Se dirá que por 5 minutos Camerún dejó a la Argentina fuera del Mundial de Francia 2019, se dirá que si se hubieran jugado los 4 minutos que la jueza coreana le restó al partido contra Escocia, tal vez las albicelestes podrían haber ganado, se dirá que les faltó técnica y rodaje competitivo comparado por sus pares norteamericanas o europeas. Todo eso es parte del fútbol. Lo que no se podrá decir es que las chicas de la selección nacional no pusieron todo el juego que tenían, en la cancha; todo el amor propio y el esfuerzo colectivo. Además lograron lo inesperado: nunca Argentina revirtió un 3 a 0 en un partido de Mundial como hicieron ellas el jueves contra las británicas, nunca antes se vio a tantos futboleros reconocer al menos un nombre de las 23 jugadoras y alentar el juego. Más allá de las bromas, discriminaciones y las odiosas comparaciones con el fútbol masculino, que seguirán, si algo aprendimos las mujeres y el colectivo LGTB es que los cambios culturales requieren de mucho tiempo, unión colectiva y paciencia, mucha paciencia.