré varias vueltas con el mayor de ellos, Guillermo Ortelli. No podía creerlo”, vivencia emocionado Cístola. Y lo dicho, “no conocía el circuito 12 donde se corrió pero me adapté enseguida, no me costó tanto”: Y ese aplomo lo demostró siempre, porque “nunca estuve nervioso, sólo cuando tomé el auto y salí en situación de pace car. Se suponía que no había que acelerar pero varios lo hicieron y eso me confundió. Pero pasado ese momento lo disfruté muchísimo”.
Para entonces, y después que el primer invitado Marcelo Agrelo corriera los 45’ reglamentarios, se sabía que habría una sanción para Gianini al final de la prueba de 28 vueltas menos (lo sacó de competencia a Gastón Mazzacane), pero Cístola tomó el Ford en el puesto 18º y con sorpassos y detenciones de otros en un momento llegó a liderar. “Toqué el cielo con las manos, fue impagable”, dijo el piloto del Rus Med que condujo casi dos horas un auto de más potencia y que sólo probó la semana anterior en Olavarría. “El cambio del motor varillero al multiválvula fue importante y me gustó muchísimo. Parecía el de una moto, que enseguida te pedía acelerarlo”.
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Un documento. Vuelta 115 de las 178 de los 1000 Kms de Bs As del TC 2018. El Ford 27 de Gianini, conducido por el debutante Cístola, lidera la carrera.
Imagen de TV
Con su incursión en el Gálvez se transformó en el piloto más joven en manejar un TC y enseguida se convertiría en el más joven en ganar en el TCM en La Plata, llegando a pelear el título hasta la última fecha. Eso le valió el ascenso al TC Pista, donde debutó nada menos que con un 2º puesto en Viedma en el mismo equipo, pero ya entonces había concretado una alianza con el Martos Med para correr en la Clase 3 del TN. Ahí nace la relación con Mauro Medina, el dueño del Rus Med.
“Ahí nos conocimos y tuvimos una gran relación. No pude seguir por cuestiones presupuestarias pero me invitó a este proyecto este año y me gustó mucho, por el gran grupo de trabajo que hay. Nunca había manejado una Dodge y me adapté rápido. Faltaban cosas por mejorar pero el balance que hago de las dos carreras fue muy positivo. Fuimos competitivos y estábamos por el camino correcto”.
¿Y qué pasará cuando se reanude la actividad” “La situación es delicada porque ya venía mal desde el año pasado antes de la pandemia y espero que se normalice. En mi caso dependo un ciento por ciento de los sponsors y espero seguir contando con ellos”. Esa cuestión la manejan íntegramente sus padres. que apoyan en todo a su hijo hasta para la escuela. En ese sentido, la pandemia no modificó los hábitos. “Siempre estudié a distancia porque viví viajando. Todo por el sueño de llegar al TC, que es creo el de todo piloto argentino, Ojalá lo cumpla pronto”.
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La estampa en el box rosarino. Cístola llegó 4º en la última carrera de Neuquén.
Desde la cuna y siempre con gran suceso
A los 3 años Esteban Cístola manejó un cuatri Beta 50. Desde los 4 a los 13 compitió en karting zonales, salteño y argentino, e internacionalmente corrió Copa de Campeones en España y Uruguay, y Panamericano de Venezuela. Luego se subió a autos con techo, se coronó en el zonal 1.4 del NOA y se proyectó a nivel nacional. Se eligió el TP con 15 años, con 16 fue subcampeón en 2017 y debutó en la última carrera del TCM, donde ganó su 1ª carrera (La Plata) en 2018. Ese año debutó con triunfo en el TN C2 (Termas) y a los 15 días hizo los 1.000 Kms de Buenos Aires del TC. Hizo además las 3 últimas carreras en la C3, donde siguió hasta mediados de 2019. El año pasado debutó en TCP (2º en Viedma), corrió 17 veces (1 PP, 3 podios y 3 RV). Y disputó las últimas 3 del Top Race.