¿Cómo será la próxima pandemia? ¿Se suspenderá como ahora la casi totalidad de la vida social, de la vida pública en general? Argentina, hoy con la cuarentena más larga del mundo, ¿suspenderá en el futuro nuevamente todas las actividades sociales básicas durante meses hasta que llegue la vacuna contra la futura peste, como parece que se hará ahora con el covid-19? La pregunta es necesaria. La anterior pandemia fue en 2009, hace apenas 11 años. La "gripe asiática" de 1957 también estuvo separada por 11 años de la siguiente pandemia, la gripe de Hong Kong de 1968. La multiplicada conexión física por aire, mar y tierra que trajo la Globalización parece indicar que esa periodización podría acelerarse. En un día promedio de 2019 había unos 100 mil vuelos en todo el planeta, muchísimos más que en 1968.
Ante la falta de una perspectiva y de una clara puesta en contexto en la masiva lluvia de información que se provee a diario a la población, conviene ya no solo hacer este ejercicio hacia adelante sino también hacia atrás. Hacia adelante, porque es obvio que habrá otra pandemia en el futuro próximo: es simplemente inevitable ; hacia atrás, para revisar cómo actuó la sociedad ante epidemias similares.
Sin remontarse a la gripe Española de 1918/20, cuando la Medicina y la sociedad eran muy diferentes, en 1968/70 la gripe de Hong Kong se llevó entre un millón y cuatro millones de vidas, según estima la Enciclopedia Británica. Saltó de China (sí, nuevamente China) al resto de Asia y de ahí a EEUU, llevada por los soldados que volvían de Vietnam y a Europa, y luego al resto del mundo en diverso grado. El pico duró toda la segunda mitad de 1969, de julio a diciembre. En 1969/70 hubo una segunda ola, aún más mortífera, que afectó principalmente a Japón, Australia y Europa. Pese a la gravedad de la pandemia y a que no hubo vacuna por cierto tiempo _como siempre ocurre_ no se detuvo la vida social. Los grupos de rock siguieron dando sus conciertos masivos (la banda inglesa The Who hizo una gira mundial muy exitosa, con docenas de conciertos en EEUU y Gran Bretaña, dos de los lugares más afectados por el virus); las protestas contra la guerra de Vietnam no se detuvieron por la "Hong Kong Flu", al contrario arreciaron como nunca en ese año de 1968; los cines de todo el mundo proyectaban a sala llena las películas del momento (Funny Girl, 2001, Oliver, Romeo y Julieta, Isadora, Bullitt, etc). Se podría agregar el Mayo Francés, pero este se produjo poco antes de la llegada de la pandemia a Francia. En un artículo reciente, la revista médica The Lancet comenta que pese a que en el punto más alto del brote, en diciembre de 1968, The New York Times describió la pandemia como "una de las peores en la historia de la nación", hubo pocos cierres de escuelas y de otras actividades; la gran mayoria continuó operando con normalidad (ver nota: http://http://https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)31201-0/fulltext)
Esta actitud de seguir con la vida normal se mantuvo, pese a que, según una reciente nota de la BBC, las muertes que causaba la gripe de Hong Kong eran tantas que en Berlín los cadáveres debían almacenarse en los túneles del metro, y en Francia el virus dejó a la mitad de la fuerza laboral temporalmente incapacitada. La otra mitad no dejó de concurrir a su trabajo en ningún momento. En Alemania, los recolectores de basura se debieron sumar a los sepultureros de los cementerios, porque estos estaban desbordados. En Londres, los hospitales se saturaron y al menos un 20% del personal se enfermó.
En Argentina no parece no haber sido registrada aquella peste global. Algunas de los hechos que sí dejaron un fuerte registro ese año fueron: el primer trasplante argentino de corazón, a cargo del médico Miguel Bellizi; la visita de la premier india Indira Gandhi; el inicio de la construcción de Atucha, la primera central nuclear de América latina. También fue el año del retroceso del gremialismo "acuerdista" de Vandor y el paralelo ascenso del gremialismo combativo, lo que prenunciaba el Cordobazo del año siguiente.
Casi 40 años más tarde, en 2009, se cambió de actitud. Pero sin llegar a los extremos de alarma actuales. Pese a que Santa Fe, por ejemplo, registró 89 fallecidos por gripe A solo hasta el mes de agosto de 2009, según registros oficiales.
¿Eran indolentes y ajenos al valor de la vida humana en 1968 y apenas tibios en 2009 o hay una sensibilidad extrema y exagerada en la reacción actual? ¿Tiene la superconectividad contemporánea mucho que ver con este cambio radical de actitud de la sociedad ante un peligro más o menos similar? Parece que sí.
Esa marea diaria de información numérica volcada sin contexto mucho influye en el miedo colectivo. Argentina, con 8.271 muertes por covid-19 hasta el viernes 28 de agosto ¿tiene muchos o pocos fallecimientos? "Tirar" ese impresionante número solo, pelado, sin proveer el necesario contexto estadístico e histórico, no es hacer buena información. Según estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación, el país registró 336.823 fallecidos por todas las causas en 2018. De ellas, 31.916 fueron por "neumonía e influenza", esto es, gripe estacional, además de otras 13.791 por "enfermedades infecciosas y parasitarias". El promedio 2010/16 de fallecidos por gripe estacional fue de 24 .971, según una investigación que estudió el efecto de la aplicación obligatoria de la vacuna a partir de 2010 (http://https://scielosp.org/article/rpsp/2019.v43/e15/es/).
Como se observa, son números muy superiores a los que hoy paralizan y afligen a la sociedad argentina por el covid-19 (aún cuando los fallecidos y contagiados crecerán mucho en las semanas y meses venideros). Esos casi 32 mil fallecidos de 2018 por la gripe estacional, para la que había una vacuna eficaz, no merecieron atención ni preocupación. Simplemente se asumió y se asume que las cosas son así. En otras palabras, hay todos los años una pandemia silenciosa, la de la gripe estacional, que en Argentina se lleva unas 25 mil vidas en promedio y a nivel mundial, de 290 mil a 650 mil según estimaciones de la OMS. En Estados Unidos, los centros CDC calculan que la gripe ha dejado un saldo de entre 9 y 45 millones de personas enfermas, entre 140.000 y 810.000 hospitalizaciones y entre 12.000 y 61.000 muertes por año desde 2010. Son todos estudios estimativos, con proyecciones, porque no hay "hisopados" para estos millones de casos, como tampoco partes diarios oficiales, ni "zócalos" vespertinos, ni conferencias de prensa presidenciales. Esas 25 mil vidas perdidas anualmente en promedio en Argentina, ¿no merecen otra atención o simplemente reciben la atención que merecen y, entonces, en ese caso, las muertes por covid-19 reciben una atención desproporcionada? La pregunta no es retórica, es una duda legítima y que queda abierta, en espera de una respuesta equilibrada, análitica y racional.