Crecimiento patrimonial y pobreza

En la era Kirchner hubo crecimiento. Sí, en la primera etapa, cuando el bienestar general se sintió en nuestro país, pero también en el resto del planeta. En ese estado de cosas Néstor K se adjudicó el despegue como parte de un plan elaborado por él mismo. No hubo falacia más grande. Ese viento de cola, como se lo llama habitualmente, fue el engranaje que motorizó las economías mundiales, regionales y locales de tal forma que, luego del mal paso dado por Argentina en el 2001, dio la sensación de que el ex presidente decía la verdad.

Muy lejos de ello. Cuando se perdió el impulso y el mundo entró en crisis financiera dejó al descubierto que el pretendido proyecto de Estado no era más que el apropiamiento de una situación favorable. No hay tal plan. Nunca existió y nunca existirá. ¿Por qué? Porque siempre se trabajó sobre la coyuntura, pensando sólo para el día siguiente en lugar de establecer bases sólidas para aprovechar el envión.

Cuando la situación comenzó a presentarse desfavorable, ya en plena presidencia de Cristina K (conflicto irresuelto con el agro y denuncias por escandalosa corrupción generalizada, entre otros), se hicieron más que evidentes las mentiras sobre el verdadero cuadro de situación.

Las cifras del Indec manejadas por manos inescrupulosas impiden, desde un tiempo a esta parte, descifrar no sólo el nivel de los precios sino también el aumento real de la pobreza. La Iglesia, apoyada por el Santo Padre, reflejó claramente este problema al manifestar que los índices estaban en el orden del cuarenta por ciento, o sea que cuatro de cada diez argentinos es pobre o está en camino de serlo.

En este contexto se da la paradoja de que, en un país que sufre una brutal caída del PBI, el patrimonio del clan Kirchner creció desmesuradamente en el corto lapso de un año. Alguien dijo que si la inefable pareja hubiera dedicado la picardía empleada en sus negocios particulares, esas habilidades servirían para resolver los innumerables problemas que acucian a la mayoría de las personas.

En esta apretada síntesis se hace evidente que durante el mandato de Cristina Fernández de K dos cosas aumentaron en forma desmedida y geométrica: el lamentable flagelo de la pobreza y la hasta obscena declaración de bienes y capitales de los mandamases del Ejecutivo. Para quienes predican que su gobierno tiene como principal objetivo la distribución equitativa de la riqueza esta verdad de a puño no hace más que poner sobre el tapete sus oscuras y siniestras intenciones: llenar su talego a expensas del hambre de sus sufridos conciudadanos.