El colectivo santafesino de macristas tiene en las elecciones legislativas de medio mandato una chance formidable de instalarse camino al 2019. Pero, por ahora, el objetivo es más módico: contribuir a una victoria nacional de Cambiemos.
Por Mauricio Maronna
El colectivo santafesino de macristas tiene en las elecciones legislativas de medio mandato una chance formidable de instalarse camino al 2019. Pero, por ahora, el objetivo es más módico: contribuir a una victoria nacional de Cambiemos.
Nadie en su sano juicio hubiera pensado hace dos meses que Albor Cantard iba a ser la cabeza de lista del gobierno nacional en un distrito tan importante políticamente como Santa Fe. Cantard, un académico con proyección política, es un gran desconocido fuera de los lugares de tránsito universitario en la ciudad de Santa Fe, pero Marcos Peña lo prefirió a Mario Barletta, quien ya tenía batallas entabladas. Está clara la jugada de la Casa Rosada y de José Corral: si son radicales macristas, no importa el nivel de conocimiento.
Y ahí está Cantard, encabezando con Cambiemos el lote de frentes políticos. Porque, hay que decirlo, lo que se define en las elecciones de octubre a diputado nacional es "Macri sí" o "Macri no". Nadie va a estar votando por un bache en una ruta perdida. Y, como frente oficialista nacional, a Cambiemos en Santa Fe no le sobra nada. Porque a Macri no le sobra nada. Pero, hasta aquí le alcanza para primerear.
Se lo dijo Peña a La Capital en un encuentro en Casa Rosada, cuando no se sabía quién iba a ser el postulante: "No importa el nombre en estas elecciones legislativas, el candidato será el equipo". A tal punto es así, que tampoco hay grandes nombres massmediáticos en los otros frentes. En Santa Fe, todos los peces gordos parecen guardarse para el 2019.
La grieta comarcal
Cambiemos es hoy el que más chances tiene en la oposición de terminar con los gobiernos progresistas en Rosario y de abortar un nuevo mandato de ese signo político en la provincia. Así lo dicen los números recientes en los dos lugares. Y así lo entiende el socialismo que, por estos días, ha vinculado al PRO Rosario y a Cambiamos con lo estrictamente "porteño", como una empresa externa que quiere llevarse a Rosario por delante. Ese es y será el discurso del socialismo.
Quedó también explicitado en la reacción virulenta de los funcionarios locales ante el supuesto pedido de Rogelio Frigerio para forzar una reducción de personal municipal. "No nos vengan con eso de la frazada corta: lo sospechábamos y ahora sabemos que la frazada es muy corta, amarilla y llega solo hasta la General Paz. No creemos que el Estado en tu barrio sea llegar con una carpa y un stand haciendo clientelismo político", sintetizó la concejala Verónica Irízar. Es clara la estrategia: polarizar con el PRO.
En el macrismo local tienen una interna impensada hasta hace poco tiempo, que les hace concentrar las energías y las acciones. La competencia entre Ana Martínez y Roy López Molina es una de las más atractivas para el 13 de agosto, y de allí saldrá el candidato o la candidata amarilla. El gobierno nacional no pudo, no quiso o no supo resolver un proceso de trifulcas y divisiones que termina en internas, a diferencia de la primaria a diputado nacional.
A nivel de diputado, la tirria entre los socialistas y José Corral ha logrado un hecho inesperado: la adhesión del gobernador Miguel Lifschitz a los reclamos de Jorge Boasso, cuya lista fue rechazada en Cambiamos por estar flojísima de papeles. Al tiempo que Boasso puja por ser candidato en una lista del siempre presente, aunque no se lo vea, José Bonacci. La política santafesina es una caja de sorpresas.
Al margen de la coyuntura, de lo episódico, que es la competencia electoral legislativa, todos los que tienen responsabilidad ejecutiva y política en el oficialismo provincial deberán empezar a pensar cómo seguirá la relación institucional entre la Casa Gris y Corral. Y cómo continuará el Frente Progresista.
"Nos cortó la luz en una inauguración de obra y se fue con los del PRO. La relación está absolutamente terminada", dijo una fuente calificadísima del partido de gobierno que, a la vez, no auguró un buen pronóstico para el presidente de la UCR: "Si gana Emilio Jatón (periodista y candidato a concejal) tendrá un cuadro de debilidad política extremo en su ciudad".
Para Corral las elecciones de octubre son lo que diferencian el blanco del negro. Puede ser el gran ganador si Cantard gana las elecciones y su delfín político (Carlos Pereira) derrota a Jatón. "Con Jatçon voy a matar dos pájaros de un tiro: le ganamos ahora y ya no será rival para las elecciones a intendente de 2019", dicen que dice el jefe comunal santafesino.
Así de parceladas están las cuestiones políticas en Santa Fe, cada vez más escandalosa en cuanto a la cantidad de listas. Un carnaval que se convierte también en negocio (ver página 14).
En el PJ, todo el juego de las primarias está concentrado en la competencia entre Agustín Rossi y Alejandra Rodenas. La estrategia y la táctica de Rossi es clara y directa: reivindicar lo que hicieron Néstor y Cristina. Ese deseo del ex ministro de Defensa de avanzar hacia la captación de todo el voto K hará que la semana próxima esté en la provincia Axel Kiciloff.
Por el lado de la ex jueza, en las últimas horas ganó la adhesión del perottismo, no por Omar Perotti de cuerpo presente, sino de dos dirigentes que avalaron su candidatura. "El perottismo ve crecer a Alejandra y le empieza a mandar su apoyo", dicen muy cerca de la rosarina. Apoyos institucionales adentro del PJ no le faltan.
Atento al desenlace estará Diego Giuliano, quien hoy compite con la escudería del massismo. No será neutral para él una victoria de Rossi o de Rodenas. El concejal cree que si gana Rossi habrá un voto peronista "clásico", no kirchnerista, que irá hacia su vector. Todo está por verse.
Sin la mínima motivación popular, la agenda política local está repleta de presentaciones y gacetillas. Todos harían lo imposible por darle la razón a Andy Warhol y tener sus quince minutos de fama, pero no podrán: hay 57 listas a diputado nacional y 43 a concejal de Rosario.