Dicen en los suburbios del gobierno que al socialismo santafesino no le interesa una catástrofe
en el peronismo provincial. Entre otras razones porque cuanto más profunda sea menos meritoria será
la tarea propia y más intensa la reacción opositora. Pero fundamentalmente porque necesita de una
oposición medianamente equilibrada y de ser posible con cierto juicio estable para legitimar los
cambios que, asegura el gobierno, está poniendo en marcha.
Esa oposición todavía no está erigida y por eso Hermes Binner se convirtió, al comenzar la
semana que pasó, en su mejor abogado ante el poco edificante exabrupto de la proclama cavernícola
del ex intendente de Santo Tomé, Angel Piaggio, instando en el congreso peronista a “poner
piedras en el camino”. “Creo que hoy poner palos en la rueda es un hecho no aceptado
por la sociedad que tiene demasiados problemas como para que además se le agreguen otros. Es sólo
una manifestación que no hay que llevarle más importancia que la que tiene”, condescendió
Binner.
Polémica clausurada. Por más que el gobernador lo haya tratado de anacrónico y
desubicado, Piaggio debe haber respirado aliviado porque quien más interesado podría haber estado
en amplificar la polémica la clausuró de cuajo. Al santotomesino se le podrán decir muchas cosas
menos que no es un político experimentado y un habilidoso intérprete de la realidad.
No se propuso declararle la guerra al gobierno o en todo caso sabe que si las estrategias de
batallas se mantienen en secreto con más razón las tácticas de lucha no se ventilan en un teatro
lleno de periodistas con grabadores encendidos. Lo suyo fue visceral.
Pero no fue así la resolución del congreso peronista que cerró cualquier diálogo institucional
sobre una reforma de la Constitución provincial. De hecho los pocos que participaron en los días
previos en una suerte de jabonería de Vieytes peronista en la que tomó forma la decisión temieron
que la discusión por las eventuales piedras en el camino restara impacto al camino elegido como
oposición. En cierto modo su preocupación fue justificada hasta que intervino Binner.
No obstante, el gobernador no emitió un solo juicio sobre la decisión del congreso peronista y
se ratificó en que los sigue esperando: “Es un tema abierto, porque todo el mundo sabe que
estamos atrasados en la materia. Nosotros vamos a seguir dialogando para que la Constitución de
Santa Fe no sea la más atrasada del país”.
Es que la decisión opositora sí obligó a cambiar de táctica a la Casa Gris que para estos días
se veía iniciando las rondas de debate destinadas a la búsqueda de un consenso que haga factible el
aggiornamiento de la letra constitucional. Lo que hizo el PJ fue avisar que no legitimará el
consenso político a la reforma. Si nos atenemos a que, fuera del Justicialista y sus sempiternos
aliados, el resto de los partidos políticos con representación parlamentaria integra la coalición
del gobierno que en su plataforma propicia la enmienda queda claro que la convalidación está
exclusivamente en manos del peronismo.
En su congreso optaron los peronistas por esconder esa llave y para cuando decidan usarla,
confían, que Carlos Reutemann los conducirá como candidato a senador nacional a una elección en la
provincia con la que comenzaría su recuperación. Los socialistas buscarán evitar que la tiren al
río ampliando el consenso social sobre la iniciativa. Cuando hasta el loro haya dicho que quiere la
reforma irán entonces a exigirle al PJ que reabra la puerta. Es todo un reto hacer que eso pase
antes del año que viene. Hasta entonces queda claro que ni Binner, su gobierno o el socialismo,
están dispuestos a confrontar políticamente con el peronismo. Si quisieran hacerlo tampoco podrían
por ausencia de referentes opositores que oficien de interlocutores. Quizás por eso el gobernador
haya ubicado en el lugar del adversario, y casi en el lugar del peor, a la corporación judicial a
la que acaba de anatematizar con una dureza que no había estrenado aún: “Los viejos
privilegios crujen”, descerrajo.
Queja judicial. La queja del presidente del Colegio de Magistrados de la
provincia, Daniel Rucci, afirmando que no tienen “la participación orgánica que hemos tenido
hasta ahora (en la selección de jueces), hemos pasado a ser meros colaboradores, porque así lo dice
el decreto 164 dictado por el Poder Ejecutivo”, disparó la destemplada respuesta del
mandatario.
