"Hace un año el gran velatorio de Alfonsín ¡parecía el Pacto de la
Moncloa…! Pensaba, ¡a lo mejor el lunes nos dan una sorpresa y están todos juntos en el
Congreso de la Nación viendo cómo arreglan esta historia… porque no vienen tiempos
fáciles…! Y esto ¿qué tiene que ver con Malvinas? ¡Mucho! Porque los que murieron allá
soñaban con un país diferente. Cuando volví de la guerra, recordaba a mi abuelo cuando me contaba
que Europa resurgió después del horror… y yo tenía esa ilusión… Hoy vemos que esto no
arranca nunca. Somos una máquina de repetir historias. Todos pensamos diferente y está bien, eso es
la democracia, pero hay que hablar… El único cartel que debe exhibir un político es «Yo
dialogo»"…
Rubén Rada es quien define la situación de nuestra Argentina actual. Este ex
soldado de Malvinas, nacido en la villa La Lata, que no pudo abrazar a su padre quien falleció por
no poder soportar la tristeza de la guerra, repite una y otra vez "que la guerra no sirve para
nada".
Hechos importantes de nuestra vida política y social se dan cita en una misma
semana… El 24, 30 y 31 de marzo, el 2 de abril… El horror del terrorismo de Estado fue
desafiado por un grupo de trabajadores encabezados por Saúl Ubaldini, la vida de uno de ellos,
Dalmiro Flores, quedó en Plaza de Mayo. No fue menor esta movilización pidiendo libertad y
democracia. Galtieri se adueñó de una causa argentina: Malvinas, como antídoto al debilitamiento
del régimen que él encabezaba. Y ahí nomás, dos días después llegó Malvinas. El doctor Raúl
Alfonsín fue el primer presidente de la democracia después de la guerra. Tuvo la nobleza y la
hidalguía de pedirles disculpas a los soldados ex combatientes diciéndoles "muchachos, perdón, me
olvidé de ustedes, tengo un golpe de Estado cada quince días y un golpe financiero cada
treinta…". Quien así pensaba y actuaba se fue un 31 de marzo, un año atrás. La coincidencia
de hechos agolpados en el marco de la Semana Santa, que de por sí contiene la lucha y el calvario
por la verdad y la justicia, debiera llevarnos a los argentinos a una profunda introspección.
Es hora de que la sociedad toda (que ha gozado de una escuela con valores que
educan) decida ponerse en actitud militante. Existe aún un gran desinterés por la vida, si
entendemos que la política es el camino hacia una vida mejor. Mientras que nuestro contacto para
con la política sea de rechazo, bronca y/o indiferencia, estaremos contribuyendo por acción u
omisión al debilitamiento de la democracia y por ende al riesgo del autoritarismo.
La sola ausencia de guerra no es sinónimo de paz verdadera, como bien dijo Juan
Pablo II, "no hay verdadera paz si no viene acompañada de equidad, verdad, justicia y solidaridad".
Vemos desde el accionar de los actores políticos que la paz verdadera no alumbra en la Argentina
del Bicentenario.
Al decir de Pino Solanas, los aliados del kirchnerismo de hoy, desde el punto de
vista económico, fueron los aliados de la dictadura, entre ellos, los grandes bancos… El ex
ministro de Economía Roberto Lavagna sostiene que el grave problema que hoy tiene Argentina y que
la oposición no lo está planteando contundentemente, es el presupuesto. "Tres meses atrás se aprobó
un presupuesto que hoy no tiene validez. Conducir un país sin presupuesto es como manejar un auto
en la neblina. Si bien aún el gobierno tiene tiempo de corregirlo, pagando a los acreedores sin
negociación y "enlatado" como mandan los bancos, y reconociendo los cupos de interés
(aproximadamente u$s 800 millones) sin discernimiento; estaríamos ante situaciones similares a los
tan cuestionados megacanje de Cavallo y blindaje de Machinea". A lo dicho por el ex ministro, la
pregunta es: ¿tiene el gobierno voluntad de corregir algo?
Toda especulación y/o justificación empalidece ante la cruda realidad de los
números, que en el caso a aludir, son personas. En la Argentina del 2002, sobre una población
apenas superior a los 36 millones de habitantes, 18 millones eran pobres. En el 2006, se habían
recuperado a la vida productiva, 8 millones de personas. Si se hubiese continuado en esa
progresión, es decir con las políticas de reducción de la pobreza, hoy habría aproximadamente 5
millones de pobres. Lo cierto es que hoy existen 13 millones de personas condenadas a la
pobreza.