Por Mauricio Maronna
De no haber sido por el coronavirus, que se posó como un Cisne Negro sobre la política santafesina, pero mucho más sobre la sociedad entera, el proyecto de necesidad pública nunca se hubiera convertido en ley. Y los 15 mil millones que irán a parar a las arcas del Estado para enfrentar la pandemia ni siquiera hubiera existido como idea. El contexto llevó también a que diputados y senadores se reduzcan los sueldos a la mitad.
Mordiéndose los labios, el Frente Progresista utilizó las últimas horas para buscar una salida lo más elegante posible a su posición férrea "en defensa del republicanismo anti superpoderes" que plantea el proyecto que llegó desde el Senado, donde Armando Traferri y Alejandra Rodenas bajaron línea de la Casa Gris con éxito.
El "tómala vos, dámela a mí" entre Diputados y Senadores llevó al desgaste casi total de la relación entre peronistas y frentistas, al punto de que el propio Miguel Lifschitz bajó desde la poltrona de Presidencia de Diputados a una banca para responder por primera vez la batería de críticas que había recibido de Perotti desde el mismo momento en que asumió. Incluso, admitió que la ley no hubiera sido ley sin la pandemia, porque "compromete" a futuro a la provincia.
El acoso que empieza a sufrir todo lo que huela a política y políticos —con los cacerolazos pasados y los que van a venir— fue leído por los diputados y decidieron bajarse los sueldos en un 50 por ciento, algo que logró más centralidad que el resto de la agenda legislativa. El cuerpo social está muy sensible.
Para la ley de necesidad, el Frente Progresista, los bloques de Carlos Del Frade y Rubén Giustiniani utilizaron el gambito de abstenerse y la ley salió con los votos del peronismo y Juntos por el Cambio. Hubo un elemento clave: la presión de los intendentes propios y no tan propios. Por ejemplo, el que más subió la apuesta fue Pablo Javkin, quien calificó de "incomprensible, inexplicable e inaceptable" la posición legislativa del progresismo en Diputados. Habrá que seguir el minuto a minuto de esa relación.
Con las leyes conseguidas, Perotti se anota un triunfo, sobre todo porque al fin del camino se aprobó el proyecto que salió del Senado. Recuérdese que, en diciembre, ese mismo Senado le produjo una derrota inaugural que presagiaba corrientes tormentosas para el futuro del mandatario, que tiene sólo 7 diputados de 50 y encontraba en la Cámara alta resistencia de seis senadores rebeldes y los opositores.
Finalmente, los radicales se abstuvieron o se dieron vuelta en el Senado, el clima anti-política se acentuó y se derrumbaron ciertas barreras en la Cámara de Diputados. "Los diputados nos tienen que agradecer, porque no se podía seguir así", mensuró un senador de la UCR.
El proyecto se convirtió en ley, pero las tensiones continuarán.