En una jugada fuerte para su perfil político, el gobernador Omar Perotti salió a desmarcarse del cierre de exportaciones de carne por treinta días dispuesto por el gobierno de Alberto Fernández y mostró autonomía en un tema sensible en el plano económico y uno de los principales conflictos políticos del kirchnerismo.
Para un hombre que hizo un culto de la moderación, el gobernador eligió palabras fuertes para cuestionar la medida, como “cambios en las reglas de juego” y “soluciones que no funcionan”.
Con origen en la cuenca lechera del oeste santafesino y vínculo estrecho con la producción, Perotti optó por despegarse de una medida que activó no sólo la bronca de un sector en el que todavía perdura la memoria de la resolución 125 sino también el posicionamiento de todo el arco opositor.
Mucho más cercano a la cosmovisión del reutemismo que a la del Instituto Patria, la relación entre el gobernador y el agro atravesó distintas etapas. En 2008, el entonces intendente de Rafaela apoyó la suba de retenciones y firmó un documento del PJ donde se acusaba a los productores de "agoreros" y "golpistas", una situación que no cayó nada bien en el mundo rural y que incluso gatilló protestas en su pago chico.
https://twitter.com/omarperotti/status/1394637032622800897
Desde entonces, Perotti intentó recomponer lazos con un sector clave en la economía santafesina y nacional y que políticamente se siente más representado por el no peronismo. O, en el caso de Córdoba, por el peronismo sui generis fundado por José Manuel De la Sota y Juan Schiaretti.
No es el primer conflicto con el mundo agropecuario detonado desde Buenos Aires que debe enfrentar Perotti: con la fallida intervención de Vicentin, que despertó en el ruralismo los fantasmas de una nueva guerra gaucha —o peor, el giro chavista del peronismo—, el mandatario provincial buscó una propuesta superadora que dejara más o menos contentas a todas las partes involucradas pero no germinó.
La hidrovía y la ley de biocombustibles son otros dos temas de agenda en las cuales Perotti está en otra frecuencia que la del gobierno central.
También con el tramo más reciente de la gestión de la pandemia el gobernador mostró señales de diferencias con la Casa Rosada y permeabilidad a la lista interminable de demandas sociales, muchas veces contradictorias entre sí. Aun con el límite político que impone la fluidez de recursos públicos a la provincia, Perotti levantó la bandera de las clases presenciales —y logró que el gobierno modificara el status sanitario de los departamentos Rosario y San Lorenzo—, pero el tono estuvo lejos del que expresó hoy en su cuenta de Twitter. Se verá cómo sigue la relación entre Perotti y Fernández, justo en un momento en que las diferencias en el Frente de Todos sobre el rumbo económico afloran más seguido y con mayor intensidad.