Todas las victorias son positivas y trascendentales para Newell’s en la misión de recomponer el promedio, pero mucho más si son producto de argumentos futbolísticos confiables como los que evidenció ayer en el justificado 2 a 0 que obtuvo ante Unión. Porque la lepra supo hilvanar con una mixtura justa de paciencia e intensidad una actuación colectiva sólida en todas las líneas. Además tuvo rendimientos individuales satisfactorios y mostró la ambición permanente de ir a buscar el arco de enfrente desde el minuto uno al noventa. Con esta receta laboriosa, los rojinegros fueron cocinando a fuego lento a un tatengue que casi siempre se vio superado en el juego y la supremacía física. Los goles, ambos en el complemento, de Facundo Nadalín de sobrepique y de Lucas Albertengo tras un enganche exquisito le pusieron la marquesina en el resultado a un fructífero trabajo de hormiga que llevaron a cabo los dirigidos por Frank Darío Kudelka, mordiendo y animándose a jugar en cada sector de la cancha. Hasta acá dos jugados, seis puntos ganados, cuatro goles a favor, cero en contra. Un arranque ideal en el inicio de la Superliga, en especial porque la novel campaña tiene más causalidades que casualidades. Newell’s arrancó afilado.