El presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, en una conferencia de prensa brindada el 17 de octubre de 2007, dijo que la comunidad internacional debe impedir el avance nuclear de Teherán, si quiere evitar la tercera guerra mundial.

El presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, en una conferencia de prensa brindada el 17 de octubre de 2007, dijo que la comunidad internacional debe impedir el avance nuclear de Teherán, si quiere evitar la tercera guerra mundial.
Desde hace algunos años distintos autores y funcionarios auguran una próxima guerra mundial. Para unos esta sería la tercera y para otros la cuarta guerra ya que consideran a la Guerra Fría (1945-1991) como una guerra real, ganada por Estados Unidos, aunque lo correcto sería decir que fue perdida por la Unión Soviética.
Tal vez uno de los primeros en vislumbrar esta situación fue el general británico John Hackett, ex miembro de la Otán, quien escribió en 1977 junto a un grupo de colaboradores un libro con el título de "La tercera guerra mundial". De acuerdo a Hackett la misma se produciría el 27 de julio de 1985. En la fecha mencionada una división soviética aerotransportada aterrizaba sorpresivamente en Yugoslavia, dividida por luchas internas tras la muerte del mariscal Tito que se produjo en 1980. El conflicto se agudizó con la participación de marines norteamericanos y efectivos italianos hasta convertirse en una guerra atómica. Está visto que los cálculos que se manejaban en la Otán no eran los correctos.
Cuando Estados Unidos y sus aliados intervienen en Afganistán, con la aprobación de las Naciones Unidas, Kristol y Kagan, integrantes del Projet for the New American Century la comparan con la campaña de Africa del Norte en la Segunda Guerra Mundial: un comienzo esencial en el camino hacia la victoria. Pero esta guerra no terminará en Afganistán. Habrá de expandirse hasta involucrar a un número de países y de conflictos de variada intensidad. Puede muy bien requerirse el uso del poder militar norteamericano en múltiples lugares simultáneamente y habrá de parecerse al choque de civilizaciones que todos han tratado de evitar.
Otra comparación la realiza el periodista Thomas Fridman. Según Raúl Cardoso fue el primero en ubicar la dimensión del ataque terrorista del 11S. Si los ataques de ese día equivalían "a un Pearl Harbor de la Segunda Guerra Mundial esto implica que hay por delante, una larga, muy larga guerra" (Cardoso, R. Clarín del 9 de octubre de 2004).
Por su parte Eliot Cohen manifestó que el enemigo de esta guerra no es el terrorismo sino el islam militante. Afganistán constituye apenas uno de los frentes en la Cuarta Guerra Mundial y las batallas que allí tienen lugar, apenas una campaña (Diament, M., "La Cuarta Guerra Mundial", La Nación 26 de abril de 2004)
El cardenal Renato Raffaele Martín, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, en una entrevista realizada con varios diarios italianos el 8 de setiembre de 2004, manifestó que nosotros hablamos siempre de las dos guerras mundiales, la Primera y la Segunda, y olvidamos que hubo una tercera guerra mundial, la Guerra Fría. Esta última no fue una guerra propiamente dicha, de acuerdo a los esquemas tradicionales. Hoy es otra guerra, la cuarta guerra mundial, que nos implica a todos, porque no sabemos si saliendo de un hotel nos sucederá algo o subiendo a un ómnibus o cuando vamos al bar. (La Nación, 8 de setiembre de 2004).
Refiere Cardoso que Norman Podhoretz, en un artículo "IV Guerra Mundial: cómo empezó, qué significa y por qué debemos ganarla", publicado en setiembre de 2004, argumenta que el islamismo radicalizado busca no sólo la conquista de Occidente y el mayor número de muerte posibles. "Como los nazis y los comunistas, este nuevo enemigo está dedicado a la destrucción de todo lo bueno que encarna Estados Unidos".
Para Osama Bin Laden, esta guerra se inició el 11 de setiembre, pero de 1990, cuando el presidente Bush (padre) manifestó ante el Congreso de los Estados Unidos, que las fuerzas armadas de cuatro continentes están a disposición del rey Fahd de Arabia Saudita para disuadir y, si fuera necesario, para defenderlo, de un ataque de Irak que había invadido Kuwait.
En esta tercera guerra mundial se enfrentan dos posturas antagónicas. Por un lado, el liderazgo de Estados Unidos y su actual presidente George W. Bush con la consigna de librar una guerra contra el terrorismo, con un objetivo cambiante. Por el otro, el terrorismo fundamentalista encarnado en la figura de un líder musulmán, Osama Bin Laden, con la consigna de expulsar a las tropas infieles (norteamericanas y aliadas) del territorio sagrado de Arabia Saudita, donde se encuentran La Meca y Medina, ciudades donde nació y murió el profeta Mahoma.
En esta tercera guerra mundial los objetivos son los enunciados, pero pueden modificarse los medios para superar al enemigo con emprendimientos más drásticos y mortales de los que se han empleado hasta el presente.
(*) Director de la maestría en integración y cooperación internacional. UNR. Investigador del Conicet




