En abril del año pasado, cuando las revelaciones del affaire de los Panamá Papers arreciaban, el presidente de la Nación hizo una jugada política que le salió muy bien: convocó a los líderes del Senado de la Nación y estos respondieron masivamente. El otrora hiperkirchnerista (condición de la que ya para entonces había abjurado), Miguel Pichetto, fue quien explicó a la prensa que el Mauricio Macri les pidió "trabajar en conjunto para garantizar la gobernabilidad".
Nunca supimos más de ello. Ni qué significó en los hechos prácticos ni cómo evolucionó aquél pedido.
Al ex presidente Carlos Saúl Menem, la lentísima justicia argentina acaba de ratificarle una condena de cumplimiento efectivo de siete años por no sé ya cuáles de los delitos que sucesivamente lo fueron haciendo desfilar frente a muchos estrados judiciales. Sin embargo, el ex mandatario de la Nación durante 10 años no irá preso (por la edad a lo sumo hubiera ido a prisión domiciliaria) por la sencilla razón de que posee fueros, dado que lo resguarda con ellos una banca del Senado de la Nación a la que llegó de la mano del kirchnerismo.
Por si cabe alguna duda, el doctor Menem acaba de hacer circular en todos los medios del país la foto en la que firmaba la formalización su postulación a un nuevo mandato como senador nacional por su provincia, La Rioja. Algo así como una búsqueda fueros vitalicios. Un nuevo mandato serían otros seis años más aguantados en la "Cámara de los Padres de la Patria" en la que, si la naturaleza no dicta lo contrario, cumpliría unos largos 96 años.
Cuando el senador nacional santafesino Carlos Reutemann, que no fue presidente argentino simplemente porque no quiso, todavía en plena recuperación de su salud en Nueva York hace algunos meses atrás anunció que no reasumiría como vicepresidente del Senado argentino, se aclaró enfáticamente que renunciaba al cargo pero no a la lucha y que seguiría ocupando su banca hasta 2021, fecha en que vence su mandato.
Adolfo Rodríguez Saá, el exiguo presidente del comienzo de la primera década de este siglo (duró una semana: del 23 al 30 de diciembre de 2001) tiene una media docena de causas judiciales que van desde enriquecimiento ilícito hasta —igual que a Menem— un joven que le reclamó la paternidad no reconocida. Este señor fue el que alegremente decretó el default y todos en la Asamblea Legislativa aplaudieron en un acto que avergonzará para los tiempos a la República por su nivel de irresponsabilidad. Nadie pensó en ese momento de bravuconada de malevos devaluados en las consecuencias. Esas, las sufrimos enseguida los argentinos de a pie.
¿A qué no adivina el lector?
Tal cual. "El Adolfo", como se hace llamar para dar a entender que él es igual que yo o que usted —aunque yo, al menos no soy un malandra, jamás me robé un fósforo ni he sido un fascineroso que ha hecho naufragar un país— acaba de inscribir, igual que Carlos Saúl, su candidatura como senador nacional en representación de la provincia de San Luis por el periodo 2017-2023. Seis años más de fueros. Seis años más de impunidad.
La noticia que ayer robó todos los titulares de los diarios, no por novedosa, fue la candidatura a senadora de la Nación por la provincia de Buenos Aires de la ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.
Si nos atenemos a la escenificación que hiciera horas antes en la cancha de Arsenal, conocemos de modo taxativo y por su propia voz por qué quiere ser senadora: "Yo quería que ustedes entendieran qué es esto de Unidad Ciudadana. ¿Saben por qué? Les voy a explicar. Porque muchas veces cuando uno ha participado en partidos políticos... toda la vida... la propia endogamia de los partidos... terminan los dirigentes creyéndose más importantes ellos que la sociedad. Y yo quiero volver, quiero volver a ser parte de un movimiento político donde lo importante es el pueblo, donde lo importante son los que sufren, los que lo necesitan, donde lo importante son los comerciantes que tienen que levantar la persiana todos los días. Los empresarios que tienen que darle trabajo a los trabajadores y poder pagar los salarios. Esta es la Argentina que queremos. Esto es Unidad Ciudadana, para que lo entiendan todos. Para que lo entiendan todos y todas".
¿Le queda claro al lector que Cristina no busca fueros frente a las causas que dentro de 5 o 10 años (como a Menem) se le vendrán encima? Una digresión: aunque una causa penal se demore no desaparece, eso es importante tenerlo presente.
La ex presidenta, por las dudas, no busca impunidad alguna. Nos viene a explicar "qué es ser parte de un partido político". ¡Cómo si los argentinos no lo supiéramos ni lo hubiéramos sufrido!
En aquella reunión con los senadores del 6 de abril de 2016, Macri dijo: "En la Argentina se terminó la impunidad".
Un amigo, a quien no se le puede encontrar siquiera un lunar peronista, opina que el principal acierto de Macri sería el de buscar convertirse en el Hipólito Yrigoyen del siglo XXI. No por la densidad de su liderazgo, claro está, eso sería ciencia ficción, ni por el aspecto populista que alguna vez se le atribuyó al radical, porque ese es un terreno en el que ya tiene una dura y férrea competencia, perdida de antemano. Mi amigo dice que debería callarse la boca por los próximos dos años.
Al botánico inglés James Sinclair se le atribuye haber dicho: "A veces es mejor mantener tu boca cerrada y dejar que la gente se pregunte si eres tonto, que abrirla y eliminar toda duda". Claro que aunque, a veces lo parezca, el señor Macri(h) no tiene nada tonto. Ningún tonto llega a presidente de un país. Al menos eso dicen en otras naciones, y es de esperar que ello sea aplicable también a la nuestra.