¿Avanzar rápido, pausar o rebobinar?
Por Fer Blasco
¿Avanzar rápido, pausar o rebobinar?
Ayer propuse en Twitter una encuesta filosófica en donde le pregunté a la gente qué haría si tuviera un control remoto en su mano que le permitiera manejar el tiempo a su antojo. ¿Qué botón tocarían? ¿Querrían pasar rápido el momento actual, detenerse en él o volver al pasado?
Sí, como en la taquillera película Click de Adam Sandler, ese tanque de Hollywood repleto de lugares comunes en el que un hombre se mueve dentro de su vida con un control remoto que le permite saltar o retroceder escenas. Solo que en la vida real. En medio de una pandemia que lleva más de un año. En momentos de una vuelta a “fase uno”. Donde los políticos de los diferentes partidos se preocupan más por el cronograma electoral que por la crisis sanitaria, donde el personal sanitario está agotado, donde algunos "delirantes por la verdad" piden “libertad” y no entienden que para encontrar una cama libre hay que subirse a un auto y pisar el acelerador hasta llegar a una localidad ubicada a 160 kilómetros. Lo que se dice un verdadero oasis.
En respuesta a mi consulta, hubo mucha gente que votó “rebobinar“.
Alguien confió que tocaría ese botón para volver a ver a un ser querido que falleció, argumento más que válido.
Fuera de ese caso, me conflictúan las hipótesis. ¿Este sería el grupo pesimista que cree que nada bueno trae el futuro, que prefiere refugiarse en lo conocido? ¿Saben que volver implicaría un descanso pero a la vez los obligaría a pasar otra vez por todo lo que ya sabemos?
¿O este grupo, acaso, imagina la posibilidad de que el botón de vuelta atrás los deposite en Wuhan, para -cual agente secreto que viaja en el tiempo- evitar que alguien disfrute de su rica sopa de murciélago (o se registre la “fuga del virus de un laboratorio”)?
Un pequeño grupo de gente puso “pausa”.
No puedo creerlo. Hago el ejercicio mental de imaginar quiénes pueden ser. ¿Gente que realmente disfruta de este momento? ¿O será gente que pide pausa para ganar tiempo y pensar qué hacer, gente que no quiere cumplir más años en pandemia? Vaya a saber qué otro misterioso motivo los impulsa.
Prefieren que Elsa los inmovilice con su rayo de hielo, quedarse congelados en el presente. Me pregunto si la pausa que imaginan implica que solo ellos se detienen o el mundo entero con ellos. No imagino peor cárcel que quedar en pausa mientras el resto avanza.
Una abrumadora mayoría votó por el botón de “avanzar rápido” que, debo confesar, yo también había decidido apretar.
Mi tuit original era “Hoy es uno de esos días en los que me siento tentada a apretar el botón de Fast Forward” pero luego de medio minuto de debate interno finalmente tomó la forma de una encuesta (una buena pregunta antes de tuitear es a quién le importa lo que me pase o lo que diga, más vale ver qué anda pasando fuera).
Ahora, me pregunto, nos pregunto, los que votamos “avance rápido”, ¿adónde queremos ir? Sí, queremos escapar, está claro. Queremos salir de la incertidumbre, de este gris, de esta angustia. ¿Pero quién nos asegura que el futuro va a ser mejor que el presente? Siento que somos esas ratitas noruegas que enfilan ciegas y apuradas hacia el desfiladero para un suicidio masivo. Caminamos obstinadas a toda marcha hasta que en algún momento nuestras patitas dejan de sentir el contacto con la tierra y volamos, sentimos la adrenalina de volar, pero ese volar se transforma en caer, un caer hacia la nada. A la vez, nos reivindico: siento que somos unos irredentos optimistas, entusiastas del brindis trillado de “Lo mejor está por venir”, “Mañana es mejor” y (deposite su refrán esperanzador aquí).
Más allá del botón que toquemos, en algo coincidimos los tres bandos: todos apostamos al pensamiento mágico. Queremos que nos salven. Gente grande jugando a tocar botones para ordenar un poco este caos, habrase visto.
No, lamento desilusionarlos, no hay control remoto. Era una encuesta falopa. Pero gracias a los que participaron. Celebremos el absurdo. Si no hay botones que nos permitan escapar hacia atrás, hacia adelante o hacia adentro, que al menos nos salve el humor.