Conocimientos útiles: ¿qué hacer cuando se desmaya una mujer? (II). Si una mujer se desmaya estando sentada, basta con echarle la silla para atrás hasta que la cabeza quede más baja que el pecho. Un minuto o dos en esta posición y recuperará el ánimo. Apenas la desmayada vuelva en sí hay que ver la manera de devolverle las fuerzas. Para ello hay que darle un vaso de vino o una taza de té, o bien se recurre al tan conocido frasco de sales o al no menos popular pomito de agua de Colonia. Ninguno de estos remedios es superior a los otros, así que debe preferirse el que está más a la mano, porque todo depende de la prontitud con que se presten todos estos auxilios. Lo que sí debe tenerse presente es que nunca debe ponerse un frasco de sales en la misma nariz de la persona desmayada, pues corre el riesgo de que la fuerza del amoníaco agrave el accidente en vez de cortarlo. Los frascos poco usados son los más peligrosos, por eso conviene oler las sales primero antes de dárselas a la paciente. El caso más embarazoso de una mujer que se desmaya es, sin dudas, cuando la señora en cuestión pierde el conocimiento en medio de una obra de teatro y, para colmo de males, en una butaca situada lejos de la puerta, de modo que no se hace fácil sacarla o auxiliarla sin llamar la atención de todo el mundo y hasta la de los mismos actores, los que muchas veces deben interrumpir sus obras y hacer prender las luces del establecimiento. En este caso debe uno acercarse con el mayor sigilo y poner a la paciente muy inclinada hacia adelante, de modo que le cuelgue la cabeza y la sangre le afluya de nuevo al cerebro. De este modo el accidente pasa en poco tiempo y sin que sea percibido más que por los espectadores inmediatos. Luego de calmada la situación debe esperarse hasta el primer entreacto para sacar a la señora fuera del calor y de la atmósfera cargada, algo propio de toda sala de espectáculos. (1909)