Empecemos por aclarar que este no es un tema partidario. Involucra a Bill Clinton, demócrata, a John Kennedy con todo tipo de mujeres, demócrata también, a Al Franken y John Conyers, demócratas los dos, y más. Es bipartidario, multiocupacional y toca a gente de todas las religiones.
Ahora, habiendo dicho esto, el ciclo actual de depredación sexual en el gobierno empieza con el entonces candidato Trump diciendo que "agarra a las mujeres por el gato", el eufemismo en inglés para la parte sexual de la mujer… porque "cuando eres famoso te dejan hacerles lo que quieras". Así dijo y tras eso surgieron doce mujeres a atestiguar que les había hecho ‘cosas' por el estilo. Hoy, después de haber admitido la autenticidad de la grabación de esas palabras suyas, sugiere que esta puede ser ‘falsa', uno de sus términos favoritos para esparcir dudas sobre la verdad. Carece de decencia, especialmente de índole sexual.
Hay categorías de esta indecencia, la peor de las cuales quizás sea la pedofilia. De eso se acusa a Roy Moore, el candidato al senado por Alabama que según asegura la señora Lee Corfman, la llevó a su casa cuando era una jovencita de 14 años, la dejó en ropa interior, la toqueteó y le pidió que lo tocara.
Moore, por sí quepa duda de su predilección por menores, dice que "pedía permiso a los padres" antes de salir con muchachitas, y si eso no es admisión de predilección por ellas, ¿qué será? El reverendo Flip Benham, de Alabama, lo explica diciendo que iba tras jovencitas porque buscaba ‘pureza'. Es una explicación obscena, necesitamos tener en cuenta la moralidad de las trasgresiones, decencia en el gobierno.
Parece que para Trump es mejor un pedófilo que un demócrata, y pide a los votantes de Alabama que elijan a Moore a pesar de las denuncias ‘porque él las rechaza'… Claro, y cómo iba a ser de otra manera cuando Trump hace lo mismo, negar los hechos. Nos trata con un ‘niega, niega, niega y repite tus negaciones hasta que las crean'. Hay quienes le creen, y gente a la que simplemente no le importa, que calla por la conveniencia del voto de Moore versus el de un liberal en el Senado.
Clinton tuvo su montón de acusadoras hasta llegar a la que todos conocen, la que le ‘administró' sexo oral en su oficina oval. No la nombro porque las víctimas son victimizadas nuevamente con lo que se expone.
Hillary aceptó el comportamiento de su marido, el Senado también al absolverlo por 55 votos a favor suyo, 45 en contra. Ni un demócrata lo encontró culpable porque —aparentemente— la filiación importa más que la moral, integridad y corrección. La hipocresía es impresionante, Clinton debió haber renunciado.
Tenemos un depredador sexual en la Casa Blanca que también es un mentiroso compulsivo. Una contabilización arroja más de 1.500 faltas suyas a la verdad desde que fue electo, un promedio de 4.1 al día. ¿Iremos ahora a tener un pedófilo en el Senado?
Muchos votarán por Moore de la misma manera como eligieron nuestro presidente conociendo su catadura moral. La ‘relatividad' política es impresionante, Nancy Pelosi, la jefa demócrata de la Cámara, gira como trompo cuando se trata de ‘sus' acusados.
Hemos llegado a elegir y aceptar un mitómano de envergadura en la presidencia, depredador sexual y contemporizador (por lo menos) de nuestro archienemigo, Rusia. Los republicanos tendrán que responder por esto, y por lo de Moore si lo eligen, tanto como tuvieron que hacerlo los demócratas al final de la administración Clinton… y nos dieron a Bush, George W. Bush que, política aparte y con todo y los eventos de su juventud, es un hombre decente. Los republicanos en el Congreso, si fuesen sabios, tendrían esto en cuenta.
El sesgo conservador o liberal en el juicio de la moral es obtuso en términos prácticos, obstruye la decencia en el gobierno. Solucionarlo no será fácil, se tendrá que emitir juicios sobre gente que de otra manera se admira, pero tengan en cuenta al hacerlo que Moore será, si es electo, un ancla colgada del cuello republicano.
Guillermo Descalzi
Periodista, escritor y filósofo peruano