Techo de cristal es la forma más clara de definir ese límite no escrito, esas trabas no visibles pero reales que tienen las mujeres para crecer profesional o laboralmente y acceder a los cargos jerárquicos o lugares de poder, en una competencia desigual con sus pares de género. Ese reclamo de igualdad y crecimiento parece estar golpeando las puertas de la política a partir de la decisión del Concejo Municipal de Rosario, que por unanimidad votó a favor de la paridad de género en la integración de las futuras listas de candidatos.
Nadie puede asegurar todavía si habrá con esta ordenanza más candidatas mujeres en las elecciones de 2019. Pero ese parece ser el clamor general. Todos los partidos representados en el Concejo de Rosario votaron a favor de respetar esa exigencia. Rápidamente, la medida fue cruzada por quienes recuerdan –con razón– que no tiene fuerza de ley porque no es incumbencia del Concejo la reglamentación electoral.
En algunos casos no se trata de quienes no están de acuerdo con la propuesta, sino que la avalan pero reclaman que salga por una ley. O reprochan a los sectores políticos que la aprobaron porque casi simultáneamente se negaron a reformar la Constitución de la provincia que contemplaba esa y otras medidas progresistas.
Si bien es cierto que la ordenanza municipal no tiene fuerza de ley, también es claro que manda un poderoso mensaje a la política, que va a ser difícil soslayar. ¿Quién se animará a armar una lista sin el 50% de mujeres en su integración? Sólo el temor a que sea invalidada podría ponerle freno a esta idea. Es que está muy fresco el recuerdo de la experiencia de la lista de candidatas a diputadas nacionales de Ciudad Futura, que se integró en su totalidad con mujeres y fue desechada por la Justicia federal.
¿Se animarán ahora los partidos políticos a integrar una lista de candidatos con el 50% de representantes del género femenino cuando las disposiciones electorales de la provincia sólo exigen el cupo de un tercio? Es probable que nadie quiera quedar afuera de esta exigencia que nació de abajo y ya llegó a la política. Pero antes tendrá que aclararse que no habrá dificultades legales a la hora de aprobar esa integración.
Rápida de reflejos, la intendenta Mónica Fein ya adelantó que va a enviar la ordenanza aprobada (y que replicaron varias ciudades y comunas de la provincia) a la Justicia electoral para que defina esas dudas. Es casi seguro que no habrá cuestionamientos, aunque no se trate de una exigencia legal. Para que ello ocurra debería convertirse en ley el proyecto que tiene ahora el Senado con media sanción de Diputados sobre paridad de género. Similar al que ya rige en provincia de Buenos Aires. Que incluso contempla la cantidad de intríngulis que deberán salvarse por ejemplo cuando después de una interna encabezada por dos hombres el segundo tenga que resignar el segundo lugar en la lista definitiva.
Pero nada parece indicar que esa ley salga este año. Con este marco, los municipios no tienen autonomía para cambiar el sistema electoral, pero ya se manifestaron a favor de adoptarlo de hecho. Es que a veces las ciudades van más rápido que las leyes. Para los detractores de esta movida, se trata de un show de los ediles en un tema en el que no tienen incumbencia ni jurisdicción. No parece ser tan simple. Claramente la instalación del tema es ya un hecho político que influirá en la realidad.
Para saber qué piensan quienes militan el feminismo, valen las definiciones que hizo a La Capital Viviana Della Siega:
1 Establecer la paridad en las listas es un paso más en la búsqueda de la igualdad real entre hombres y mujeres.
2 La ley de cupo permitió un cambio no sólo cuantitativo sino también cultural en la participación política de las mujeres que eran subrepresentadas en la actividad política.
3 Si son más de la mitad de la población, ¿cómo se entiende esta infrarepresentación si no es por patrones socioculturales?
4 En los últimos años –y especialmente en nuestro país– el movimiento de mujeres se ha convertido en un actor político muy importante. Esto debe traducirse en representación política.
5 Hay quienes se escudan en la "meritocracia" para oponerse a la paridad, sin considerar el "techo de cristal" que tanto en la esfera política, económica como social impide a las mujeres desarrollarse con las mismas posibilidades que los varones.
6 En la actualidad, el grado de paridad es un indicador de la calidad de la democracia de una Nación y existen numerosas declaraciones, convenciones y plataformas de derechos humanos que abogan por ese cambio.
7 La integración plena de las mujeres en los escenarios donde se toman las decisiones políticas implica un aporte indispensable para una sociedad más igualitaria, pluralista y democrática.
¿Elecciones el 16 de junio?
La política casi siempre va más rápido que lo que declara. Oficialmente no hay cronograma electoral en la provincia de Santa Fe. Pero a poco de indagar, hasta hay quienes arriesgan una fecha para una de las cuatro elecciones que habrá en 2019. Se trata del 16 de junio, cuando se podrían hacer las elecciones generales de la provincia, las que consagrarán gobernador, intendentes y diputados y senadores santafesinos. Si eso es así, en abril serían las internas para esos comicios.
Las elecciones nacionales serán en octubre, con internas probablemente en agosto. El cronograma electoral arrancaría así en febrero con la presentación de listas, con lo que todavía hay tiempo para definir plazos antes de diciembre.
Quienes ya están en carrera se encontraron con que los problemas de la economía distrajeron la atención, tanto que registraron una caída en el nivel de conocimiento de los referentes políticos. Como que salieron del foco de lo que la gente percibe, un fenómeno que suele producirse en los años pares, pero que ahora tocó niveles demasiado altos. Y que podría traducirse en que nadie sabe bien a quién votar y, para colmo, por ahora ni siquiera les preocupa eso.