Después de la peor campaña proselitista que se recuerde, los argentinos definen hoy en las urnas el futuro del gobierno de Cristina Fernández y la vigencia política de su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner.
Después de la peor campaña proselitista que se recuerde, los argentinos definen hoy en las urnas el futuro del gobierno de Cristina Fernández y la vigencia política de su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner.
Resignado a derrotas que sobrevendrán en territorios importantes, el santacruceño se aferró a provincia de Buenos Aires como si fuera el único bastión donde hoy se celebran comicios, hasta tirar definitivamente por la borda aquello que había prometido al inicio de su gestión respecto a los caudillos bonaerenses como expresión de la peor política.
Esta vez no sólo depende de esos viejos líderes comarcales enquistados en Municipalidades, sino que los hizo participar de las elecciones como postulantes “testimoniales”, un artificio que en realidad esconde un doble objetivo: impedir que esos dirigentes lo “traicionen” jugando para Francisco De Narváez y poner toda la maquinaria clientelística al servicio de la lista que encabeza.
No hay antecedentes de que un gobernador, un jefe de Gabinete y otros referentes en cargos ejecutivos se presenten a elecciones de medio mandato para luego volver a sus cargos.
La movida fue aceptada por la Justicia Electoral y prácticamente ninguneada por la mayoría de la sociedad pese al grito en el cielo que pusieron los candidatos opositores.
La tentación argentina de salirse de los manuales no es nueva ni se arregla con
leyes. La viveza criolla es apta para todo servicio.
Durante un seminario que se realizó en Buenos Aires durante 2002 sobre las formas de tener
una mejor calidad institucional se dio el mejor ejemplo del estado de las cosas.
Mientras los panelistas argentinos y de otros países de Sudamérica hablaban sobre la necesidad de instaurar leyes y más leyes, la representante de un diario alemán dio en la tecla: “Allá al que promete y no cumple no se lo vota más, al que gasta mucho en campaña se lo castiga en las urnas y a los que quieren alejarse de lo establecido en el marco legal no se les permite ser candidatos”. Una visión que de ser realidad en la Argentina dejaría al margen a una decena de postulantes por cualquiera de las razones esgrimidas por la escriba germana.
Qué mal estará el kirchnerismo que perderá frente a una oposición con mucho de insustanciosa, y sin demasiadas ideas para convertirse en alternativa.
El pase de Gabriela Michetti del gobierno porteño a la lista de diputados lejos
de castigarla le obsequia el primer lugar. ¿Con qué argumentos creíbles Unión-PRO podía cuestionar
el salto de Kirchner desde la gélida Santa Cruz a la residencia de Olivos?
La decisión de Elisa Carrió de ubicarse en tercer lugar de la grilla del Acuerdo Cívico es
otra muestra de la ingenuidad que embarga a muchos sectores que no saben cómo construir poder pese
al ejemplificador diagnóstico que suelen realizar sobre la realidad.
Carrió corre riesgo de no poder ingresar por el crecimiento de Pino Solanas, quien parece haber seducido a miles y miles de porteños con un discurso cincuentista. Misteriosa ciudad de Buenos Aires: hace poco tuvo a Luis Zamora como niño mimado aunque después se desflecó y ahora es seducida por el cineasta que reivindica la argentinización de los recursos naturales. Eso sí: los porteños son gobernados por Mauricio Macri, a la derecha de su pantalla.
El kirchnerismo atraviesa una crisis difícil de superar más allá de que el ex presidente saque unos votos más que el empresario Francisco De Narváez, quien lo corrió de cerca y hasta lo supera según alguna encuesta. Habrá que estar atentos a lo que suceda en el escrutinio cuando los gallos canten más allá de la medianoche.
Mendoza revalidará títulos para Julio Cesar Cobos, otro presidenciable, que deberá volver a enamorar a los radicales. Córdoba mostrará la debacle del kirchnerismo. Su candidato, Eduardo Accastelo, saldrá detrás del parlanchín Luis Juez, Eduardo Mondino y la UCR.
En Santa Fe, salvo los votos a Agustín Rossi, el gobierno sufrirá un revés notable, especialmente en las zonas donde hasta hace poco tiempo se votó mayoritariamente a Cristina por haber revitalizado el interior.
Sin ir más lejos, Néstor se fue del poder como el presidente con mejor imagen y hoy, actuando entre las sombras de Olivos y subiéndose a los palcos, está fondeado en los sondeos.
Para el matrimonio presidencial todo pasa por provincia de Buenos Aires. Una derrota de Carlos Reutemann hará reverdecer los ánimos del sureño. Si vence a De Narváez volverá el sueño de ir por un segundo mandato aunque el dócil Daniel Scioli pretenda que ese sea su premio por el estropicio de su candidatura “testimonial”.
En Santa Fe la campaña no estuvo a la altura de sus protagonistas, quienes cedieron a la tentación de imitar la ramplonería de otros distritos. Serán claves los comicios de hoy en la bota para definir candidaturas presidenciales, futuro político en la provincia e interna del partido gobernante (ver página 15).
Sin entusiasmo y con muy poca información los electores cumplirán con la obligación cívica de votar. Casi todos los resultados son previsibles, pero lo más importante es que el kirchnerismo perderá la mayoría en Diputados, y tal vez en Senadores, en un balance que no le deja otra opción que negociar con la oposición.
Hay que ser demasiado candoroso para pensar que Kirchner & Kirchner pondrán la otra mejilla y se convertirán del día a la noche en “dialoguistas”.
Todo puede pasar tras este domingo 28 de junio. Lo único que no debe suceder es lo que dijo K: volver al 2001.