La investigación científico-tecnológica y el mundo de las empresas no son territorios incompatibles. Más bien al contrario, el desarrollo tecnológico y la innovación son un pilar de la competitividad de las empresas.
La investigación científico-tecnológica y el mundo de las empresas no son territorios incompatibles. Más bien al contrario, el desarrollo tecnológico y la innovación son un pilar de la competitividad de las empresas.
En 2015, sólo en la Dirección de Vinculación Tecnológica, el Conicet trabajó con casi 1400 organizaciones, entre empresas y pymes locales, de las cuales el 25 por ciento correspondió a la industria manufacturera -dentro de la cual la industria alimenticia ocupa un lugar relevante-.
Además, en el mismo año se tramitaron aproximadamente de 300 convenios de investigación y desarrollo, licencias de tecnologías, colaboración y asistencia técnica, entre otros.
Este año lleva 64 aprobados y 100 tramitados, pero a eso hay que sumar alrededor 100 solicitudes patentes por año que corresponden a 50 invenciones y los casi 10 mil servicios tecnológicos que se brindan en diferentes áreas.
En el Conicet existen diversas tecnologías, múltiples servicios tecnológicos y amplias capacidades de investigación y desarrollo para brindar soluciones a la industria alimentaria en toda su cadena de valor, desde simular el comportamiento crítico de las piezas de un equipo y determinar por qué falla, hasta evaluar si el problema es el material, o responde a su forma o su uso, para hacer que la prestación sea más funcional y de mayor calidad.
También existen capacidades biotecnológicas y en el desarrollo de equipos, así como en el proceso de desarrollo de packaging.
Uno de las tecnologías desarrolladas por el Conicet en conjunto con la Universidad Nacional de Tucumán y licenciada a la empresa Tecnovinc dio como resultado el cuantificador de microorganismos "Quantibac" para detectar y medir microorganismos de un variado origen (clínico, industrial, investigación).
El equipo se puede emplear para la detección y enumeración de micro organismos, patógenos o no, en las industrias alimentarias como frigoríficos, industria láctea, industria pesquera, alimentos envasados, bebidas, vinos, ingenios azucareros, industria citrícola, entre otros.
Otro desarrollo realizado por investigadores del Conicet, en conjunto con otras instituciones como la Universidad Nacional de Quilmes y la Fundación Leloir, y licenciado a la empresa Phylumtech, dio como origen el dispositivo llamado Microtraker. El mismo tiene aplicaciones en el desarrollo de alimentos para realizar diversas pruebas, como toxidad.
En otro campo, investigadores del Conicet y la Universidad Nacional del Litoral han trabajado también en el desarrollo de plantas de interés agronómico con más resistencia a la sequía y la salinidad. Actualmente este desarrollo, licenciado a la empresa Bioceres se encuentra aprobado en Argentina.
Las herramientas brindadas por los investigadores favorecen al impulso de la industria alimenticia y de ahí la importancia de que las compañías piensen en el Conicet como un aliado para resolver problemas o aprovechar oportunidades.