Cuando hoy a las 18 comiencen a abrirse las urnas, quedará atrás una de las campañas electorales que a nivel local ha sido de las más virulentas en los últimos años. O quizás empiece a escribirse otra historia, en la que es deseable que Rosario no quede de rehén de ese ataque permanente al adversario político en medio de una licuación de poder que crispa ánimos y enciende pasiones.
Hacía tiempo que una elección legislativa de medio término no generaba tanta efervescencia de la militancia política, que ha librado una batalla virtual en las redes sociales, territorio donde los trolls se mueven desde el anonimato y tienen la impunidad para denostar a quien quieran sin importar las consecuencias.
Operaciones de un lado y del otro, denuncias de clientelismo y de aprietes a empleados estatales. La campaña tuvo de todo y para todos. Y esta tarde, la sagrada voz de las urnas, esa a quien todos deben respetar en una democracia que se precie de tal (mal que les pese a muchos), hablará.
Si los rosarinos mantienen el mismo voto que emitieron en las Paso, el nuevo Concejo Municipal empezará a mostrar un esquema de fuerzas políticas en el que el tablero nacional (la triste grieta) se empieza a dibujar cada vez con mayor nitidez en el pago chico.
Hoy se eligen 13 representantes al Concejo, que cuenta con 28 miembros distribuidos en 18 bloques, 13 de ellos conformados por una sola persona. Esto evidencia el nivel de divisiones internas que hay en cada sector político y ha puesto hasta aquí en aprietos al oficialismo, que se ve obligado a tener que tejer estrategias prácticamente con todos los sectores para lograr que avancen las iniciativas que pretende implementar la intendenta Mónica Fein.
Cambiemos podría incrementar su bloque de los actuales cinco a ocho concejales, lo que lo convertiría en el sector político con más integrantes. Pero el peronismo podría hacer ingresar cuatro ediles.
Estos nuevos ediles del PJ vienen encolumnados detrás de Roberto Sukerman, y si al ingresar se mantienen en un mismo bloque y no siguen la tendencia actual de dispersarse en mojones unipersonales no tan homogéneos a la hora de votar, entonces sí configurarán un interesante sector de poder que le dispute el liderazgo al PRO.
Lo del Frente Progresista es un capítulo en sí mismo. Hoy esta fuerza política, que actualmente tiene nueve ediles, aunque varios de ellos son díscolos y no se encolumnan fielmente detrás de los deseos de la intendenta, pone en juego cinco bancas.
Paradojas del destino, dos de los que se van y pugnan por su reelección habían llegado a ese lugar en 2013 de la mano de la lista que encabezó el actual senador Miguel Cappiello. Cuatro años después están parados en la vereda de enfrente y se han vuelto duros opositores.
Se nombró el 2013 porque ese año es parámetro para ver esta licuación de poder a la que se hacía referencia. Fueron elecciones similares de mediano término, es decir, no coincidieron con la elección de un cargo Ejecutivo, de allí que se colocan en un mismo plano a la hora del análisis.
Ese año, la lista del oficialismo encabezada por Cappiello fue la más votada, se alzó con 142.795 votos, el 27,2% de los sufragios válidos emitidos. En las últimas Paso, la lista que lidera Pablo Javkin obtuvo 43.300 votos. Es decir, en cuatro años hubo cerca de 100 mil votos que se esfumaron. Hoy, de las cinco bancas que el oficialismo pone en juego, tal vez pueda retener tres, lo que dejaría a este bloque con siete integrantes con convicciones no tan homogéneas.
La fuga de votos también llegó al sorprendente Ciudad Futura, que en 2015 dio el batacazo e hizo ingresar a tres ediles y dos años después da pelea para el ingreso de un solo concejal, el pastor Eduardo Trasante. Así, este sector político pasaría a tener cuatro integrantes y ya viene siendo mirado con simpatía por el oficialismo, que desde hace tiempo ve en Ciudad Futura a un nuevo aliado a la hora de intentar el avance de iniciativas de Fein en las distintas comisiones.
Carlos Cossia, Martín Rosúa, Daniela León y Majo Gerez forman también una interesante oferta electoral, cada uno desde su sector, que tienen abiertas chances de lograr representación en el Concejo. Los cuatro dirimen la banca número 13.
Hoy las especulaciones quedan atrás y los rosarinos tendrán la última palabra. Todo indica que se viene un Concejo con tres sectores bien definidos, cada uno liderado por referentes con claras intenciones de convertirse en intendentes en 2019: Roy López Molina, Roberto Sukerman y Pablo Javkin.
En esta lucha de poder sólo resta esperar que Rosario no quede de rehén y que el debate y posicionamiento político les ganen a la chicana fácil y a la denostación permanente del otro por su sola condición de pensar distinto. La ciudad crece y merece seguir creciendo sin mezquindades.