Esta pareciera demostrar que el discurso oficial tiene en claro que la consolidación del poder
si es que en verdad se quiere hacer algo más que las acostumbradas microreformas a las que son tan
afectos los populistas, demagogos o autócratas por igual, requiere además de vencer a los
competidores, dominar a las elites y ponerle límites a los grupos de presión.
¿Uno de esos límites es para la pretensión de los gremios estatales que participarán de las
paritarias en los próximos días el 20,4 por ciento de aumento salarial ofrecido por el gobierno a
los docentes santafesinos?
Lo será o en todo caso se constituirá en parámetro recién el jueves próximo cuando los maestros
resuelvan en asamblea aceptarlo tal como cree la Casa Gris (y también la dirigencia provincial de
Amsafe) que harán. Es que la oferta se acerca mucho a cifra que se reclamaba y, aunque apenas, está
porcentualmente por encima de lo ofrecido a nivel nacional. Además se ubica en sintonía con el
parámetro dado en la Casa Rosada por la presidenta de la Nación y el camionero Hugo Moyano. En
Santa Fe el aumento salarial estará por encima (pero no muy por encima) de la política nacional
porque la administración socialista no busca desmarcarse en ninguno de los grandes temas
públicos.
Todo lo contrario la idea seguirá siendo una notoria complementación entre administraciones de
signos políticos diferentes pero que acuerdan aspectos básicos y son amigas. Así se lo reflejará,
una vez más, Binner en su discurso ante Cristina Fernández pasado mañana cuando inauguren juntos
230 viviendas en Villa Gobernador Gálvez.
Institucionalmente los jueces (este artículo no abre juicio personal sobre nadie, quede ello en
foco) de la provincia de Santa Fe, son jueces de la democracia. Elegidos mediante los mecanismos,
del todo perfectibles sin dudas, dispuestos por las leyes y ejercen conforme la legitimidad y
majestad de la que tal selección los reviste.
Los magistrados no constituyen un partido político que haya competido por el gobierno por lo que
de las palabras de Binner sólo queda deducir que son una elite que ejerce presión. Las elites
detentan privilegios que cuando se vuelven vetustos crujen ante lo arrollador de lo nuevo. En ese
lugar puso el gobernador a las quejas de Rucci. Tácitamente también etiquetó de democrático o
masivo eso nuevo que hacer crujir a los viejos privilegios. Propios de las sociedades
estamentarias, los privilegios a diferencia de los derechos no son inherentes sino concedidos o
autoconcedidos y por ende pueden ser revocados. Como adjetivo es factible de ser definido por su
antónimo: si hay privilegiados es por que hay quienes sufren desventajas.
De qué se trata esta pulseada entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial que exige tanto
esfuerzo interpretativo de las pocas señales que deja ver en superficie? Si algo repitió en su
campaña electoral Binner fue que haría con la justicia en la provincia lo mismo que hizo Kirchner
al llegar al gobierno del país cuando presionó para que se renovara la Corte Suprema de la Nación.
El gobernador hasta ahora no lo hizo. Por lo menos no igual que ex presidente. Pero, además de
crear un ministerio específico, su primera medida fue anunciar una transformación del organismo que
selecciona los candidatos a jueces que, sustancialmente, lo que hizo fue dejar afuera de la
decisión al propio Poder Judicial. Entre aquella promesa de campaña y ésta y otras medidas que se
fueron sucediendo, el gobernador y su gabinete judicial visitaron a la Corte Suprema hace menos de
veinte días en medio de una gran expectativa.
Puertas abiertas. “Las puertas del Poder Judicial están abiertas a la
sociedad para explicar el estado de todas y cada una de las causas que se tramitan en Tribunales.
Estamos poniendo énfasis para romper esa idea de muro, que impide a la gente conocer nuestra tarea.
En contrapartida, seguiremos abriendo nuestras puertas para que la gente conozca nuestra actividad
y la comprenda mejor”, fue el mensaje del presidente de la Corte Suprema de Justicia de Santa
Fe, Roberto Falistocco, al hablar con este diario después de ese encuentro. El reclamo de Rucci y
la respuesta de Binner se suceden a la correcta reunión entre la Corte y el gobierno pero es previo
al inicio del año judicial en el que todos volverán a verse las caras mañana.