La Industria 4.0 o cuarta revolución industrial mezcla las técnicas más vanguardistas de producción con sistemas inteligentes que tienen como objetivo la integración con las personas, profesionales y todo tipo de organizaciones.
La Industria 4.0 o cuarta revolución industrial mezcla las técnicas más vanguardistas de producción con sistemas inteligentes que tienen como objetivo la integración con las personas, profesionales y todo tipo de organizaciones.
Más allá del ocio online, de jugar al Baccarat en casinos digitales o ver películas en Netflix, la tecnología viene a revolucionar los sistemas productivos y competitivos de las empresas. En este sentido, para afrontar los retos y oportunidades que representa, Argentina debe superar los siguientes desafíos que la mantienen lastrada en relación al resto de países avanzados.
Posiblemente, la poca disponibilidad en el mercado de mano de personal capacitado sea el principal contrapeso que impide un crecimiento sostenible en el área tecnológica, sobre todo en lo referente a tareas complejas informáticas.
Así mismo, existe una falta notable de oferta laboral a nivel local de empresas que ofrezcan servicios especializados en el entorno del mantenimiento de paquetes tecnológicos 4.0, lo que supone un límite para que las organizaciones lleven a cabo esta implementación.
Otro desafío a superar para lograr una mayor automatización en los sistemas productivos de las industrias es la poca conectividad existente a día de hoy, un problema que se acentúa con los retrasos que se siguen manteniendo en relación a las infraestructuras necesarias para la transmisión de datos.
La actualidad industrial demanda robots con una conexión integral para todo el proceso productivo, por lo que requieren una mayor protección de los ataques a su conectividad. Sin embargo, los softwares, tecnologías e infraestructuras necesarias para ello aún están lejos de implementarse en el sistema industrial argentino.
A nadie se le escapa que la innovación tiene un coste elevado y parece que en Argentina no se está dispuesto a afrontar en toda su extensión este tercer reto. Los factores macro (infraestructura e inversión) dificultan que el país consiga alcanzar la innovación. Sin embargo, es el capital humano y su nivel formativo lo más destacable en cuanto al retraso generalizado, por lo que la apuesta económica debería dirigirse, en primer lugar, a la formación de profesionales.
Por último, cabe señalar como cuarto desafío que la sociedad, la política y el empresariado argentino deben superar a la gigantesca grieta productiva existente en el país.
Una encuesta llevada a cabo por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) ofrecía información sobre 307 empresas argentinas, de las cuales prácticamente la mitad hacían uso de tecnologías de primera y de segunda generación, manteniéndose inmóviles ante la necesidad del cambio tecnológico.
Así mismo, el 45 % de estas organizaciones están caracterizadas por seguir usando tecnologías de desarrollo medio, siendo solo el 6 % de las analizadas las que se acercaban a la cresta tecnológica necesaria.
En definitiva, y como conclusión, no queda más remedio que aceptar el enorme recorrido que aún le queda a esta gran nación para ser ciudadano de pleno derecho de la cuarta revolución industrial.
Las posibilidades que se abren son fabulosas, siendo como es un país abierto a la inversión y a la colaboración en el que poco a poco se va preparando el terreno ideal para que se den las condiciones necesarias con las que se transformen las organizaciones, empresas, industrias y negocios asentados en su territorio.