A diferencia de otras vísperas electorales, cuando el mapa partidario tenía ya establecido cómo sería el futuro de las cosas (léase candidaturas a cargos ejecutivos y legislativos), hoy las dudas superan a las certezas.
Por Mauricio Maronna
A diferencia de otras vísperas electorales, cuando el mapa partidario tenía ya establecido cómo sería el futuro de las cosas (léase candidaturas a cargos ejecutivos y legislativos), hoy las dudas superan a las certezas.
En el Frente Progresista asoma una realidad nueva: por primera vez deberán afrontar una elección provincial sin la totalidad del radicalismo adentro de la estructura oficialista. Es más, la presencia de Cambiemos en el horizonte nacional y santafesino hace que algunas referencias internas del socialismo empiecen a observar, no sin deseo, un acuerdo electoral con sectores del peronismo. Lo ha verbalizado más de una vez Antonio Bonfatti, entre otros.
Pero, en paralelo a esos juegos de seducción, ni lerda ni perezosa la UCR le tiró un anzuelo a Miguel Lifschitz para que encuentre un lugar amable como destino político si es que estalla por los aires la interna socialista y/o el gobernador va en busca de una construcción política singular.
Julián Galdeano advirtió que el Frente Progresista ya no existe,y llamó a construir un espacio común con sectores del socialismo, el PRO y el radicalismo. "Yo tengo que contener a intendentes y presidentes comunales radicales, que están preocupados por el futuro", apunta el presidente de la UCR.
La preocupación de los correligionarios tiene que ver en que la divisoria de aguas entre el macrismo y el progresismo podrá hacer más sólidas las chances del peronismo para volver a gobernar la provincia, y numerosas localidades que hoy están bajo otro signo político.
En verdad, el gran interrogante de la política santafesina de hoy es qué hará Lifschitz con su futuro político. Esa misma pregunta se la debe hacer todos los días el gobernador, que tiene buenos números de gestión e imagen, pero que no podrá ser candidato a la reelección.
Está claro que, si se repite el manual de estilo que llevó adelante el socialismo, el titular de la Casa Gris podría encabezar la nómina de postulantes a diputado, como un caballo de Troya similar a Bonfatti en el 2015. Lifschitz sabe que todos quieren esa opción, pero él no está aún convencido.
Por lo pronto, en las últimas horas Lifschitz intentó empezar a proyectar un futuro político nacional de la mano del ex presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, en un hotel de Puerto Madero, con Marcelo Longobardi como moderador. Ayer, el evento se repitió en Rosario. Además de visibilidad, dicen en la Casa Gris, "trajimos a un ex mandatario español a bancar la reforma constitucional. Fue una buena manera de acercar a dirigentes nacionales del espacio progresista, y a otros dirigentes que están sin referencias políticas". Para que pueda tener destino nacional, el Frente Progresista deberá ganar la provincia o, al menos, la ciudad de Rosario. Los grandes electores se ven en la cancha.
En Cambiemos, aún cuentan las esquirlas de las bombas racimo que dejó el vuelo rasante de Elisa Carrió, como cada vez que llega a la provincia. Esta vez, le tocó padecerla a José Corral, intendente de Santa Fe. La diputada mostró su preferencia por la candidatura a gobernador de Mario Barletta, y dejó en claro que no apoyará a José Corral.
Las fraseologías de Carrió produjeron malestar en Cambiemos, aunque Corral le baje el tono a la polémica. "Hay dirigentes que tienen demasiado tiempo para hablar de candidaturas y esas cosas, que hoy le importan casi nada a la gente. Yo tengo que gobernar mi ciudad", se posicionó ayer el ex presidente de la UCR con LaCapital.
En el radicalismo se golpean el pecho por tener a dos postulantes en línea de largada. Lo curioso del caso es que Corral y Barletta pertenecen a un mismo espacio político (el Grupo Universidad), que sólo tiene presencia en la ciudad de Santa Fe.
"Si es José (por Corral) o es Barletta lo va a definir, primero, nuestro espacio, no Galdeano. Mire cómo son las cosas, en el 2011 todo el radicalismo apoyó a Barletta en la interna contra Bonfatti, menos el MAR, que nos dejó con el ramo en la mano en la puerta de la Iglesia", disparan cerca del intendente.
Al margen de posicionamientos internos, las definiciones llegarán después del receso legislativo de invierno y, como en lo referente a las candidaturas legislativas de 2017, tendrá directa incidencia lo que opine el gobierno nacional.
Ante la eventualidad de que Santa Fe termine siendo parte de un mapa político global, que incluya a otras provincias, hay contactos permanentes entre dirigentes del PRO y de la UCR para que la definición no los tome por sorpresa.
De todos modos, nada será exactamente igual a la decisión de ubicar a Albor Cantard como primer candidato a diputado nacional. Cantard tenía un altísimo desconocimiento fuera de la capital de la provincia y, sin embargo, triunfó ampliamente. Era el momento de fulgor de la marca Cambiemos.
En todos los sondeos a los que tuvo acceso este diario en los últimos días, es pronunciada la caída de imagen y gestión de Macri, y también la marca alcanza algún grado de deterioro. Pero nada está dicho definitivamente. Ahora, Santa Fe y Rosario no son la excepciones respecto del descenso del gobierno en la consideración pública, y la economía, además de impactar en los bolsillos, influye en las decisiones.
Esta vez, hasta los funcionarios más importantes del gobierno hablan críticamente del "segundo semestre", que sufrirá la combinación de devaluación, inflación y tarifazos. En un escenario de cumplimiento de metas pedidas por el FMI, con podas en el Estado. El ejemplo más empírico son los 354 despidos, anunciados por el gobierno, en Télam.
No hay Mundial que valga, a la hora de las malas noticias.