Leer: un reto para los adultos

En medio de la polémica por el DNU que declara “servicios públicos esenciales” a la telefonía e internet, una acción que permitiría igualar la conectividad y lectura de todos los alumnos y docentes del país, no pasó desapercibido que el 24 de agosto fue el Día el Lector. Se conmemoró en alusión al nacimiento en 1889 del gran escritor argentino y su legado: Jorge Luis Borges.

Notas y homenajes, más recuerdos propios y ajenos se escucharon y leyeron a granel. Y si se valora a la lectura (habrá que ver por qué) vale problematizar el tema y erradicar algunos mitos y esnobismos. Hace años que circula en los ámbitos escolares y académicos una sentencia recurrente: "Los chicos no leen". Y esta vez, este axioma muy discutible volvió a escucharse.

¿Y los adultos? ¿Leemos? ¿Por qué, para qué, cómo, cuándo? ¿Lo hacemos habitualmente? ¿Delante de los chicos, con los chicos? ¿Para trabajar, para estudiar, disfrutar, para informarnos? Leer tiene buena prensa y tener una biblioteca llena ni hablar.

Pero, ¿compartimos relatos y lecturas con los chicos? ¿Estimulamos que tengan sus propios textos y bibliotecas? Difícilmente los chicos y jóvenes de ámbitos lectores no lean alguna vez y quizá no nos guste todo lo que leen: eso será harina de otro costal y algo a discutir con ellos. Más difícil será que lean aquellos que no acceden a la lectura ni en papel o por la web. Y mucho más será que lea alguien para quien la lectura es sólo un ejercicio, una tarea o un trabajo.

Ni hablar de querer convencer a alguno de lo que dijo alguna vez Mark Twain: "Buenos amigos, buenos libros y una conciencia somnolienta: esa es la vida ideal", si no ponemos en práctica la lectura los adultos, y de buena gana. Que no se lea esto como "reto" en sentido de aleccionar o culpabilizar a los mayores; sí es un "reto" a dejar los veredictos de lado con los chicos y un desafío con nosotros mismos.