El Comité de Derechos Humanos de la Asamblea General de la ONU aprobó una
resolución que declara el 2 de abril como Día Mundial de Concientización sobre el Autismo, con el
objetivo de alertar acerca de este trastorno, cuya incidencia ha aumentado en todo el mundo. Según
estudios epidemiológicos realizados en diferentes países la prevalencia del autismo típico en la
población era de 4 a 5/10.000, pero que las alteraciones de lo que se llama espectro autista
(rasgos y conductas autistas agregados a otros trastornos severos del desarrollo y retrasos
mentales) son mucho más frecuentes y se encuentran en una proporción de 2 a 3/1.000. Actualmente se
evidencia un preocupante aumento de la incidencia de este severo trastorno del desarrollo humano en
la población infantil ya que 6 de cada 1000 niños/as menores de 10 años lo padecen.
En la actualidad no es posible curar el autismo pero el trastorno puede
mejorarse en la mayoría de los casos. La condena de las personas con autismo a la soledad, su
aislada reclusión, no es inapelable. Gracias a los desarrollos terapéutico-educativos de los
últimos años las personas con autismo pueden acceder a formas más equilibradas y placenteras, más
complejas, más abiertas, flexibles y significativas de experiencia humana.
El autismo comienza a manifestarse entre los 12, 18 meses y los 3 años y se
caracteriza por presentar alteraciones en las siguientes áreas del desarrollo:
Comunicación y lenguaje: pueden no presentar lenguaje ni otros códigos
comunicativos alternativos (gestos, miradas), llevar a los adultos de la mano para alcanzar lo que
quieren en vez de señalar, usar palabras sueltas para pedir o utilizar un lenguaje copiado de los
personajes favoritos de la TV., pueden parecer "sordos" y no darse vuelta cuando los llaman, no
entender consignas, no prestar atención al lenguaje o en los casos más leves no comprender chistes,
dobles sentidos y metáforas, necesitando hablar de temas de su interés sin percatarse del interés
de los demás, resultando obsesivos y monotemáticos.
Imaginación juego e imitación: en los casos más graves no juegan con nada,
pueden tener conductas repetitivas como golpear objetos, andar con algo en sus manos o boca,
pareciendo no interesarse por nada y deambulando sin sentido, no intentan imitar a otros. En los
casos no tan graves pueden presentar juegos estereotipados (apilar cosas, hacer rodar objetos
cilíndricos, acomodar en fila autitos u otros juguetes, fascinarse por el ventilador u otros
objetos giratorios, dar vuelta los autitos para hacele girar las ruedas). No realizan juegos
simulados (un palo de escoba como caballito, una caja de zapatos como camita para muñecas). En los
casos más leves presentan dificultades para juegos sociales, reglados, espera de turnos, juegos
imaginativos y creativos, pudiendo apegarse a películas, videos y otras actividades
repetitivas.
Anticipación y flexibilidad: tienden a realizar actividades repetitivas,
presentan dificultad para aceptar cambios en sus rutinas (pueden llegar a tener serias crisis
cuando se les cambia algo de lugar), en los casos más severos presentan conductas sin metas,
aleteos con los brazos, movimientos repetidos una y otra vez. Cuando son pequeños no levantan los
bracitos para que los alcen. Suelen querer ir siempre por el mismo camino o ver una y otra vez el
mismo video, o el mismo cuento.
Sus intereses son así limitados ya que la falta o dificultad para anticiparse a
los cambios los hace inflexibles y ritualistas.
Otras características comunes son la aparente insensibilidad ante el dolor, no
percepción del peligro, dificultades con el control de esfínteres (sobre todo anal), gran destreza
motriz, habilidad para construir rompecabezas, reconocer letras y números desde muy pequeños, tener
una exceso de actividad o todo lo contrario.
Suelen presentar accesos de llanto inexplicables o risitas inapropiadas;
dificultades para dormir, rabietas y gritos sin motivo aparente; asustarse con ruidos de aparatos
eléctricos; molestia con ciertas texturas de la ropa (se sacan los zapatos, no toleran algunos
abrigos); reacción desmedida ante algunos ruidos y ser muy selectivos con la comida. Los hábitos de
independencia tales como bañarse o cepillarse los dientes suelen estar alterados.
Berenice Luque
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