La Municipalidad de Rosario está en una delicada situación financiera. Antes de asumir la Intendencia Pablo Javkin había señalado en noviembre de 2019 que los números en rojo que recibía eran “muy complicados”. En agosto pasado, a pedido del propio Javkin, el gobernador Omar Perotti tuvo que refinanciar una deuda del municipio con la provincia por $1.663 millones. Este pasivo se generó por anticipos de coparticipación que el entonces gobernador Miguel Lifschitz le adelantó a la gestión de Mónica Fein. Una deuda que Javkin calificó de “imposible de soportar”. Y el jueves pasado el intendente logró otro respiro ya que el Concejo aprobó la emisión de bonos por $700 millones para cancelar deudas con proveedores, contratistas y concesionarios anteriores al 31 de diciembre de 2019. “Es una herramienta para consolidar deuda que nosotros no tomamos. Y que necesitamos poder encontrar otra forma de pagarla para hacer más sostenible la deuda municipal ya existente y que el intendente se encontró cuando asumió”, señaló el concejal Fabrizio Fiatti, una de las espadas políticas de Javkin (al margen, el edil volvió a trazar una línea política divisoria con la gestión socialista: “deuda que nosotros no tomamos” y “deuda que el intendente se encontró cuando asumió”).
Pero si la Municipalidad ya está con serios problemas financieros, los memoriosos se preguntan en qué situación estaría si en 2016 el Concejo no hubiera rechazado el pedido de autorización de la entonces intendenta Fein para tomar un crédito de 200 millones de dólares en el mercado de capitales, lo que hubiera significado el mayor préstamo en la historia de la ciudad. La oposición advirtió en ese entonces que tomar un crédito con un dólar planchado y devolverlo a 10 años era “un acto de poca responsabilidad” y que así “se hipotecaba el futuro de la Municipalidad”.
Por ese entonces la divisa norteamericana estaba a 16 pesos y el crédito representaba el 25% del presupuesto municipal. Devaluación del peso mediante, el dólar oficial cotiza actualmente a $83,20 (cierre del viernes pasado), y así solo el monto del capital sin contar los intereses equivaldría ahora al 50% del presupuesto.
Hoy, con el diario del lunes, hay que reconocer el acierto del Concejo por oponerse a ese endeudamiento. El sistema de toma de decisiones de la democracia rosarina salvó a la ciudad de una catástrofe financiera.
Norma López, que fue en ese momento una de las concejalas que encabezó la oposición al proyecto, señala hoy que “si el municipio está complicado actualmente por sus números en rojo, agravados por la pandemia, de haber aprobado la toma de ese millonario crédito en dólares estaría totalmente quebrado. Es una deuda que sería impagable con el precio que hoy tiene el dólar. Hubiera significado el quiebre absoluto de las arcas municipales, con más endeudamiento para refinanciar el pasivo y con un fuerte ajuste del Estado municipal”.
Apenas asumió en diciembre de 2015, el presidente Mauricio Macri impuso un modelo de desregulación cambiaria y financiera y comenzó el más vertiginoso ciclo de endeudamiento de la historia argentina. Todo insostenible. Y terminó en 2018 con los mercados bajándole el pulgar al país, un salvataje del FMI con un préstamo por un monto récord y finalmente la imposibilidad del Estado de afrontar todas esas deudas y la reestructuración de las mismas.
Antes de la debacle, Macri alentó a los gobiernos provinciales y municipales a endeudarse en dólares argumentando que su gobierno había logrado confianza en los mercados mundiales y esto le daba al país estabilidad financiera. Fein y su equipo económico se tentaron con esa propuesta y a finales de 2016 presentaron el proyecto que consistía en colocar bonos a 10 años por 200 millones de dólares en el mercado nacional e internacional (con jurisdicción en Nueva York) y sin tener en claro a qué tasa de interés. El préstamo se iba a aplicar a obras y bienes de capital (60%), reestructuración de pasivos (27%), capitalización del Banco Municipal (10%) y modernización tecnológica (3%). El proyecto nunca logró la mayoría especial necesaria para aprobarlo, pese a que la intendenta insistió con la idea en 2017 (leer acá).
No era la primera vez que la Municipalidad de Rosario se iba a endeudar en dólares, pero las condiciones eran incomparables: en la década del 90 el entonces intendente Hermes Binner tomó un crédito de 65 millones de dólares, pero a 20 años de plazo, con un organismo multilateral como el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) y a tasa subsidiada (la deuda se terminó de saldar a fines de 2017). Fue un gran acierto de esa gestión socialista con el cual se realizaron obras de infraestructura estratégicas: la construcción de distritos y el Cemar y la reforma de accesos viales, como los de Pellegrini y Oroño.
Nadie valora lo que no sucede, pero el tiempo le dio la razón a los concejales que se negaron a tomar ese crédito millonario en dólares. En la política hay muchos especialistas en pronósticos fallidos, pero en este caso hay que rendirse ante la evidencia.