La ciudadanía se está resignando al día a día. La sociedad resguarda su
esperanza de futuro detrás de un barbijo. No se compromete más allá de proyectos individuales,
cortoplacistas. Los proyectos colectivos no están a la vista. Se encapsula, no se atreve. Lo
preocupante es que desde la política ocurre lo mismo, su dirigencia no puede trascender con y por
proyectos colectivos. Compite por quien ostenta el reaseguro del mejor proyecto individual. No
conmueve. Antes, desde la escuela con excelencia pedagógica se obligaba a construir futuro hasta
incorporarlo a la naturaleza de nuestra sociedad; hoy la escuela, en su degradación, contribuye a
construir una sociedad en "presente continuo".
La sociedad toda en Argentina (los excluidos y los incluidos) acuerda sin
saberlo en depositar su estrategia de vida en el día a día; y sólo porque la política falló.
Hoy la sociedad argentina transita su presente con barbijo. Las distintas
enfermedades están en su epidermis y no aparece el remedio que tranquilice. Existe un
empecinamiento con el pasado. Y cuando esto es así es porque el vacío ideológico, padre de todo
proyecto político, es total.
La gripe porcina sólo vino a quitar protagonismo al dengue devastador y a poner
más incertidumbre a una Argentina incierta y tan maltratada por quienes deben cuidarla. Al
presidente Kirchner ahora se le ocurrió poner en escena una nueva versión de aquellos "yo o el
caos" tan comunes en la historia de nuestro país. En 2003 le habló a los argentinos desde los
umbrales del infierno; el lunes, en el Luna Park, acudió al Dante con "Si perdemos, el país volverá
al 2001". La desesperación por la pérdida de su poder personal lleva al presidente a cometer
gruesos errores. Si como profetizó Kirchner, Argentina puede volver al 2001 sin la victoria de los
K, sencillamente debe entenderse que nunca salimos del tan profetizado infierno. ¿Dónde (si es así)
quedó la acción transformadora de su gobierno? Si no se adultera el Indec, ¿cuál es la cara real de
la Argentina que aparece? ¿La de la tuberculosis, el paco, la niñez y la ancianidad olvidadas y
condenadas? ¿La de la muerte sin barbijos, acechando en cada esquina? ¿La que sepulta todo diálogo
para "fortalecer" la democracia? ¿La de los countries cerrados y la pobreza abierta?
Kirchner tiene una virtud, se muestra en su desnudez. Allí también deja ver
claramente lo que piensa de la política. La lista que ideó para la provincia de Buenos Aires, donde
en la realidad de su fantasía librará la madre de las batallas; estará encabezada por él, quien
seguramente nunca se sentará a la banca. El segundo será Scioli, quien ya ha dicho que no
renunciará a su rol de gobernador. Y la tercera Clotilde Acosta, ignota desconocida por su carrera
política.
Por estas horas, los entendidos en energía advierten que Argentina está a punto
de no abastecerse. Dijo el ingeniero Lapeña: "Argentina está en una decadencia productiva en lo
energético". Argentina está en decadencia productiva en todos sus aspectos, lamentablemente.
Estamos a horas del Día del Trabajador. No hay nada que festejar, en un país en
el cual el peronismo hizo de muchos 1° de mayo un día de fiesta. En Rosario reconoce el Ministerio
de Trabajo que todos los días cinco personas denuncian un despido laboral. Y muchos otros se
realizan a través de "acuerdo de partes" judicial. Y como se sabe no hay estadísticas para el
trabajo en negro, que nunca abandonó la "pole position". La Argentina de la tergiversación y el
enmascaramiento asoma por debajo de la alfombra. Este 1° de mayo debe contabilizar para su
indignidad que 1,3 millón personas volvieron a sumergirse en el último año en la pobreza, que ya
supera más del 30 por ciento de la población. ¿Dónde recayó el beneficio de los cincos años de
crecimiento a tasas chinas en Argentina?
Mientras tanto, la intelectualidad argentina discute la edad de imputabilidad de
los menores. Pero no discute que más del 40 por ciento de ellos son pobres y el 20 por ciento son
indigentes. Tampoco discute que la violencia no sólo proviene por el paco u otras drogas sino por
el cóctel de psicofármacos y alcohol, ambos productos de venta legal y publicitada. Tampoco se
siente motivada para interesarse sobre los efectos que en su vida cotidiana tendrá el hecho de que
el superávit fiscal cayó un 61 por ciento en el primer trimestre del año en relación al primer
trimestre del año pasado. Tampoco reacciona ante el desvío de los fondos de la Ansés que hacen al
reaseguro de ese futuro que aunque hoy esté privado, llegará: la vejez. La falta de controles
posibilita que el gobierno utilice los fondos de los jubilados para compensar la falta de
recaudación. Según Claudio Lozano, "de los 126 mil millones de pesos, 82 mil millones tendrán
cualquier destino principal menos resolver el problema que tiene los jubilados argentinos…".
Y a propósito de este problema, aproximadamente el 76 por ciento percibe la mínima. Es decir 8 de
cada 10 mayores cobran el haber mínimo de 770 pesos. Por eso cada vez más, como nos contó el padre
Bufarini, nuestros ancianos engrosan las villas miserias.
El gobierno hace pagar a la sociedad no sólo el precio de la recesión sino el
precio de su indecisión estructural, por no haber encarado una reforma impositiva que contemple
recaudar haciendo eje en el patrimonio y la riqueza y no en el consumo. Un gobierno demuestra ser
progresista cuando se anima a encarar una justa reforma impositiva.
Kirchner deja muchas enseñanzas, entre ellas que la política no puede ejercerse
sin estrategia de futuro, planes quinquenales (en algunos casos, como en el tema energético, de
mayor duración). También que la política, para que llegue a la ciudadanía, debe ejercerse sin
barbijos.