En la última sesión especial, la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Fe
declaró por unanimidad ciudadano ilustre al ex presidente de la Nación doctor Raúl Alfonsín. No hay
dudas en afirmar que la vuelta a la democracia en 1983 constituyó un punto de inflexión en la
cultura cívica de nuestro país, ya que a la recuperación del derecho al voto y a la participación
popular se le sumó una conciencia renovada que revalorizó el sistema democrático como marco para la
convivencia civilizada.
Más allá de las dificultades que hemos atravesado durante estos veinticinco
años, el pueblo argentino ha comprendido que el sistema democrático es el único régimen civilizado
dentro del cual es posible desarrollarse y prosperar, y mucho de eso tuvo que ver con la figura de
Raúl Alfonsín.
Un batallador permanente por el respeto a las libertades civiles, cultor de la
solidaridad como valor social, fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, uno de
los pocos o quizás el único dirigente de peso que se negó a acompañar el delirio militar de la
guerra de Malvinas, intelectual reconocido en el mundo entero.
Como bien dice el ex presidente de la República de Chile, Ricardo Lagos:
"Alfonsín fue el ejemplo de América latina, pero fue ejemplo no por ser el primero en ser elegido
por el voto popular, fue el ejemplo por esa convicción tan profunda que tiene del sentido
democrático. Alfonsín, dice Lagos, es un ejemplo de gobernante consecuente con sus ideas,
consecuente entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace. Consecuente para entender que una
democracia hay que profundizarla día a día".
Apenas llegado al poder Alfonsín asumió como el ciudadano que estando a cargo
del Poder Ejecutivo debía ponerle fin a la impunidad y firma el decreto de enjuiciamiento a las
juntas militares. Alfonsín presidente estimuló la diversidad y la convergencia entre visiones y
prácticas distintas. Esa impronta democrática se vio plasmada en la conformación de la Comisión
Nacional sobre Desaparición de Personas (Conadep) y el Consejo para la Consolidación de la
Democracia.
Alfonsín presidente cuestiona sin contemplaciones a un fascista cura militar en
medio de una misa o cuestiona en la Casa Blanca a un presidente estadounidense dispuesto a derrocar
gobiernos legítimos de países centroamericanos. Como dice un reconocido periodista: "Alfonsín, con
el coraje de pocos, juzga criminales en uniforme y se aguanta pagar el precio". Alfonsín impulsa la
ley de divorcio vincular y la patria potestad compartida. Logra salir de la lógica de la
confrontación y de la hipótesis de conflicto con países de la región.
Fue la recuperación de la democracia y la impronta del gobierno conducido por
Raúl Alfonsín la que impuso la paz con Chile, la que logró profundizar la integración del Mercosur
para que podamos dialogar y confluir entre los países de la región.
Alfonsín presidente también cometió errores y no hay dudas de que fue un
presidente digno y que todos sus actos de gobierno, aun aquellos que realizó en momentos de
fragilidad, fueron con la convicción de defender y consolidar el sistema democrático.
Alfonsín presidente elimina del diccionario político y republicano las palabras
"enemigo" y "traidor". También entre sus mayores herencias Alfonsín nos deja un profundo rechazo
hacia cualquier culto al personalismo. "Sigan a las ideas y no a los hombres", siempre le señala a
la juventud. Fundamentalmente porque las ideas nunca defraudan ni traicionan.
Algunas vez, en una conferencia de Flacso, el ex mandatario escuchó numerosas
críticas hacia la democracia en Sudamérica, en ese entonces Alfonsín decide pedir la palabra y
califica de "exageradas" las críticas al sistema democrático sudamericano imperante. "Quien en el
cono sur no logre diferenciar entre la democracia formal y una dictadura, es porque no sabe
diferenciar entre la vida y la muerte".
El ex presidente merece ser reconocido en estos 25 años porque otro hubiera sido
el destino de la transición democrática sin su impronta. Estamos seguros de ello porque, allende
las banderas partidarias, Alfonsín no es un ciudadano más sino que ha dejado atrás cincuenta años
de desencuentros argentinos que encontraban solución en los golpes de estado.
En su última intervención pública, Don Raúl dijo: "La democracia no es
simplemente el ejercicio de la libertad, es también la búsqueda de la igualdad. Es la justa
distribución del ingreso, no hay dudas que no lo hemos logrado, pero es imprescindible buscar la
igualdad, nunca abandonar esa premisa"
Sin lugar a dudas, Alfonsín presidente no pudo hacer todo lo que hubiéramos
querido, pero hizo más de lo que se podía: uno de sus grandes logros fue haber entregado el poder a
un presidente electo democráticamente. Pero el Alfonsín presidente no es distinto del Alfonsín
dirigente, del Alfonsín legislador, del Alfonsín jefe de partido, del Alfonsín militante. En toda
su participación en la vida pública encontramos una constante de valores y principios por los que a
veces más acompañado, a veces menos, luchó y sigue luchando, en nuestro país y en cuanta tribuna
internacional se le presenta. Esos valores que podrían resumirse en la premisa de conjugar en un
mismo tiempo libertad e igualdad, son los que Olof Palme calificaba como la gran fuerza motriz de
la socialdemocracia. Y son la gran fuerza motriz del camino que nos señala Alfonsín.
A 25 años de su gran servicio a la Nación, Alfonsín sigue caminando con la
honradez, la convicción y la altivez de los que pueden mirar a la cara a la gente, y dejándonos
enseñanzas que son faros para la consolidación de la democracia como forma de vida y no como mera
fachada formal.
Alguna vez el ex presidente señaló: "Queremos una Argentina con grandeza, una
Argentina del trabajo, de la paz y de la unión, una Argentina en la que no nos dividamos por
partidos políticos ni por ocupaciones". En esa especie de testamento que Alfonsín les deja a los
más jóvenes, dijo: "La política no es sólo conflicto, también es construcción"
Finalmente, quiero decir que Alfonsín deja también el mandato de obrar con
honradez en la función pública, que viene desde el fondo de los tiempos con Yrigoyen y don Arturo
Illia. Es esa una de las herencias que Alfonsín deja fundamentalmente a las nuevas generaciones,
con quienes tuvo y tiene un diálogo permanente.
(*) Diputado provincial, autor del proyecto que declaró a Raúl Alfonsín ciudadano ilustre
de la provincia