El palacio de los tribunales: un edificio en ruinas. El edificio de los Tribunales rosarino es una de las contadas construcciones monumentales con que nuestra ciudad puede disfrazar su indigencia respecto a las obras públicas realizadas en la capital provincial y en la ciudad de Buenos Aires, y se encuentra sin duda, por su estilo y su volumen, entre los edificios más notables de la república. Esto, que debería ser un motivo de cuidados preferentes para su conservación y mejoramiento, se convierte de hecho en pretexto para abandonarlo a la acción del tiempo, que lo descarna y lo afea hasta trocarlo en una mole digna de la mofa pública. La administración provincial rehúye todo plan de reparaciones como si eso fuera a llevar hacia el abismo financiero, pero esto no es nuevo: siempre que el Rosario recuerda que su palacio de los tribunales necesita pintura, vidrios y cubierta sólida, los gobernantes acuerdan de que no hay fondos, y que para realizar tal empresa no alcanzarían ni los tesoros de los czar de Rusia. Una vez más, el Rosario resulta víctima de las calavereadas de la capital, más preocupada por tapar las grietas de la casa solariega del gobernador que por hacer obra digna en nuestra ciudad. (1908)