Por siete días locos que vamos a vivir. Se termina la campaña.
Por Mauricio Maronna
Por siete días locos que vamos a vivir. Se termina la campaña.
Ninguna certeza florece a una semana de las elecciones que, en verdad, se convertirán en una gran encuesta. Las Paso no euforizan más que a los involucrados, pero, en Rosario y la provincia, hay algunas competencias que estimulan.
La madrecita de todas las batallas está en el peronismo, créase o no. Se sabrá el domingo si el kirchnerismo sigue marcando a fuego al PJ o si después de largos años la letra K pasa a cuarteles de invierno.
Agustín Rossi defendió a rajatabla en toda su tarea proselitista los 12 años de Néstor y Cristina, sin beneficio de inventario, con las luces y las sombras. Alejandra Rodenas es la candidata que el justicialismo decidió sacar al escenario para abortar esa continuidad. Será una interna competitiva. Se convirtió en la más atractiva.
En el oficialismo santafesino, Luis Contigiani tiene la necesidad de derrotar a María Eugenia Schmuck, para consolidar la oferta de la Gobernación y buscar ganar en octubre la provincia. En el macrismo manejan números que le dan la victoria a Cambiemos y, por eso, en la entrevista de hoy con LaCapital el jefe de Gabinete, Marcos Peña, salió con el cuchillo entre los dientes (ver página 18).
Desde sus números positivos en todas las encuestas, Miguel Lifschitz se pone al hombro la campaña de Contigiani. Habrá que esperar para saber si el gobernador puede trasladar su cosecha propia de imagen positiva al discurso de Contigiani, uno de los más duros críticos de la política económica del gobierno nacional.
Y hay que hacer aquí un paréntesis. ¿Para qué Lifschitz vocea que es necesario un trato cordial y ameno con Casa Rosada, si a las 24 horas de su reunión el gobernador sale a disparar golpes verbales contra Macri? "Estos muchachos a veces nos confunden. Se quejan de que los funcionarios nacionales que vienen a la provincia hacen campaña por Cambiemos y Lifschitz nos llena la cara de dedos cada 15 días. Y ni hablar de Contigiani", reveló un estrechísimo colaborador del jefe de Gabinete, el viernes, cuando Rosario se parecía a una hermosa postal desde el piso más alto de un hotel en Puerto Norte.
Pero volvamos ahora al peronismo. No sólo para Rossi y Rodenas será crucial la definición. En esa pecera quieren pescar en octubre Contigiani y Diego Giuliano, quien levanta la bandera del massismo.
Si Albor Cantard triunfa en los comicios intermedios subirán las acciones de José Corral en Cambiemos, ya de por sí muy altas: la Casa Rosada le dio a la UCR el primer lugar de la lista. Y Cantard reporta cien por ciento al intendente de Santa Fe que, en diciembre, dejará su cargo como presidente del radicalismo.
Párrafo aparte para Jorge Boasso, el inquieto dirigente que respalda a Macri desde afuera de Cambiemos tras el rechazo a su nómina. El concejal llevó adelante una campaña austera pero intensa y se ha convertido en objeto del desvelo del oficialismo nacional. Es recurrente la pregunta que aparece desde Capital Federal: "¿Cuántos votos tiene Boasso en Rosario?". Se sabrá el domingo próximo.
El recambio en la cúpula ucerreísta empieza a adrenalinizar a los radicales, a quienes les gustan más las internas que un domingo primaveral. Corral necesitaría algo más del 60 por ciento de los votos de los delegados al comité nacional para ser reelecto. Hoy no los tiene, y el intendente asegura que no quiere ir por otro mandato.
La guerra entre Lifschitz y Corral ya es declarada. El último parte de la batalla consigna que le hará juicio a la provincia por fondos educativos. Pero, el cuerpo a cuerpo está en la ciudad de Santa Fe, donde el socialismo auspicia a Emilio Jaton, el periodista-senador que, de ganar las elecciones a concejal, podrá en un severo aprieto a Corral y, por ende, a Cambiemos. "Es la final del mundo", admiten unos y otros.
Los santafesinos se encontrarán el domingo próximo en el cuarto oscuro con la comprobación empírica del carnaval: habrá 57 boletas a diputado nacional. El ruido ensordecedor de la campaña impidió escuchar las delicadezas de algún solista. Fue todo cartel, cartelito, cartelón, afiche. Y muchas cumbias feas. Y algún reggaeton horrendo. Es lo que hay. De política, casi nada. ¿Cambiamos para bien o mal?
Esa carrera alocada para aparecer en las paredes se maximizó en Rosario. Claramente, el Frente Progresista intentó apostar su marketing electoral a un proceso de renovación más que a reivindicar lo hecho. ¿No es gobernabilidad y la experiencia de gestión la ventaja comparativa frente al resto de la oferta política, que no tiene acción ejecutiva para mostrar? La campaña oficialista prefirió ir por una consigna nueva: "El movimiento de Rosario".
Pablo Javkin deberá lidiar en la competencia interna con Sebastián Chale, pero su apuesta de máxima se encuentra en la puja con el Frente Justicialista y Cambiemos. El peronismo juega fuerte con Roberto Sukerman —competirá con Fernando Chino Rosúa y otras listas, entre ellas la del jefe de los trabajadores municipales, Antonio Ratner. Todos los sondeos ponen a Sukerman al frente de la intención de voto.
El macrismo deberá saldar sus diferencias internas entre Anita Martínez y Roy López Molina. Del resultado de esa competencia se sabrá cómo será el futuro del PRO camino al 2019. Hoy por hoy, la marca Cambiemos logra un aval importante en la ciudad, aunque la imagen del presidente de la Nación está muy decaída.
Por debajo de esa tríada hay listas y más listas intentando acceder a bancas: las que encabezan Daniela León, Eduardo Trasante, Martín Rosúa y Virginia Grisolía, entre muchas otras. A la vez, muchas nóminas tienen otro objetivo: superar el umbral necesario para superar las primarias.
Al fin, santafesinos: aprovechen la oportunidad y voten. Aunque en muchos casos sólo se trate de una gran encuesta. Hoy, de resultado incierto en todas los categorías.