—¡Hay que poder escabullirse de la temible Policía Santafesina, eh!
—¡Pero si iban en una combi y eran más que los guardias!
—Bueno, pero ¿vio cómo reforzaron los controles el día que leyeron la sentencia?
—Había helicópteros, uniformados subidos a los puentes de la autopista y hasta policía anfibia...
—No exagere. Es cierto que esta vez se lo tomaron más en serio. Y que lo anterior fue raro.
—Debe ser por que uno siempre tiende a pensar bien. ¿Cómo va a andar suponiendo que alguien va a querer liberar o matar a tres muchachos que están siendo juzgados por la muerte del cabecilla de la principal banda narco de la ciudad?
—Bueno, pero ahora ya está, terminó ese juicio. ¿Vio cómo se reían los imputados?
—No es para menos. Aunque espero que no se arrepientan. ¿Ahora, no le llama la atención que la fiscal pidió penas muy severas, mientras que el tribunal dijo que no tenía pruebas y los dejó libres ¡Qué amplio criterio maneja la Justicia de Santa Fe!
—¿Y qué quiere que hagan si sólo había escuchas telefónicas? El principio de inocencia es para todos.
—Mire, yo en mi vida tengo varias dudas, pero ninguna que me beneficie tanto como a estos muchachos.
—Ya lo dijo el gobernador: había pruebas suficientes para dictar una condena ejemplar.
—¿Y por qué no lo hace por decreto?
—Porque no puede. Es meterse en otro poder del Estado.
—Y entonces, ¿por qué opina de esa manera? Me imagino lo bien que le deben haber caído esos dichos a los jueces.
—Ya saltaron.
—No quiero ni pensar lo mal que la debe estar pasando ese Luis Paz huyendo entre las montañas de los policías santafesinos. Pobre tipo. Ni se le debe ocurrir ir a Las Vegas.
Del caballo a la bicisenda
—¿Y la intendenta, sigue adelante con los semáforos para distraídos?
—Hasta ahora inauguraron uno solo.
—Mucha gente volvió decepcionada de Rosario: me dijeron que no tiene el amarillo y que no se pone intermitente. ¡Tan inteligentes no son!
—Está pensado para los que no levantan la cabeza. Imagínese.
—Otra cosa. ¿Qué pasa ahora con los carros tirados por caballos?
—Hace diez años que los quieren sacar y no pueden.
—Pero esta vez le pusieron fecha.
—Si, pero ahí saltó que no está todo tan resuelto.
—Me contaron que para desarmarlos le compraron los caballos a 10 mil pesos, pero cuando se gastaron esa plata advirtieron que no tenían cómo seguir.
—Y la Municipalidad les ofreció bicicletas.
—¿Y las rechazaron porque no quieren morir aplastados en una bicisenda?
—No exagere. Es que no es lo mismo recolectar basura en un carro que en una bici.
—¿Este plan se llama Andando? Bueno, dígales que no anda y que le compraron caballos a gente que no eran carreros.
—Estuvo bueno un reportaje a uno de estos recolectores informales.
—¿Qué dijo?
—Me impresionó la pregunta que le hicieron. Era una mujer y le dijeron: ¿Cómo fue que se hizo carrera? No, yo no hice carrera, por eso tengo un caballo, contestó.
—Deje de inventar.
Disculpas por la autopista
—¿Cómo sigue el temita ese de la autopista? Me contaron que volvieron a postergar la apertura de sobres en la licitación para las obras.
—Si, parece que las empresas pidieron más tiempo.
—¿Y eso está bien? Si hay una fecha, que se respete. ¡Que tanta contemplación! Encontraron antes a quien entregarle las rutas que tenía Monticas que quien arregle los pozos de la autopista.
—Encima los diputados de la oposición le cayeron con todo al gobierno por el perjuicio para el Estado.
—Y tienen razón. Le perdonaron no haber cumplido el contrato de concesión, no los sancionan y encima pueden terminar siendo los que hagan las obras que le vamos a pagar todos. ¡Falta que le pidan disculpas! ¿No tiene algo así para mí?
—Es que es un problema de arrastre.
—¿La herencia recibida?
—Más o menos.
—Bueno, pero que hagan cumplir el contrato. En las dos manos de la autopista ya hay huellas como en los caminos de tierra después de una lluvia.
—Me acuerdo cuando iban a plantar árboles en el cantero central para evitar que los vehículos se encandilen. ¡Qué sutileza!
—Oiga, ¿a eso no lo llamaron corredor ecológico? ¿No habrá sido para bajar los costos y cortar menos pasto y hacer menos bacheo?
—No sea desconfiado. Siempre pensando mal.
—¿Me explica otra cosa? ¿Por qué si Arssa ya no existe sigue haciendo publicidad por todos lados?
—No tengo idea.