Por Mauricio Maronna
Omar Perotti está en Kuwait. Desde allí partirá hacia Abu Dabi, la capital de los Emiratos Arabes. El periplo culminará en Viena, la capital de Austria. ¿Para qué este viaje relámpago? Simple y directo: para buscar fondos que le permitan tener algo de caja en el inicio de la gestión.
Perotti va a visitar tres fondos que, hoy por hoy, tienen inversiones en la provincia de Santa Fe. Se trata del fondo kuwaití, el fondo de Abu Dabi y el de Opep-Ofid. Perotti va a confirmar la continuidad en el trabajo conjunto y la voluntad de que sigan participando como inversionistas en la provincia de Santa Fe. Pero, además de la ratificación, el rafaelino quiere conseguir nuevas inversiones. Esos fondos ya están invirtiendo en la provincia.
Antes de partir (voló hacia Kuwait y estará de regreso el viernes próximo), Perotti se reunió en forma reservada con el gobernador Miguel Lifschitz en la Delegación Rosario de la Gobernación. En el encuentro del jueves, que comenzó a las 16 y se extendió por una hora, el gobernador en funciones y el mandatario electo afinaron el lápiz sobre casi todos los temas de la transición.
Plazo largo
Cerca del senador nacional aseguran que el futuro gobernador cree que la Casa Gris hizo una "mala lectura" de la evolución económica de la provincia atento a la realidad nacional, y que "los municipios están con la lengua afuera". Para Perotti, el plazo de la transición es extremadamente largo, "pero lo puso Lifschitz" cuando eligió las fechas de las elecciones.
Al margen de que se habló de temas económicos, incluida la cuestión del agente financiero del Banco de Santa Fe, Perotti se mostró preocupado por las licitaciones que se convocaron luego de las Paso. Dicen en el equipo de Perotti que el monto es de 8.000 millones. En ese sentido, confirman que la masa salarial del Estado santafesino es de 9.000 millones. "La única plata que vamos a tener en el inicio de la gestión es la de los fondos árabes, parece", se escuchó decir cerca del ex intendente de la Perla del Oeste.
Está claro que, desde el lado del actual gobierno, harán todos los esfuerzos para mantener en alto las decisiones tomadas respecto de la gestión, para reivindicarlas luego desde la oposición, si la administración entrante hace algún tipo de poda.
No menos evidente es el latiguillo que se aplicará desde el 11 de diciembre desde la Gobernación. Se volverá a escuchar hablar de algo que no sucede desde 2007, cuando se produjo el cambio de signo político en Santa Fe, aunque a la inversa: "La herencia recibida".
Perotti está preocupado por la situación de la seguridad en la provincia y cerca suyo aseguran que le transmitió a Lifschitz el deseo de poner todo el esfuerzo en ese rubro. "Tenemos que llegar a diciembre con una baja en los índices. Estamos en emergencia y he decidido coserme la boca para no agrandar el problema, pero se advierte una situación de desbande con la policía", cuentan que reveló Perotti en la intimidad.
Por lo pronto, el gobernador reunió en las últimas horas a los funcionarios de seguridad y a los jefes policiales para reiterarle la necesidad de no bajar los brazos y trabajar en lo que resta de la transición como si se tratara del primer día.
Perotti no dará a conocer los nombres de su gabinete hasta comienzos de noviembre, cuando haya pasado la elección presidencial. El actual legislador nacional intentará compatibilizar el perfil del futuro gabinete con lo que haga Alberto Fernández a nivel nacional. "La provincia no puede tener un ministro de Seguridad que no esté perfilado con el nacional", sostiene un allegado al futuro mandatario.
Los nombres de la administración Perotti llevarán el sello del rafaelino, algo que ejemplificó con rapidez y picardía el senador Armando Traferri: "El ministro va a ser Omar".
Perotti pide que se "encauce" la transición, que nadie tire del mantel: "Hoy puede ser mejor que mañana. Lifschitz no va a mejorar en estos meses desafiándonos, ni nosotros tampoco. Terminemos seriamente la transición, que no se convierta en un cabaret".
El gobernador electo conversó varias veces con Pablo Javkin, el futuro intendente de Rosario. Admiten en torno al legislador que "el rojo se agrava" y que la cláusula gatillo "acumulada" puede traer problemas severos. En ese contexto, Perotti se encontrará con una realidad: el apoyo de la provincia a las finanzas rosarinas fue constante en materia de transferencias y no podrá cortarse, al menos en lo inmediato.
Por lo pronto, los plazos de la transición comienzan a correr más rápido para los que se van y los que vienen. A diferencia de otros momentos, la crisis severísima que atraviesa el país impacta de lleno en las provincias y Santa Fe, aunque mejor armada que otras, no escapa a esa lógica.
En paralelo, desde el gobierno nacional intentan reanimar la campaña con una convocatoria a la movilización del núcleo duro. Allí está plasmada la táctica y, al mismo tiempo, la estrategia, de la Casa Rosada. Ya no se trataría de buscar el milagro de un triunfo en primera vuelta, sino de conservar el núcleo duro de votantes que tuvo Juntos por el Cambio el 11 de agosto.
Lo dijo con todas las letras el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, en la entrevista con LaCapital, el domingo pasado: se intenta que el espacio logre la mayor cantidad de legisladores posible para evitar la hegemonía peronista.
Gane quién gane el 27 de octubre, el futuro sólo se explicará de manera positiva si se asomaran todos a un acuerdo político y económico que le ponga un tapón al drenaje. No sólo la economía es el problema. Por encima, siempre está la política.
Por Eugenia Langone