La obesidad ha sido declarada pandemia del siglo XXI por parte de la OMS, y es
seguida atentamente por distintos órganos supranacionales, que le otorgan a su prevención y
tratamiento una importancia similar al cáncer. Especialistas han determinado que esta "enfermedad
crónica no transmisible" es una de las causas de muerte más importante de la actualidad, cabeza a
cabeza con el consumo de tabaco.
En este marco resulta evidente que la misma debe ocupar un lugar prioritario en
la agenda de salud de todos los gobiernos.
La aprobación en general de la llamada "ley de obesidad", que en realidad es un
compendio de numerosos proyectos, no deja de ser un avance en ese sentido.
La obesidad es una enfermedad que progresivamente lleva a la persona a ver
agravadas patologías preexistentes y a adquirir nuevas, su incidencia en los niños y en todas las
clases sociales es muy grave.
La obesidad afecta el sistema de salud, ya que la persona a medida que no
controla la enfermedad debe recurrir a los efectores con mayor asiduidad. La incidencia de la
diabetes, hipertensión y problemas coronarios, tornan al obeso en una gran carga para si mismo, su
familia y toda la sociedad.
Sostenemos que la autoconcientización y el cambio de hábitos de vida de los
obesos mediante la participación en grupos de autoayuda debe ser el pilar de la lucha contra la
obesidad, por su probada eficacia, bajo costo y valorización de la dignidad de la persona obesa
sobre todo otro interés, sin embargo creemos que el hecho de que se incorpore al programa médico
obligatorio el tratamiento de los trastornos alimentarios, es muy importante.
Si bien hay detractores que ven esto como un costo extra a asumir por las obras
sociales, su error radica en que la prevención en realidad les evitará costos futuros. Padres
asesorados adecuadamente podrán evitar que un sobrepeso incipiente en sus hijos se torne en
obesidad, así como obesos que controlen su enfermedad serán menos proclives a adquirir dolencias
crónicas de oneroso tratamiento.
Las normas incorporadas contra la discriminación permitirán revertir situaciones
de gran injusticia, así como la prohibición de realizar publicidad de dietas y productos "mágicos",
que no cuentan con aval médico, ayudarán a combatir la frivolidad en el tema y su utilización como
mero recurso para obtener ganancias.
Pero, sin dudas, lo central de la ley está en la educación para la prevención de
la obesidad, incorporando la "Educación Alimentaria Nutricional", como materia obligatoria en el
sistema educativo y poniendo el acento en el fomento de la actividad física, ya que es sabido que
el sedentarismo es factor crucial en la expansión de la obesidad.
En síntesis, la promulgación de ley de la obesidad será útil en la medida que su
reglamentación le dé eficacia y que sea en definitiva la punta de lanza para una estrategia global
para combatir esta enfermedad poniendo por delante la dignidad de la persona, la prevención
temprana y la necesidad de apoyo de los enfermos obesos y sus familias.
(*) Asesor legal de "Volver a Empezar".
www.volveaempezar.com.ar