El Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa progresiva y sin cura conocida, representa uno de los mayores desafíos para la salud y el bienestar de las personas mayores en todo el mundo. Esta enfermedad, que afecta principalmente a la memoria, el pensamiento y el comportamiento, tiene un impacto significativo en los individuos que la padecen, así como en sus familias y cuidadores.
El Alzheimer es la forma más común de demencia, representando aproximadamente el 60-80% de todos los casos. Se estima que actualmente hay alrededor de 50 millones de personas que viven con demencia en todo el mundo, y se espera que esta cifra se triplique para el año 2050. El envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida son factores que contribuyen a este crecimiento alarmante.
El Dr. Alberto Davidovich, Director Médico de Emerger, expresa: “La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por la acumulación anormal de proteínas en el cerebro, formando placas de beta-amiloide y ovillos de proteína tau. Estas alteraciones afectan la comunicación entre las células cerebrales, provocando el deterioro gradual de las funciones cognitivas”.
Los síntomas del Alzheimer pueden variar, pero generalmente incluyen pérdida de memoria, dificultades para pensar y razonar, cambios en el comportamiento y dificultades en la realización de tareas cotidianas. A medida que la enfermedad progresa, los pacientes pueden experimentar dificultades para comunicarse, perder la capacidad de reconocer a sus seres queridos y enfrentar problemas de movilidad.
A pesar de los avances en la comprensión de la enfermedad, aún no existe una cura para el Alzheimer. Sin embargo, se han desarrollado tratamientos farmacológicos y terapias no farmacológicas que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes en las etapas iniciales de la enfermedad.
Según informes de la industria farmacéutica, el tratamiento con Donanemab, es una aplicación intravenosa que se dirige al amiloide, una sustancia que forma placa en el cerebro y es la principal sospechosa de impulsar el empeoramiento de la enfermedad de Alzheimer.
El laboratorio informó que el estudio se hizo sobre más de 1.730 pacientes y logró relentizar el deterioro en el 35% de ellos en comparación con los voluntarios que recibieron un placebo, en un análisis que se extendió por 18 meses. Según el laboratorio, a los 12 meses la mitad no tenía evidencia de placas amiloides.
Desde Emerger, la empresa de servicios de Salud, afirman: “La detección temprana y el diagnóstico preciso son fundamentales para brindar un apoyo adecuado a los pacientes y sus familias. Se alienta a las personas que experimenten cambios en la memoria o en las funciones cognitivas a buscar atención médica y someterse a una evaluación neurológica completa”.
La lucha contra el Alzheimer también requiere esfuerzos en la investigación científica, la educación pública y el desarrollo de políticas de salud que aborden los desafíos asociados con la enfermedad. La inversión en investigación y la colaboración entre instituciones académicas, organismos gubernamentales y organizaciones sin fines de lucro son fundamentales para avanzar en la comprensión de esta enfermedad y buscar tratamientos más efectivos.
En conclusión, el Alzheimer es un desafío creciente para la salud global, con un impacto significativo en las personas afectadas y en la sociedad en general. A medida que aumenta la incidencia de esta enfermedad, es fundamental aumentar los esfuerzos para mejorar el diagnóstico, el tratamiento y el apoyo a los pacientes y sus familias. La investigación continua y la conciencia pública son clave para abordar este problema de manera efectiva y proporcionar una mejor calidad de vida a aquellos que viven con Alzheimer.
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