La historia económica de la Argentina se está tratando con renovados enfoques que tienden a superar los llamados abordajes cronológicos descriptivos, para asociar tiempos, contextos y comportamiento de las variables relevantes, con el soporte teórico del análisis económico. En Nueva Historia Económica de la Argentina, Roberto Cortés Conde y Gerardo Della Paolera identifican el perfil evolutivo del conocimiento histórico destacando al recordado Carlos Díaz Alejandro en "Ensayos sobre la historia económica argentina" y a Tulio Halperin Donghi, Ezequiel Gallo y a Susana Torrado en su "Estructura social de la Argentina".
Hay originalidad en cuanto la evolución de la economía no se presenta independiente de los escenarios políticos, de la ideología ni del formato que caracteriza temporalmente la relación con el resto del mundo y su articulación con intereses de origen endógeno y generadores de conflictos, entre la demanda social y la oferta de políticas públicas.
La llamada excepcionalidad argentina puede referenciarse en una selección temática acotada que consideramos representativa.
Ciclo económico
La teoría está en fase de actualización. Reciente es el caso de Emi Nakanuia destinataria del premio J.B. Clark a economistas de menos de cuarenta años. Su contribución renueva la importancia de estudios sobre ciclos económicos, según el dictamen de la Asociación Estadounidense de Economía.
La volatilidad y la variabilidad de las variables macroeconómicas ofrecen ejemplos sobre las causas y frecuencia de las fluctuaciones económicas.
En extremos, Argentina es caso de alta frecuencia cíclica relativamente a Australia, por ejemplo, que ha acumulado veintitrés años sin un cuadro de recesión convencional. Receso e inflación coexisten en un período largo que refuerza esta excepcionalidad. La teoría no excluye un origen del ciclo con interacción política. Michail Kalecki debatiendo con Karl Marx, entendía que la tasa de ganancia empresaria y la tasa de inversión son causal económica con impacto en la distribución del ingreso. En tal virtud, sostenía que los gobiernos podrían operar hacia la fase ascendente del ciclo mediante ajustes distributivos. Introdujo el concepto de ciclo económico de origen político. Desde una visión opuesta más asociable con nuestra historia económica, William Nordhaus (Nobel 2018) considera que los gobiernos prefieren políticas fiscales y monetarias expansivas, asumiendo que los ciudadanos no "memorizan sus consecuencias". Esta ha sido opción preferida en nuestro país, con resultados no uniformes en el marco de una demanda social multivariada. Este año 2019 es una excepción específica en cuanto por ningún concepto se pudo conducir el curso del ciclo económico
Crecimiento económico
En esta materia la excepcionalidad argentina ha sido objeto de estudio desde hace décadas. El crecimiento económico comparado se asocia con: elevadas tasas de crecimiento del PBI per cápita, con alta tasa de aumento de la productividad y con innovación tecnológica. Relativo a nuestra realidad hay una brecha que nos presenta como una excepción con ganado espacio teórico. Simón Kuznets, (premio Nobel 1971), clasificó los países en: desarrollados, subdesarrollados, Japón y Argentina. Pensaba en el diferencial de la dotación de recursos naturales entre Argentina y Japón y los resultados concretos en términos de crecimiento económico. Japón crecía, aunque ahora casi nada por otras causas y Argentina favorecida en la comparación, no crecía. Estimaciones confiables que miden un crecimiento del producto per cápita en Argentina de 0,7 por ciento en el promedio de setenta años son estadísticamente significativas para analizar y comparar. Estudios calificados concluyen que nos hemos apartado de la formulación de políticas cuyo resultado se corresponda con crecimiento sostenido como condición necesaria. Con la productividad de los recursos económicos insuficiente para la competitividad deseable y con la tasa de inversión como restricción, la observación empírica es consistente con la regla teórica.
Inflación
El Congreso Mundial de Economía (Madrid 1983) trató en particular contribuciones sobre inflación, análisis y consecuencias relativas a un fenómeno inductor de desequilibrios macro y micro económicos, por entonces de interés mundial. Desde la cátedra en la UNR habíamos publicado sobre las causas y consecuencias. Presentes en el Congreso accedimos al concepto del profesor Lawrence Klein (Nobel 1980), en cuyo análisis Argentina se presentaba como caso de excepción, con horizonte inflacionario extendido. El debate sobre las causas aún hoy ofrece una dispersión tal que hasta los puntos de vista que adolecen solvencia tienen espacio en la consideración pública. Vienen a la memoria los años 1825/27 del peso ya inconvertible que inicia un período de financiamiento inflacionario, agravado en 1837 cuando cierra el Banco de Buenos Aires y se crea la Casa de la Moneda como monopolio de emisión de billetes. Entre 1838/42, hubo continuas devaluaciones con tasa de inflación variando entre 25 y 42 por ciento anual, antecedente del ciclo largo que sugirió a Roberto Frenkel pensar a Argentina como país inflacionario, a diferencia de país con inflación. Teorizaciones aparte, la inflación como fenómeno monetario con expansión causal endógena, es representativa de políticas que multicausalmente inducen desequilibrios correlacionados con el estancamiento y con las desigualdades
Economía y economistas
Para que Argentina deje de ser el misterio que "escapa a la comprensión de los economistas" el camino es perfeccionar el conocimiento interdisciplinario, centrado en la solvencia teórica. La superficialidad que caracteriza los contenidos en el espacio del debate público, es una contraindicación.
A este respecto podemos decir, de acuerdo con el profesor Sebastian Edwards que: "las ideas de política económica suelen ser tan peligrosas en la práctica, cuando son defectuosas en la teoría".