La inseguridad galopante que se vive en la provincia de Santa Fe (fundamentalmente en Rosario) hizo que, al fin, la clase política pusiera las barbas en remojo antes de que el asfixiante enero llegue a su fin.
Por Mauricio Maronna
Silvina Salinas / Virginia Benedetto
La inseguridad galopante que se vive en la provincia de Santa Fe (fundamentalmente en Rosario) hizo que, al fin, la clase política pusiera las barbas en remojo antes de que el asfixiante enero llegue a su fin.
La decisión del diputado Rubén Giustiniani de pedir una sesión especial para tratar el tema durante esta semana logró un efecto movilizador. Aunque varios de sus pares lo criticaron porque, según ellos, una sesión de ese tipo no serviría para nada, el presidente del cuerpo, Miguel Lifschitz puso manos a la obra y activó la convocatoria a la comisión de Seguridad.
Lo bueno del episodio es que se movilizaron algunos diputados en pleno receso, pudieron consensuar un documento y se olvidaron por un rato de las histéricas tirrias. Ahora, a las cosas.
Toda la obra en tiempo real desde la asunción del gobierno de Omar Perotti muestra un protagonista excluyente: la inseguridad. Eso que con buen olfato Perotti descubrió como eje de su campaña ("orden y paz") sigue siendo la principal demanda de los santafesinos, que empezaron a enojarse por la profundización de la crisis y obligaron a los dirigentes a reunirse. Los encuentros se sucedieron no sólo en Diputados, los concejales convocaron a conferencia de prensa en el Concejo y los radicales pidieron agilizar la toma de decisiones en la ciudad de Santa Fe.
Todos unidos triunfaremos
El estado de las cosas muestra, precisamente, una novedad: los radicales se juntaron, sin divisiones, y se prometieron tomar decisiones en conjunto, poniendo como adversario ya no a los propios correligionarios sino al peronismo.
Al fin, Perotti es gobernador de la provincia de Santa Fe, entre otras cosas, porque algunos radicales prefirieron jugar en las elecciones contra otros radicales antes que enfocar correctamente en la mirilla al contrincante real.
También operó para que se reanuda el espíritu de cuerpo la aparición de un nuevo jugador con poder: Pablo Javkin. El intendente de Rosario tiene la necesidad extrema de mejorar a una ciudad que luce con innumerables problemas. Pero, además, Javkin hace política. Es más, necesita hacer política para construir el javkinismo. En base a eso comenzó a juntar las cabezas de dirigentes sin partido y a convocar a intendentes y presidentes de comuna con sello ucerreísta.
Habrá que ver si de las relaciones entre Javkin, Maximiliano Pullaro, Carlos Fascendini (presidente partidario), José Corral, Mario Barletta, Jorge Boasso, Felipe Michlig, Palo Oliver (y siguen las firmas) nace un inteligente affectio societatis o si los radicales vuelven a romper los juguetes, un dicho que elucubró un correligionario, allá por los dorados ochenta.
A tenor de las reacciones, diputados y concejales fueron ganados por la preocupación. El ministro de Seguridad, Marcelo Saín, estuvo con ediles y legisladores peronistas y, casi en paralelo, el PJ provincial se reunió para "impulsar la movilización de la militancia". Todos tienen datos de cómo los graves episodios van mordiendo la imagen de los gobernantes. Y de los políticos en general.
Pero, al margen de reuniones y reunioncitas, deberá ser la gestión en Seguridad la que tenga que dar respuestas y cambiar esta situación de temor en la gente y marcada ausencia de patrullajes y presencia policial en las grandes ciudades. De cómo le vaya al gobierno en la materia dependerá la performance de la administración. Marzo empalmará la cuestión seguridad con las paritarias, algo que servirá para mostrar cómo está el sector sindical en la provincia. Será una prueba de fuego para la Casa Gris y para los sindicatos. Los recurrentes viajes del gobernador a la Casa Rosada hablan más que mil editoriales sobre la necesidad de recibir fondos frescos desde el gobierno nacional, que tampoco la tiene fácil.
La economía y la seguridad irán coloreando (o destiñendo) todo el 2020. Sin embargo, la política empezará a jugar su partido camino a las elecciones de mitad de mandato. Está clarísimo en Santa Fe que si la oposición no peronista se divide, el PJ canta victoria. De ahí la importancia de lo que hagan los radicales y de cómo juegue el PRO en la instancia que viene.
Los caminos de Javkin
Esos movimientos también definirán la estrategia electoral de Javkin en Rosario. El intendente ganó las elecciones por el voto progresista, pero también por la concurrencia de voluntades que, en 2017, sufragaron por Cambiemos.
En el macrismo rosarino hay una interna no resuelta, aún embrionaria, entre Federico Angelini (diputado nacional y presidente del PRO) y Roy López Molina, el concejal que quiere disputarle la conducción. ¿Se definirá esa posición en 2021 o, como siempre hasta hoy, terminarán acordando?
Los pasos de Javkin también deberán ser analizados de acuerdo a cómo progrese o retroceda la relación con el socialismo y con Perotti. Si el titular de la Casa Gris juega e impulsa un candidato propio en 2021, Javkin no deberá perder ningún apoyo desde la oposición.
De eso dependerá a futuro la política provincial y municipal. Ahora, lo importante es lo urgente. Y lo urgente es la seguridad.