El advenimiento del retiro laboral es una etapa que causa diversos efectos en
los matrimonios. Con los hijos ya independizados, sin obligaciones y con mucho tiempo libre, la
rutina diaria cambia. Por supuesto que cada pareja es un mundo y la manera de afrontar ese momento
depende de las circunstancias, de las estructuras psicológicas de los cónyuges y de cómo hayan
podido procesar individual y conjuntamente otras pérdidas.
"Es cierto que en las parejas de años la continuidad del vínculo amoroso puede
funcionar, en algunos casos, como un reaseguro ante la discontinuidad de la existencia, por lo que
se incrementa el cuidado y el amor hacia el otro y es de esperar que también, hacia uno mismo",
sostiene la licenciada Liliana Bases, del Colegio Médico de la Provincia de Buenos Aires y autora
de diversas publicaciones sobre la temática.
En general, el ingreso a la clase pasiva es más traumático para aquellos que no
han podido plantearse actividades e intereses alternativos, y sienten perdida su posibilidad de
operar en el mundo externo. En ese aspecto, la mujer suele estar más preparada. "Desde su condición
femenina, ha tenido y tiene un rol receptivo y centrípeto, orientado hacia adentro; en cambio el
hombre históricamente ha estado más marcado por lo activo en el afuera para ser el protector y
proveedor económico de su familia. Por eso, el sentido de utilidad, en cuanto a capacidad operativa
en el mundo, es distinto para el hombre que para la mujer", explica Bases. De todos modos puede
ocurrir que surjan nuevos proyectos que revitalicen la pareja.
No obstante, al momento de la jubilación del marido, suelen suscitarse
conflictos. La mujer que no ha trabajado puede que encuentre en su marido jubilado un motivo para
sentirse "útil" como madre, ya que es probable que el hombre se deprima en el tránsito de su
proceso de adecuación por la pérdida de parte de su identidad (la laboral) al ingresar a la
denominada clase pasiva", afirma Bases.
A eso puede sumarse el dolor psíquico causado por un sentimiento de minusvalía
por no haber logrado el cumplimiento de sus ideales.
La insatisfacción puede dar origen a confusiones de roles en los miembros de la
pareja. "Eso puede provocar la aparición de conductas agresivas, ya que no todos los sujetos han
alcanzado individualmente un grado de organización psíquica que les permita sobrellevar ese
momento", sostiene.
Confusión de roles
"No son pocas las mujeres que se quejan de esos maridos prescindentes de ellas,
dominantes en el pasado, que han adoptado una actitud infantil controladora, demandante, despótica
en el presente, como lo fueron otrora con sus madres".
Por otro lado, Bases relata que tampoco son pocas las mujeres posmenopáusicas,
señoras de fulano o mengano, que a la vez que intentan ejercer una exacerbada función maternamente
retentiva que los y las vuelve impotentes, "visitan" a médicos clínicos, ginecólogos o cirujanos
plásticos en un intento desesperado de hacer volver atrás el calendario marital, negando así que ya
no es quien había sido en otro momento de su vida.
"Tampoco son pocos los hombres que ante su inminente jubilación, en el intento
de no reconocer la pérdida de la juventud, vanagloriándose de su potencia simbólica (el dinero),
salen al encuentro de jóvenes mujeres de piel tersa que les rememoran la de su madre, quienes los
hicieron sentir majestuosos cuando eran bebés".