En primer lugar cabe aclarar que el análisis del proyecto remitido por el Ejecutivo municipal para la creación de cocheras subterráneas es competencia propia de del Concejo municipal de Rosario, ya que el mismo debe mantener directa incidencia en todos los asuntos que modifiquen la situación de vida de los rosarinos.
Ante eso, como cuerpo legislativo responsable, no debemos escapar a la problemática del faltante de cocheras y necesitamos contribuir con soluciones que contrarresten el caótico transito de la ciudad.
Los ediles tenemos como finalidad, entre otras, ser un órgano de contralor del departamento Ejecutivo. También es nuestra responsabilidad brindar herramientas para solucionar los problemas de los rosarinos, y programar a largo plazo la ciudad que queremos. De esa manera, sostenemos la esencia de sistema democrático.
Previo a analizar el proyecto minuciosamente, debemos centrarnos en una serie de aspectos a destacar.
El proyecto de cocheras subterráneas es una obra de gran envergadura para la ciudad. La iniciativa para resolverla pretende —y necesita— ser de proporcional magnitud que el problema, ya que se trata de contribuir a tener bajo control una situación altamente perturbadora que va en aumento descontrolado, como es el déficit de lugares para estacionar, problema que se torna cada vez mas critico, debido a la superpoblación de automóviles que existen en nuestra ciudad.
En un primer análisis, en cuanto a la solución propuesta, debe decirse que resulta innegable que se le pueden realizar varias mejoras para que dicha contribución sea más efectiva, y además se hace preciso -y útil- valorar distintos aspectos que se contemplaron en emprendimientos de otras ciudades, destinados al mismo fin.
El impacto ambiental ocupa un lugar privilegiado a la hora de la discusión, ya que en diferentes órbitas tiene su incidencia, sobre todo si tenemos siempre en mente el principio de que
las soluciones deben
perturbar lo menos posible el entorno en que van a
realizarse las medidas (para que no se termine en la paradoja de resolver un trastorno con la creación de otro). Y ello es así tanto como norma rectora protectiva insoslayable para el presente, como de prevención para el futuro.
A modo de antecedente, cito que los niveles actuales de contaminación sonora
en el área central de determinadas arterias críticas sobrepasan las pautas aceptadas por la organización mundial de la salud. Y según los últimos datos de la
encuesta "Origen-Destino 2008", en Rosario y su área metropolitana el 28,9 por ciento de las personas se movilizan en automóviles particulares; siendo ínfima esta cifra en comparación al uso del transporte urbano de pasajeros que representa el 29,8 por ciento del total, dejando el resto del porcentaje fuera de la ecuación entre el uso de lo particular y lo público.
Los especialistas manifestaron que habría que disuadir el acceso de vehículos al centro por fuera de esa primera sección que marcan
los bulevares, e incluso más allá, y que algunos puntos propuestos por el
departamento Ejecutivo les resultan demasiadas céntricas, entrando en juego los conceptos que van desde la proximidad
de dichos lugares de aparcamiento al centro de la ciudad o disuasión de los mismos para evitar la concentración de automóviles en el área central.
Cuando pensamos en la ciudad que los rosarinos quieren y eligen para vivir, sabemos que es una ciudad limpia, libre de contaminación, en la que se pueda transitar sin que ello signifique un caos. Pero sobre todo queremos una ciudad ordenada, en donde las cosas funcionen correctamente, aprovechando todo el potencial que tiene Rosario.
Consideramos que el departamento Ejecutivo, de pretender avanzar en la concreción de este proyecto que intenta resolver el real problema de la falta de lugares para estacionar, y así contribuir a la mejora de la movilidad, debe garantizar que los impactos urbanísticos y sobre todo el ambiental, no resultaran negativo para los rosarinos, ni para la ciudad.
Garantizado esto, sostenemos que el proyecto debe volver al departamento Ejecutivo para que así cuente con el consenso de todos los representantes de los vecinos, a fin de que tenga en cuenta todos los aportes formulados, permitiendo que se introduzcan aspectos indispensables en lo concerniente al proyecto, para tener como resultado una amplia participación democrática en el destino de nuestra ciudad.
(*) Concejal de Unión Pro. Vicepresidente de la comisión de Planeamiento