Todo el año esperando las vacaciones y se terminan tan rápido. Esa es una de las
frases que más se escucha cuando el momento del retorno a las obligaciones se acerca cada vez más.
Lo que ocurre es que el cambio suele ser demasiado drástico: del ocio se pasa a las extensas
jornadas de trabajo.
Justamente esa necesidad de ponerse al día es una de las
que más asusta, llegando incluso a provocar cuadros de estrés. En este sentido, si bien es habitual
que la vuelta del receso laboral o escolar provoque angustia o ansiedad, es importante estar atento
a las señales del organismo a fin de prevenir el desarrollo de cuadros más complejos.
Una de las estrategias más recomendables para evitar
molestias es organizarse y delegar, con el objetivo de asegurarse que no queden temas pendientes
para resolver a la vuelta. A su vez, estas técnicas también pueden aplicarse para la "puesta al
día" posterior que deberá realizarse con la ayuda de algún compañero.
A la hora de la vuelta es importante contar con al menos un
día de descanso previo antes de concurrir a la oficina, pues el impacto de llegar suele ser mucho
mayor si el primer destino una vez concretado el arribo a la ciudad es el lugar de trabajo.
Lo ideal es planear actividades que permitan disfrutar los fines de semana al
aire libre como también controlar las horas de sueño y la alimentación.
"El estrés representa una exigencia mental dada por las
realidades que afronta una persona. Esta condición puede provocar un importante impacto y eventual
desgaste, sobre todo en esta época del año en la cual se conjugan dos factores: la salida hacia las
vacaciones y el regreso de las mismas. Es importante hacer una diferenciación porque sentir desgano
al retornar al trabajo es habitual debido a que la reincorporación siempre es costosa. El problema
comienza a hacerse visible cuando, además, la persona manifiesta sentirse deprimida ante la
necesidad de abandonar el ocio y tener que volver a la rutina y ajustarse a los horarios del
trabajo. Y se intensifica cuando aparecen como agregados las malas relaciones laborales o problemas
con el jefe", explicó a Pro-Salud News el doctor Roberto Sivak, médico psiquiatra y
psicoterapeuta.
A la hora de evaluar las conductas hay que tener en cuenta
el grado de "desconexión", es decir si el disfrute se da desde el primer momento fuera de la
oficina, y la duración de las vacaciones. No obstante, también es importante considerar si se viaja
al exterior, si de las vacaciones participan chicos y cuál es el plan de actividades pensado en
primera instancia.
"Los cuadros de estrés pueden desencadenarse al realizar
viajes al exterior o no. Lo que hay que considerar es que, en esos casos, a los factores previos
como por ejemplo irse sabiendo que hay trabajo atrasado, tener que organizar el viaje familiar y
manejar las expectativas hay que sumarle los desajustes neurofisiológicos relacionados con el
cambio de ritmo de suelo-vigilia", indicó el especialista.
Al ser consultado por los principales síntomas que el cuadro de estrés
producido por el regreso a las obligaciones y rutinas diarias apuntó que pueden evidenciarse
irritabilidad, estados de ansiedad, desconcentración y trastornos del sueño, como también el
agravamiento de desajustes preexistentes como gastritis, úlcera duodenal o hipertensión.