El 22 de febrero se presentarán las listas de precandidatos a las Paso de la provincia de Santa Fe y es previsible que aparezcan titulares de campaña haciendo referencia a la producción, pymes, sectores productivos, cadenas de valor, economías regionales, etcétera. Ergo, es momento para señalarles a los postulantes que salten los slogans de campaña y comuniquen propuestas claras, serias y profundas tendientes a solucionar los graves problemas que afectan el entramado socio—económico local y que dañan a los diferentes sistemas productivos territoriales. Quien aspire gobernar la provincia debería diseñar un plan, 10 proyectos, 20 programas y una sola estrategia integral que asegure la sustentabilidad a 20 años, e involucrarse en cada realidad local. Este proceso no se realizará en forma descendente y aislada, sino integrando en forma activa a los distintos actores económicos y sociales de la región, que son quienes generan riqueza con ambición de crecer y vocación de servir.
Los casi 3.500.000 habitantes de la provincia, distribuidos en 363 municipios y comunas sobre 132.694 km2, participan en forma directa, indirecta o pasiva en la generación del 10,20 por ciento del valor agregado bruto nacional, del 21,80 por ciento de la industria manufacturera, del 21,40 por ciento del comercio, del 11,80 por ciento en transporte, almacenamiento y comunicaciones y del 8,50 por ciento de la producción agropecuaria y silvicultura del producto bruto geográfico provincial. El sector agroindustrial es el mejor desarrollado a nivel estructural por su integración vertical logística, pero no alcanza para sostener al resto de los actores económicos. Existen sectores de la economía que soportan una alta dependencia del marco político y el contexto económico por el que atraviesa Argentina y que están en un momento de total exposición y fragilidad.
El foco principal del plan referido debería contemplar la elaboración de sistema productivo integrado que involucre y contenga a todas la entidades e instituciones representativas de la producción, el comercio, la industria y los servicios; las universidades públicas y privadas; los centros de formación y capacitación, los institutos tecnológicos existente o a crearse, etcétera, para definir cuál será el esquema productivo que impulsarán desde su gobierno poniendo mucho énfasis en el desarrollo local como conjunto de normas sociales y económicas que desde el punto de vista productivo permitirá adquirir y desarrollar un saber—hacer específico, un conocimiento práctico concreto, hasta lograr la especialización esperada proyectando que se generen acciones que tendrán al territorio como contenedor físico, básicamente emulando el modelo de distritos industriales tan estudiado y probado durante los últimos 120 años en países como Italia y España. Es real que el marco de relaciones empresariales local suele estar marcado por un individualismo exasperado, desordenado y un poco anárquico, pero existen también grandes ideas, proyectos, empresas y organizaciones de alta eficiencia que alientan la implementación de este cambio. En la provincia hay seis parques industriales y 34 áreas industriales que conformarían la base para dar forma a esta nueva matriz e impulsar la creación de nuevos institutos regionales tecnológicos que se dediquen a estudiar, desarrollar y promover la investigación en nuevas tecnologías, procesos, logística, innovación y patentes.
Resulta imperativo desarrollar el concepto de territorio para sostener y proyectar el sistema productivo integrado y que cada una de las empresas se sume y detecte cuál será su actividad por especialización para integrarse vertical y horizontalmente con otras estructuras y optimizar sus propios procesos productivos y en conjunto construir redes innovadoras, competitivas y flexibles, aptas para hacer frente a los nuevos escenarios de la economía mundial. Para lograrlo deberán instar y guiar a las empresas con el fin de que se involucren y generen producciones con mayor valor agregado, pasando de producir bienes de consumo final a maquinarias con mayor contenido tecnológico o diseñar y producir máquinas que sirvan para fabricar máquinas que al final harán productos y estar muy dispuestos a invertir constantemente en investigación, desarrollo e innovación.
El rol del sector público debería ser el de inductor del desarrollo productivo provincial a partir del diseño de políticas productivas territoriales, focalizando su accionar en las estrategias que faciliten la internacionalización comercial y productiva o la captación de inversiones productivas internacionales, sin dejar de atender cuestiones como corregir los problemas básicos como infraestructura y vías de comunicación, energía o impuestos y financiamiento.
Un tema de extremo interés para quienes producen es la energía, un insumo vital en cualquier proceso productivo. La provincia tiene un grave problema: la energía en Santa Fe es una de las más caras del país y su distribución es deficiente.
Llegó el momento para modificar la matriz energética de Santa Fe e invertir en forma decisiva en el desarrollo de una estructura sustentable de energías renovables. Y no nos referimos a instalar calefones solares sobre los techos de las viviendas particulares, sino a impulsar proyectos de varios cientos de megas o gigas como son los ejemplos de Cauchari I, II y III en Jujuy para energía solar, los parques eólicos instalados en distintas provincias argentinas, o los desarrollos privados en bio masa y bio gas. La gran ventaja que encontrará el nuevo gobierno de la "Invencible" es que ya existen leyes nacionales como la 27.191 sobre el Régimen de Fomento Nacional para el uso de Fuentes Renovables de Energía Destinada a la Producción de Energía Eléctrica; Ley 27.424 sobre el Régimen de Fomento a la Generación Distribuida de Energía Renovable Integrada a la red pública y el Decreto 286/2018 que reglamenta esta última Ley, que facilitan el desarrollo de todas las alternativas energéticas para llegar a la autogeneración en un período de dos décadas sin que toda la inversión deba hacerla el estado provincial. Nuestra provincia sólo debe decidir si adhiere a estas leyes o adapta los instrumentos que ya existen aquí para crear el marco político adecuado y solucionar este problema.
"¿Cómo hacerlo? Ese punto forma parte de una etapa posterior y si no saben cómo hacerlo deberán confiar y apoyarse en los profesionales que si saben. Hoy, con vistas a las propuestas que seguramente aparecerán en campaña, lo más importante es que cada uno sepa qué deberán hacer desde el ejercicio del poder.
Eduardo Romagnoli / Empresario, director de la Fundación Renovar