Promediando la semana nacional de la rosca política, queda en claro que la elección de cargos legislativos y deliberantes consume la adrenalina de los dirigentes como en los cierres de listas. Y Santa Fe no es la excepción.
Por Mauricio Maronna
Promediando la semana nacional de la rosca política, queda en claro que la elección de cargos legislativos y deliberantes consume la adrenalina de los dirigentes como en los cierres de listas. Y Santa Fe no es la excepción.
A diferencia de la estudiantina que se vivió ayer en la Cámara de Diputados de la Nación, con nuevos legisladores que parecían celebrar más un cumpleaños de quince que una ronda de juramentos en el Congreso, en Santa Fe comenzó la discusión de lo que será el tema del año: la división interna en el peronismo santafesino. Y eso se dirime en la Cámara de Senadores.
Ayer, con la excusa de los repartos de cargos en las comisiones, quedó consagrada la grieta entre los senadores que responden a Omar Perotti y los que mantienen su querencia con el liderazgo de Armando Traferri. El encargado de chuzar a los seis senadores peronistas que manejan territorio y poder (que al fin son lo mismo) fue el flamante legislador Marcelo Lewandowsky.
Calma, peronistas
El periodista deportivo cumplió con el mensaje interno del gobernador electo de mantener divididas las aguas. "En política es tan importante tener el oficialismo a tus pies como elegir al enemigo interno", se escuchó decir en un campamento que sigue a pie juntillas los designios del rafaelino. La disputa con los senadores peronistas no es menor, y ya ha sido analizada en profundidad en esta columna. Ahora hay una gran diferencia: se trata de voluntades legislativas que definirán qué leyes salen. Y cuáles no.
De confirmarse en los papeles la ruptura del bloque peronista, Perotti no tendrá mayoría en ninguna de las dos Cámaras, algo que no le sucedió a ningún mandatario santafesino desde 1983. A Perotti parece no preocuparle la situación. "A la gente no le gusta que a un gobernador le impidan gobernar. Y a ellos los votaron para que sean oficialismo, no oposición. De lo contrario lo hubieran votado a (Antonio) Bonfatti", revelan cerca suyo.
Con el peronismo nunca hay que quemar las barajas: lo que parece irreconciliable, a los cinco minutos se transforma en una reunión de camaradería entre cumpas. Para comprobarlo observe el lector la realidad actual del Frente de Todos nacional, una mezcla de kirchneristas, no kirchneristas y anti kirchneristas que hasta hace 4 meses no podían ni siquiera juntarse para tomar el té de las 5 de la tarde. Hasta Carlos Menem sonreía ayer desde la reunión de los legisladores oficialistas. Los kirchneristas ya no dicen que su década de gobierno fue el "menemato".
El día a día
La rosca tuvo su episodio rosarino en el Concejo Municipal, ámbito en el que Pablo Javkin logró su primera victoria política al consagrarse María Eugenia Schmuck como presidenta del cuerpo. La saga de idas y venidas, frustraciones, críticas y acuerdos sorprendentes es una demostración de la ausencia de mayorías marcadas entre los distintos partidos, frentes o como se lo quiera llamar.
La elección de Schmuck y la composición de otros cargos dejaba heridos y rencores en otros sectores, por ejemplo el peronismo. Roberto Sukerman, Eduardo Toniolli y Norma López repudiaron la ingeniería aplicada y le dijeron a Perotti que se habían roto acuerdos. Se abstuvieron de votar a la dirigente oficialista.
La negociación por la presidencia del Palacio Vasallo hizo volar por los aires (otra vez y van...) la interna de Cambiemos. Con amplificadores, el hasta ayer titular del cuerpo, Alejandro Rosselló, dijo que "Cambiemos pierde la presidencia del Concejo por culpa de Roy López Molina". La ruptura del macrismo rosarino se terminó de consagrar en la víspera.
Desde el lado del ex candidato a intendente justificaron el voto a Schmuck y no al compañero Rosselló, acusando a él y a otros concejales de cuestiones hirientes: "Sólo les importaba mantener la financiación del sector de (Federico) Angelini".
Estas roscas le importan poco y nada al ciudadano común, que comenzará a evaluar a los gobernantes desde el 10 de diciembre. Cuando pase la resaca de estas asunciones, nombramientos y selfies unos y otros tendrán que lidiar con la realidad, que no viene nada bien.
Hoy será el turno de Miguel Lifschitz, quien quedará consagrado como presidente de la Cámara de Diputados. Habrá que esperar para saber cómo será la relación entre Perotti y Lifschitz, al fin los dos líderes políticos provinciales que quedaron en pie. El actual gobernador repite en todas las entrevistas que él no se considera opositor, pero es el rol que le han asignado los santafesinos.
A la par de los desvelos en el peronismo, el Frente Progresista deberá ir hacia un nuevo modelo, más abarcativo, pluralista y pragmático. Algo de eso se vio en la Cámara de Diputados de la Nación con la conformación de un bloque con peronistas y Luis Contigiani. Increíble el error que cometieron los socialistas con Contigiani, al haberlo echado del Frente por su apoyo a las "dos vidas", tras darle toda la infraestructura para que sea legislador nacional.
Esa amplitud es la que le demandan los radicales que se fueron a Cambiemos. Quedó demostrado el 16 de junio pasado que sin un no peronismo que incluya azúcar pimienta y sal, el justicialismo hace pata ancha en la bota.
Todos estos subtextos sobre lo que viene comenzarán a leerse con más intensidad después del 11 de diciembre.