El tiempo pasa, las elecciones se acercan y los desafíos son los mismos de siempre: la economía es un dolor de cabeza para el gobierno nacional, y la inseguridad y la violencia para el gobierno santafesino. Si no se resuelven, los dos correrán riesgos de ser derrotados.
Lo peor de la balacera al Concejo es que nadie se sorprende, todos dan como posible que un episodio así se produzca, al margen de que no hay ni siquiera información buena y precisa sobre los motivos. El gobierno provincial deberá ajustar las clavijas en el área de seguridad, aumentando la presencia policial en las zonas influyentes de la ciudad.
No es normal una balacera en una institución tan importante como el Concejo, y en una zona residencial que tiene, además, al Monumento Nacional a la Bandera como vecino caracterizado.
Ayer, corrieron todo tipo de especulaciones y de miserias políticas. Aunque algunos oficialistas no querían involucrarse públicamente, porque creían ver la mano del PRO pretendiendo sacar ventaja política de la balacera, la intendenta Mónica Fein reaccionó bien, y rápidamente, al concurrir al Palacio Vasallo.
Sea por la razón que fuere, los balazos constituyen un episodio gravísimo. Algo se está haciendo mal en materia de control para que un grupo de delincuentes se anime a atacar a balazos centros neurálgicos de la institucionalidad rosarina como el Concejo, los Tribunales provinciales y el Centro Judicial.
La balacera se conoció públicamente al mismo horario en que el gobernador Miguel Lifschitz reunía a todo el Frente Progresista en la ciudad de Santa Fe para clausurar el año y comenzar, en paralelo, la campaña electoral.
Con el acto de ayer, Lifschitz salió a decirles a sus conmilitones que él estará al frente de la campaña, no sólo aupando las chances de Bonfatti, sino también en lo que refiere a los municipios más importantes. En la Casa Gris tienen encuestas positivas respecto de poder ganar en la ciudad de Santa Fe, Venado Tuerto, Rafaela y Villa Gobernador Gálvez.
Encuestas y operaciones
Pero, en realidad, todos los espacios políticos tienen sus propias encuestas positivas. Una reciente, encargada por el macrismo, le da a Cambiemos la pole position en la provincia de Santa Fe, algo que les reanima los sentimientos de cara al 2019.
De manera apresurada, algunos socialistas y radicales aliados creen ver como alternativa sólo al peronismo, y dejan atrás, definitivamente al macrismo. Es una lectura errónea o, al menos, acelerada. La caída de la imagen de Mauricio Macri es contundente, pero Cambiemos sigue teniendo en Santa Fe un núcleo duro del 34 por ciento. En este caso, imagen e intención de voto van de la mano, algo no usual en este tipo de mediciones.
Igualmente, si el macrismo se cayó desde octubre de 2017 —luego que arrasó electoralmente en la provincia y Rosario— por imperio de la pésima economía nacional, podrá volver a escalar si es que la economía mejora. Hasta acá, el gobierno nacional no hizo una bien en la materia.
Lo que no imaginaban algunos integrantes de Cambiemos Santa Fe es que el espacio de centroderecha iría camino a una interna. Salvo que baje una orden desde la Casa Rosada, José Corral y Federico Angelini protagonizarán un cruce de espadas.
Corral cree que no habrá competencia interna, pero nunca imaginó que a esta altura del partido su camino hacia la candidatura no estaría despejado. La Capital preguntó en Casa Rosada hace nueve días si había allí "candidato natural", y la respuesta fue negativa. En paralelo, dejaron flotando una certeza: para que haya competencia tendrán que tener sobrados argumentos los competidores, porque lo lógico y "natural" es coordinar una lista única.
En el peronismo, Omar Perotti espera una definición de María Eugenia Bielsa para saber qué estrategia llevar adelante en las primarias. El rafaelino ya tiene una primera lista de postulantes a diputado provincial que lo respaldará: la que encabezará Luis Rubeo, quien tendrá como número dos a la concejala santafesina Marcela Aeberhard.
Bielsa afina las últimas reuniones antes de definir si saldrá a la cancha. La arquitecta rosarina mantiene conversaciones con su grupo de pertenencia e intenta encontrar un encuadre provincial que le ofrezca volumen territorial a su postulación.
El adelanto exclusivo que La Capital ofreció a los lectores el domingo pasado, respecto a las certezas del calendario electoral, movió los ánimos de la clase política provincial que, a mitad de enero, comenzará a definir las nóminas que serán presentadas el 22 de febrero en el Tribunal Electoral.
Por primera vez en mucho tiempo, una campaña electoral se desarrollará bajo la nube negra de la recesión económica, un problema para Cambiemos. Pero también, bajo los índices preocupantes de la seguridad. Un problema para el Frente Progresista.
Nadie tiene asegurado el cielo de 2019.