Comúnmente se producen cambios en el sueño que están relacionados con la edad pero que pueden enmascarar otros trastornos que aparecen sólo con el transcurrir de los años.
Comúnmente se producen cambios en el sueño que están relacionados con la edad pero que pueden enmascarar otros trastornos que aparecen sólo con el transcurrir de los años.
Hay enfermedades médicas o psiquiátricas, en particular las que se relacionan con estados depresivos o sindromes dolorosos, que se asocian con trastornos del sueño y no es posible decir cuál se inició antes. La mayor parte de estas alteraciones se presentan después de los 60-65 años.
En este etapa de la vida encontramos un uso excesivo de medicamentos para dormir los que, generalmente, no son efectivos ni están bien prescriptos.Esto se debe a que muchas personas duermen mal por el aumento del número de despertares breves, por la presencia de trastornos respiratorios asociados a ronquidos y apnea, por movimientos periódicos de las piernas o, lo que es más simple, por hacer cenas copiosas.
Si podemos explicar a los ancianos que los trastornos que padecen están relacionados con procesos biológicos normales es probable que les evitemos preocupaciones innecesarias y que utilicen drogas innecesarias o contraproducentes.
La necesidad de sueño se modifica con el paso del tiempo. Llegamos a la vejez con una cantidad de sueño REM muy cercana al 20%, pero el sueño No REM ha disminuido en forma considerable, particularmente a expensas de sus etapas más profundas (la 3 y la 4).
Estas modificaciones dependen de cada individuo y de sus condiciones de vida y de salud. Tales cambios, en la mayoría de los casos conllevan a una disminución global de la cantidad total de horas necesarias de sueño.
Esta circunstancia vital, asociada a la escasa actividad que despliega una persona anciana, hace pensar que el sujeto padece de insomnio y acuden al médico con esa queja. La pregunta acerca de cuánto es necesario dormir es muy frecuente y la respuesta varía con cada individuo.
Quienes mantienen una vida activa, aun en edades avanzadas, no padecen problemas.
Debe tenerse en cuenta, como trastorno propio del paso de la edad, la posibilidad de aparición de ronquido y apneas en baja proporción (siempre en sujetos sanos).
No es recomendable el uso de tranquilizantes o inductores del sueño en personas de más de 65 años, justamente porque pueden producir decaimiento diurno y disminución de las funciones respiratorias durante el sueño.
Lo más apropiado para los mayores es encarar nuevas actividades que hagan del tiempo libre un espacio de vida útil y confortable, con distracciones y buenos momentos compartidos con personas queridas.
En la balacera ocurrida el domingo por la tarde sufrieron serias lesiones un efectivo de seguridad y un recluso que era trasladado a la cárcel tras una salida transitoria.
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