"Tenemos que llegar a octubre, aunque sea con muletas". La descripción de un calificado diputado nacional oficialista sirve más que ocho mil caracteres de análisis político para describir la gravedad política de la situación que vive Cambiamos.
Por Mauricio Maronna
"Tenemos que llegar a octubre, aunque sea con muletas". La descripción de un calificado diputado nacional oficialista sirve más que ocho mil caracteres de análisis político para describir la gravedad política de la situación que vive Cambiamos.
Lo clave en esta historia es que merced a la ausencia de sapiencia en el manejo de la administración, la gravedad de la economía está estallando en el corazón de la clase media, en el propio votante del macrismo. Nunca es aconsejable en la pirámide del Estado actuar con desesperación.
El gobierno quemó todos los libros con los que llegó a la conducción del país. Ese grupo de hombres de camisa clarita, sin corbata, abjuraba de la mano visible del Estado, de los controles, de los precios cuidados, de la intervención por sobre la mano invisible. Pues bien, señoras y señores, a menos de cuatro años de asumir Cambiemos y para poder mantenerse en pie, reaparecieron los "precios congelados".
Atrás quedó toda la catilinaria macrista de desprecio hacia esa opción. La necesidad siempre tiene cara de hereje, pero esta vez ojalá que no sea una herejía una única medida oficial que ayude a descomprimir una situación de crisis galopante entre inflación, caída del empleo y aumento explosivo de la pobreza. Como dijo ayer el economista Juan Carlos de Pablo: "Lo que hasta ayer fue una bobada, hoy no puede constituirse en genialidad".
Todos los economistas consultados coinciden en que los anuncios constituyen apenas un parche, destinados a fracasar en el mediano plazo. La falta de expectativa en la economía argentina y el derrumbe de la credibilidad de Macri generaron ayer un combo explosivo: el riesgo país trepó hasta los 834 puntos básicos. Por su parte, el índice Merval cedió, afectado por la caída de las acciones del sector energético.
El Ejecutivo se dejó estar durante meses, mientras el proceso inflacionario corroía toda la estructura de la economía argentina. La reacción sobrevino luego de que el gurú macrista, Jaime Durán Barba, notificara al presidente y a Marcos Peña de la caída de Macri en las encuestas, producto de la crisis económica, puntualmente de la inflación.
En el infierno inflacionario
Ayer, el ministro de hacienda, Nicolás Dujovne, se subió a lo más alto del palo enjabonado y quiso presentar la batería de anuncios como una épica respuesta a la desmadrada inflación. Para el subtexto del análisis político se vio allí la táctica del gobierno, al elegir un nuevo monstruo, fracasada por ahora la puesta en escena de "la grieta" y la confrontación con el kirchnerismo. Dujovne quiere que la épica consista ahora en poner a la inflación en el lugar que el ala política (ahora desvencijada y de rodillas) ubicaba a la ex presidenta.
Los anuncios fueron también un aporte intelectual de los radicales oficialistas, que pusieron a trabajar a Jesús Rodríguez, el último de los ministros de Economía de Raúl Alfonsín, quien se fue antes del poder, corrido, precisamente, por la espiral hiperinflacionaria.
El radicalismo se juega su pellejo al adoptar como propias las decisiones económicas. Si no cuajan, ellos también serán responsables. "Es así, no nos queda otra. Si al gobierno le va bien, nosotros podremos aspirar a poco. Y si le va mal, corremos riesgo de desaparecer de la escena como en el pos 2001", le dijo a LaCapital un dirigente radical, de esos que tienen peso específico propio.
Un extenso coro de oficialistas espera por estas horas el impacto de las medidas. En la opinión pública y en las góndolas. Por lo menos, le sirvió a la Casa Rosada para obturar las versiones sobre cambios en la fórmula. Esos rumores que, por ejemplo, hablaban —y hablan— de María Eugenia Vidal-Alfredo Cornejo, entre muchas otras. No parece haber demasiado margen, pero en la Argentina todo despropósito puede transformarse en una profecía autocumplida.
La imagen de Macri ha sufrido en los últimos meses una abrupta caída en un contexto de recesión económica, suba de los precios e incremento de la pobreza. Y ha producido el efecto contrario del que los votantes pretendían ver a la hora de votar por el ex presidente de Boca Juniors. Cambiemos no sólo no terminó con el kirchnerismo, sino que aumentó la buena valoración de Cristina. Todo al revés.
La realidad del gobierno le da entidad a un dicho popular que viene del mundillo del fútbol: "Cuando una te sale mal, después todas te salen mal". En ese sentido, los que eran campeones mundiales de la comunicación política, hoy tropiezan en yerros inentendibles. Por caso, el video que eligió Presidencia de la Nación para mostrar a Macri, posicionándose con una vecina de Olivos respecto de la inflación. Nadie lo entendió.
Por lo pronto, Macri se aferró a una última muleta para llegar a las elecciones generales, que serán dentro de seis meses. Este es el semestre que importa.
Vaya paradoja.